MEMORIA

Asociación Cultural Feminista La Eskalera Karakola (EKKA)

 

Centro Social Feminista Okupado (Embajadores 40) 1996-2005

Centro Social Feminista (Embajadores 52) a partir de marzo de 2005

 

Esta memoria aparece ampliamente desarrollada en distintos documentos en www.sindominio.net/karakola

 

1. Nueve años de historia (1996-2005)

 

La EKKA inició su andadura en la antigua panadería de la C/ Embajadores nº 40, en Noviembre de 1996, si bien su historia como asociación constituida legalmente es más breve. Esta asociación fue constituida por un grupo de mujeres con la idea de crear un espacio colectivo para experimentar nuevas formas de relación entre mujeres a través del desarrollo de distintas actividades culturales, artísticas y de la propia gestión de una casa, el edificio de Embajadores 40, y sus usos. El centro de la actividad de esta asociación ha sido la promoción de la participación ciudadana de las mujeres a través de la autoorganización y la realización de distintas actividades formativas, políticas, sociales, culturales, artísticas, etc. y en el contexto más amplio del movimiento vecinal, de las redes de grupos de mujeres y de los movimientos sociales tanto en Madrid como en España y en el extranjero.

 

Muchas son las mujeres, ideas y proyectos que han impregnado esta asociación y este centro a lo largo de estos 8 años.  Además, hay que tener en cuenta que la participación de la EKKA no se ha circunscrito a su antigua o nueva sede, sino que se ha desarrollado en distintos foros más allá de su ubicación como centro de mujeres.

 

Desde nuestro punto de vista, tres son los ejes o palabras clave que guían este viaje que comenzó en una fría noche de noviembre de 1996: Autonomía, feminismo y autogestión. Fomentar procesos de independencia entre las mujeres y facilitar que sean ellas mismas las que impulsen, desarrolen y se autoorganizen para debatir y actuar colectivamente sobre sus problemas.

 

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Pintando la puerta de Embajadores 40, 1996

 

Desde la puesta en marcha del centro se han realizado numerosos talleres y actividades, pero no tantos como hubiese sido posible si la casa se hubiese encontrado en mejores condiciones físicas de la primera ubicación de la EKKA. Aun así, una constante durante todos estos años ha sido también la de no quedarnos sólo dentro de los muros de la Karakola sino actuar tanto en el espacio más cercano que nos rodea, esto es, el barrio de Lavapiés, como en el resto de los asuntos y entornos en los que considerábamos teníamos algo que decir.

 

Como antes señalábamos, muchos son los proyectos realizados en estos años, tanto en lo que podríamos denominar actividades de tipo cultural y formativo como talleres de yoga, teatro, fotografía, talleres de escritura, de carpintería, etc. como en otros orientados a la intervención sociopolítica. Desde el centro se ha facilitado la constitución de un espacio lúdico a la par que un experimento de socialización diferente. En este sentido, se han sucedido diversos proyectos de autofinanciación de las actividades a través de pequeñas iniciativas de encuentro: el bar, el comedor vegetariano o la tetería han mantenido siempre este espíritu.

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Actuación en Embajadores 40, 2004

 

El pensar la violencia, tanto física como simbólica, contra las mujeres ha centrado debates, acciones y campañas impulsadas en/desde este espacio de diversas maneras: desde lo más cercano, como participar en una red de apoyo a una mujer que sufre un acoso; la denuncia de la violencia (terrorismo) de género mediante nuestra participación en los 7 Días de Lucha Social de julio de 2000, formando parte de la red Rompamos el Silencio; o la campaña de denuncia en nuestro barrio con varias manifestaciones de mujeres reclamando el espacio público como un espacio nuestro y por nuestro derecho a sentirnos seguras en él, son solo algunos ejemplos. La EKKA, se ha integrado, así mismo, en campañas e iniciativas públicas promovidas por las redes de mujeres que operan en este campo de intervención. Hay que señalar, aquí, que algunas de nuestras iniciativas en la forma de visibilizar y denunciar la violencia contra las mujeres han sido retomadas por otros grupos de mujeres, como ejemplo, grupos de mujeres de Barcelona que han adaptado la idea de la campaña contra la violencia que nosotras impulsamos aquí en Lavapiés y en Madrid.

