Enragés: y situacionistas en el movimiento de las ocupaciones, René Viénet

Capítulo 10

La perspectiva de la revolución mundial después del movimiento de las ocupaciones



 La I.S. ha sembrado viento. Recogerá tempestad.
				
				Internacional Situacionista, enero
1963

El movimiento de las ocupaciones ha repercutido inmediatamente en el mundo como un acontecimiento histórico de una importancia capital; como el comienzo de una época amenazadora, cuyo programa proclama la próxima muerte de todos los regímenes existentes. Al intranquilo estupor que ha creado, como en Francia entre los responsables y los portavoces de todas las clases dominantes, ha respondido enseguida un renacimiento del internacionalismo y una radicalización de las tendencia revolucionarias. La solidaridad de los obreros organizados se ha expresado de diversas maneras: los descargadores del puerto de Savons y Amberes se negaron a descargar las mercancías destinadas a Francia y los tipógrafos belgas prohibiendo el referéndum nacido muerto anunciado por De Gaulle el 24 de mayo al oponerse a la impresión de los boletines. Hacia mediados del mes de mayo, la Radical Students Alliance de Londres hacían llegar a Francia un aviso a los estudiantes y obreros, escrito en francés: "Nosotros también hemos soportado los bastonazos que pegaban los policías y los efectos del gas lacrimógeno; las traiciones por parte de nuestros llamados líderes no nos son desconocidas. El conjunto de todas estas experiencias nos es suficiente como prueba de la necesidad de solidarizarnos en la lucha viviente contra las estructuras a suprimir en la sociedad global, así como en las universidades... Pero, vosotros, camaradas, habéis conseguido impulsar esta lucha más allá de un examen de la universidad de clase, hasta una lucha unida a la de los obreros, una lucha que pretende la capitulación total de la sociedad capitalista... Unidos con vuestros camaradas en las fábricas, en los puertos marítimos y en las oficinas, habéis destruido el mito de la estabilidad de la Europa capitalista y, por consiguiente hacéis temblar los regímenes, así como la burguesía. En las Bolsas de Europa los capitalistas tiemblan, los profesores y los gerontócratas envejecidos dan vueltas a las palabras para explicar la acción de las masas... Camaradas, vosotros habéis reanimado las tradiciones de 1871 y de 1917, habéis dado al socialismo mundial un nuevo impulso." El Comité de Coordinación de la huelga de estudiantes de Columbia publicaba a principios de junio una octavilla que declaraba: "Desde hace más de dos semanas doce millones de trabajadores y de estudiantes franceses llevan una huelga general de masas contra el mismo tipo de condiciones que nosotros afrontamos en América... A pesar de los esfuerzos de los burócratas sindicales, comprendida la C.G.T. de dirección comunista para moderar el movimiento y para conseguir un compromiso con el empresariado y el gobierno gaullista los trabajadores han votado la continuación de la huelga general hasta la completa satisfacción de sus exigencias... Si ganamos en Francia esto dará una nueva vida al movimiento internacional que ya se perfila en Alemania del Oeste, en Italia, en Japón y hasta incluso en Estados Unidos. Cuando libremos aquí nuestras propias batallas ayudaremos a crear las condiciones para una victoria en Francia y en todas las partes del mundo. Su combate es nuestro combate. Los trabajadores y los estudiantes de Francia buscan entre nosotros en América una respuesta a su primer paso de gigante en la batalla por una nueva sociedad."

Las barricadas y los cocktails Molotov de los estudiantes de Berkeley, los mismos que habían lanzado la agitación universitaria tres años antes, respondieron al final de junio. A mediados de mayo se formó una organización revolucionaria entre la juventud austríaca con este simple programa: "Hacer como en Francia." Al final del mes tuvieron lugar ocupaciones de locales en Alemania, Estocolmo, en Bruselas y en Londres por la Escuela de Bellas Artes de Hornsey. El 31 de mayo se levantaron barricadas en Roma. En junio, los estudiantes de Tokyo, siempre tan combativos, y dispuestos a transformar el barrio de las universidades en "Barrio Latino" ocuparon sus facultades y las defendieron contra la policía. Ni siquiera Suiza fue perdonada: los días 29 y 30 se desencadenaron motines en Zurich; centenares de manifestantes, provistos de adoquines y de cocktails Molotov, tomaban al asalto el cuartelillo principal de la policía. "Las violentas manifestaciones de Zurich, señalaba Le Monde del 2 de julio, han provocado un cierto estupor. Muchos suizos creían su país al abrigo del movimiento de protesta que afluye sobre Europa han sido perturbados en su sosiego." La lucha en los países capitalistas han reactivado naturalmente la agitación de los estudiantes contra los regímenes dictatoriales y en los países sub-desarrollados. Al final de mayo hubo enfrentamientos muy violentos en Buenos Aires, en Dakar, en Madrid y una huelga de estudiantes en el Perú. En junio los incidentes se extendieron al Brasil; en Uruguay -donde debían culminar en una huelga general-; en Argentina, en Turquía, donde las universidades de Estambul y Ankara fueron ocupadas y cerradas sine die y hasta en el Congo donde los alumnos de segunda enseñanza exigieron la supresión de los exámenes.

