Sobre nuestros medios y nuestras perspectivas

Constant


Publicado originalmente en francés en Internationale Situationniste, # 2, diciembre 1958. Traducción extraída de Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999.


Los tres documentos que siguen son las notas de un debate abierto por Constant en la I.S., en el mes de septiembre. El segundo texto es la respuesta que precisa la posición del comité de redacción de la revista tras una discusión con Asger Jorn.

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Al releer los escritos de Jorn ("Contra el funcionalismo", "Estructura y cambio", etc.) me parece evidente que algunas ideas expuestas en ellos deben ser directamente atacadas. Estas ideas, como su actividad pictórica, me parecen indefendibles frente a la concepción de lo que puede ser el urbanismo unitario. En cuanto a la historia del arte moderno, Jorn subestima la importancia positiva del dadaísmo y sobrevalora el papel de los románticos (Klee) en la antigua Bauhaus. Su aproximación a la cultura industrial es ingenua y la imaginación pertenece para él al individuo aislado.

Me gusta tan poco el primitivismo individualista en pintura como la abstracción o la arquitectura llamadas frías, aunque se quiera enfatizar una controversia que es falsa y artificial entre estos dos movimientos.

La cultura industrial y maquinista es un hecho incontestable, y los procedimientos artesanales, incluida la pintura de ambas tendencias (la concepción de un arte "libre" es un error), están condenados.

La máquina es un útil indispensable para todo el mundo, incluso para los artistas, y la industria es el único medio para satisfacer las necesidades de la humanidad a escala mundial, incluyendo las necesidades estéticas.

Ya no se trata de "problemas" para los artistas, es la realidad que no pueden ignorar impunemente.

Quienes desconfían de la máquina y quienes la glorifican muestran la misma incapacidad para utilizarla.

El trabajo maquinista y la producción serial ofrecen posibilidades de creación inéditas, y quienes sepan poner estas posibilidades al servicio de una imaginación audaz serán los creadores de mañana.

Los artistas tienen la tarea de inventar nuevas técnicas y de utilizar la luz, el sonido, el movimiento y en general todas las innovaciones que puedan influir en los ambientes.

Sin esto la integración del arte en la construcción del hábitat humano sigue siendo tan quimérica como las proposiciones de Gilles Ivain.

Diez años nos separan de Cobra, y la historia del arte llamado experimental nos muestra sus errores.

Hace seis años que extraje esta consecuencia, abandonando la pintura y lanzándome a una experimentación más eficaz relacionada con la idea de un hábitat unitario.

Creo que las discusiones deben orientarse hacia este punto, que me parece decisivo para el desarrollo de la I.S.

2

Ninguna pintura es defendible desde el punto de vista situacionista. Este tipo de problema ya no se plantea. Hablamos en todo caso de una pintura dada aplicable a tal construcción. Tenemos que buscar más allá de las expresiones divididas, e incluso más allá de todo espectáculo (por complejo que éste pueda llegar a ser).

Evidentemente, al no poder actuar más que a partir de la realidad de la cultura presente, nos arriesgamos a la confusión, al compromiso y al fracaso. Si la actualidad artística llegara a hacer dominantes algunos de sus valores dentro de la I.S., las verdaderas experiencias culturales de la época se emprenderían en otro lugar.

Todo arte que quiera aferrarse a una libertad artesanal superada está perdido de antemano (Jorn ha señalado en alguna parte este aspecto reaccionario en la Bauhaus). Un arte libre en el futuro debe ser un arte que domine y emplee todas las nuevas técnicas de condicionamiento. Fuera de esta perspectiva no existe más que la esclavitud del pasado reanimado artificialmente y del comercio.

Aparentemente todos estamos de acuerdo sobre el papel positivo de la industria. El desarrollo material de la época ha producido la crisis general de la cultura y la posibilidad de invertirla en una construcción unitaria de la vida práctica.

Aprobamos la fórmula "Quienes desconfían de la máquina y quienes la glorifican muestran la misma incapacidad para utilizarla". Pero añadiremos: "y para transformarla". Hay que tener en cuenta una relación dialéctica. La construcción de ambientes no es sólo la aplicación de un plano artístico a la existencia cotidiana permitida por el progreso técnico. Es también un cambio cualitativo de la vida, susceptible de comportar una reconversión permanente de los medios técnicos.

Las proposiciones de Gilles Ivain no se oponen en ningún punto a estas consideraciones sobre la producción industrial moderna. Están hechas, por el contrario, sobre esta base histórica. Si son quiméricas, es en la medida en que no disponemos concretamente de los medios técnicos actuales (y que ninguna forma de organización social es capaz todavía de hacer una utilización experimental "artística" de los mismos); no porque no existan o porque los ignoremos. En este sentido, creemos en el valor revolucionario de tales reivindicaciones momentáneamente utópicas.

El fracaso del movimiento Cobra, así como su fama póstuma entre un cierto público, se explican por el término "arte pretendidamente experimental". Cobra creía que era suficiente con tener buenas intenciones, el eslogan de un arte experimental. Pero de hecho, en cuanto se encuentra dicho eslogan comienzan las dificultades: ¿qué puede ser, y cómo realizar, el arte experimental de nuestra época?

Las experimentaciones más eficaces tenderán hacia un hábitat unitario, no aislado y estático, sino en relación con las unidades transitorias de comportamiento.

3

Me parece que el punto culminante de nuestra discusión se sitúa en el uso que proponemos de la cultura presente.

Por mi parte, estimo que el peculiar carácter de la construcción de ambientes excluye las artes tradicionales como la pintura y la literatura, utilizadas hasta el límite, incapaces ya de revelación alguna. Estas artes ligadas a una actitud mística e individualista son inutilizables para nosotros.

Debemos entonces inventar nuevas técnicas en todos los campos, visuales, orales, psicológicos, para unirlos más tarde en la actividad compleja que engendrará el urbanismo unitario.

La idea de reemplazar las artes tradicionales por una actividad más amplia y más libre ha marcado todos los movimientos artísticos de este siglo. Desde los "ready-made" de Duchamp (a partir de 1913), una serie de objetos gratuitos en los que la creación está estrechamente ligada a un comportamiento experimental, ha atravesado la historia de las escuelas artísticas. Dada, el surrealismo, "de Stijl", el constructivismo, Cobra, la Internacional Letrista, han buscado técnicas que superasen la obra de arte. A lo largo de las oposiciones aparentes entre los diversos movimientos de este siglo, es eso lo que tienen en común. Y he aquí el verdadero desarrollo de la cultura presente, ahogada por el ruido de los resultados aproximativos de la pintura y de la literatura, que arrastran su agonía hasta nuestros días.

La historia del arte moderno ha sido falseada hasta niveles increíbles por intereses comerciales. Ya no podemos ser tolerantes. En cuanto a la cultura actual, aunque también debemos rechazarla en su conjunto, hay que distinguir seriamente entre lo verdadero y lo falso, entre lo que es utilizable por el momento y lo que es comprometedor.

Creo que las investigaciones puramente formales son muy utilizables si se apropian para transformarlas según nuestros fines.

Dejemos a los sepultureros oficiales la triste faena de enterrar los cadáveres de las expresiones pictóricas y literarias. La desvalorización de lo que ya no nos sirve no es asunto nuestro; otros se ocupan de ello.

 

archivo situacionista 

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