La más importante de las consecuencias inmediatas del movimiento francés fue una primera conmoción del poder de las clases burocráticas en Europa del Este, cuando los estudiantes yugoslavos, al principio de junio, ocuparon la Universidad de Belgrado. Los estudiantes formaron comités de acción; denunciaron la propiedad burocrática sobre la sociedad; reivindicaron la autogestión auténtica como libertad y como abolición de clases; votaron el mantenimiento de la denominación de "Universidad Karl Marx". Se dirigieron a los obreros: "Estamos indignados por las enormes diferencias sociales y económicas en nuestra sociedad... Estamos por la autogestión, pero en contra del enriquecimiento de los particulares a expensas de la clase obrera". Su movimiento encontró una gran aprobación entre los obreros. Como en la Sorbona, "varios obreros tomaron igualmente la palabra en un interminable mitin en la facultad de filosofía en donde los oradores se relevaban sin cesar en medio del entusiasmo general" (Le Monde, 7 de junio). El régimen se vio amenazado de muerte. La autocrítica demagógica y las concesiones lacrimosas de Tito, que hablaba de irse si no llegaba a satisfacer las justas reivindicaciones enunciadas, hacen ver la debilidad de la burocracia yugoslava y su pánico. Ya que sabe muy bien que las reivindicaciones radicales del movimiento, cualquier juego momentáneo que hayan dejado al personaje de Tito, significan nada menos que su liquidación como clase dominante y la revolución proletaria que allí como en otras partes vuelve al día. Las concesiones de los burócratas se acompañaron clásicamente con la dosis de represión que podían pagarse y con las acostumbradas calumnias que traducían la realidad inversa de su ideología: la liga llamada de los Comunistas denunció entonces a los "radicales de extrema izquierda... ávidos de destruir el régimen democrático y la autogestión". Incluso Le Monde (del 12 de junio) percibió que se trata "de la más importante alerta que el régimen haya conocido en el interior después de la guerra". 1

Francia permanece también en la cadena volcánica de la nueva geografía de las revoluciones. No hay nada arreglado. La erupción volcánica no llegó por una crisis económica, sino al contrario, ha contribuido a crear una situación de crisis en la economía. Lo que se atacó de frente en mayo fue la economía capitalista que funcionaba muy bien; pero esta economía, una vez perturbada por las fuerzas negativas de su superación histórica, debe funcionar menos bien: se vuelve más odiosa y fortalece así "el lado malo", la lucha revolucionaria que la transforma. El medio estudiantil se ha convertido en una plaza fuerte del desorden en la sociedad francesa; y esta vez ya no se trata de un desorden de la juventud separada. Los grandes aparatos burocráticos de encuadramiento de la clase obrera han pagado muy caro su victoria sobre la huelga: muchos obreros les han comprendido. En cuanto a los pequeños partidos izquierdistas, aparentemente reforzados -y cuanto más por abusiva disolución policiaca- están desde ahora virtualmente condenados: el discreto nido de cangrejos que constituyen se ha propagado ante los flahesdurante la huelga, pero siempre andando hacia atrás.

Cuando la perspectiva de la revolución mundial reapareció en Francia, no solamente recuperaba un inmenso retraso -su medio siglo de ausencia- sino que incluso tenía por este hecho ciertos aspectos prematuros. El movimiento de las ocupaciones ha llegado, antes de vencer al poder estatal al que se enfrentaba, mientras que los demás movimientos revolucionarios, excepto aquel de 1905, sólo llegaron después. Los destacamentos armados a disposición del gobierno no habían sido derrotados. Y por lo tanto, la incautación de ciertos edificios, su notoria distribución entre diferentes grupos subversivos no iban sin evocar algunos rasgos de Barcelona del verano de 1936. Por primera vez en Francia, el Estado ha sido ignorado: esto fue la primera crítica en actos del jacobinismo, que ha sido durante tanto tiempo el mal sueño de los movimientos revolucionarios franceses, comprendida la Comuna. Es decir, que a la repentina vuelta de la especificidad revolucionaria francesa -otra vez aún, las barricadas de París despertando a Europa- se mezclaban elementos radicalmente nuevos. Lo mismo que no era bastante ignorar solamente al Estado, seguramente aún no había perspectivas bastante claras. La teoría revoluciona coherente, la poseía demasiado poca gente y su comunicación en las masas debía superar condiciones extremadamente desfavorables: al lado de poder de información espectacular del orden existente, de las burocracias contra-revolucionarias que todavía sólo habían sido desenmascaradas por muy poca gente. Tampoco hay que extrañarse de las numerosas debilidades del movimiento, sino más bien maravillarse de su fuerza.

Se ha confirmado la teoría radical. Se ha reforzado inmensamente. Ahora debe hacerse reconocer por todas partes por lo que es, romper todos los nuevos esfuerzos de los recuperadores en situación desesperada. Los que la tienen, no deben hacer ninguna concesión. Tienen que volverse más exigentes, a partir de la posición de fuerza que la historia les da. Nada de este lado del poder internacional de los consejos obreros debe satisfacerles; no podrán reconocer ninguna fuerza revolucionaria fuera de las organizaciones consejistas que se van a formar en todos los países. Las condiciones objetivas de la revolución revelaron su presencia desde que la revolución recomenzó a hablar como potencia subjetiva. Aquí se ha alumbrado un brasero que no se apagará. El movimiento de las ocupaciones ha matado el sueño de todos los amos de la mercancía y la sociedad espectacular ya no podrá dormir jamás.

1. Desde entonces, la revuelta de los estudiantes mexicanos ha superado en amplitud todas las demás respuestas a nuestro movimiento de las ocupaciones. Se trata en el caso de México de un país recién salido del subdesarrollo. (Nota añadida en octubre de 1968. R.V.)

René Viénet: Enragés: Y situacionistas en el movimiento de las ocupaciones. Miguel Castellote, Ed., Madrid, 1978.


9. El restablecimiento del estado

1. El regreso de la revolución social

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