 

El pensar las transformaciones que se han producido en el ámbito del trabajo en el capitalismo tardío es otra de las preocupaciones que han hecho surgir proyectos desde el centro que promueve la asociación EKKA y hacia el exterior, así surgió en Noviembre de 1999 el proyecto «Sexo, mentiras y precariedad». El objetivo de este proyecto era analizar las condiciones del trabajo de las mujeres e impulsar cambios en esta temática agrupando a distintas mujeres.

 

En la misma línea, pero más recientemente (2002), ha echado a andar un nuevo proyecto para analizar las condiciones de trabajo en las que muchas de nosotras nos vemos insertas; el grupo de trabajo se llama «Laboratorio de trabajadoras» y la experiencia que han puesto en práctica Las Derivas:

 

«Somos precarias, lo que significa decir alguna cosa buena (acumulación de múltiples saberes, conocimientos y capacidades a través de unas experiencias laborales y vitales en construcción permanente), muchas malas (vulnerabilidad, inseguridad, pobreza, desprotección social) y la mayoría ambivalentes (movilidad, flexibilidad). Pero nuestras situaciones son tan diversas, tan singulares que nos resulta muy difícil hallar denominadores comunes de los que partir o diferencias claras con las que enriquecernos mutuamente. Nos resulta complicado expresarnos, definirnos desde el lugar común de la precariedad. (...) Necesitamos comunicar las carencias y excesos de nuestra situación laboral y vital a fin de escapar de la fragmentación neoliberal que nos separa, debilita y nos convierte en víctimas del miedo, de la explotación o del egoísmo del sálvese quien pueda. Pero sobre todo queremos hacer visible la construcción colectiva de otras posibilidades de vida a través de una lucha conjunta y creativa.»

 

Este proyecto, el de Precarias a la Deriva, ha ganado el reconocimiento de numerosos grupos de mujeres, instituciones y centros de estudio de la mujer.

 

Otra de los campos de intervención que se han trabajado en forma de taller ha sido la del racismo. Desde el «Taller de herramientas contra el racismo» (1999), una iniciativa socioeducativa que se ha desplazado a distintos centros de enseñanza y asociaciones, se intentó poner en cuestión la producción de del racismo cotidiano desde la articulación entre éste y otras formas de discriminación, particularmente, el sexismo.

 

Este taller ha sido puesto en práctica en espacios de ámbito vecinal (varias asociaciones de vecinos), así como en el ámbito educativo (colegios e institutos). En la misma línea se sitúa el taller «Encuentro y Contraste» realizado junto a mujeres inmigrantes en 1998. Pero nuestra preocupación por el tema del racismo no solo se centra en la realización de talleres en los que visibilizar y denunciar la experiencia del racismo, La Eskalera Karakola ha tomado parte activa en el apoyo a las asociaciones de inmigrantes que existen en nuestra ciudad.

 

Otra constante en el trabajo de la Eskalera Karakola ha sido la de mantener abiertos espacios de reflexión, en un intento de colectivizar el conocimiento, en particular el conocimiento feminista. Este trabajo se ha realizado en dos frentes fundamentalmente, por un lado la «Escuela de feminismo(s)», por otro la «Casa de la diferencia» (2001-2002), ambas experiencias alentadas por la misma concepción feminista que tan bien expresó Audre Lorde:

 

«Estar juntas las mujeres no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres gay no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres negras no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres lesbianas negras no era suficiente, éramos distintas. Cada una de nosotras tenía sus propias necesidades y sus objetivos y alianzas muy diversas. La supervivencia nos advertía a algunas de nosotras que no nos podíamos permitir definirnos a nosotras mismas fácilmente, ni tampoco encerrarnos en una definición estrecha (...). Ha hecho falta un cierto tiempo para darnos cuenta de que nuestro lugar era precisamente la casa de la diferencia, más que una diferencia en particular.»

 

Este texto, que también podemos encontrar en la presentación del último de los talleres mencionados, ejemplifica perfectamente la idea con la que surgió. La «Casa de la diferencia» es un taller para el estudio de sexualidades diversas, de géneros confusos, difusos y todo aquello que consigue a veces descolocarnos y otras recolocarnos en los temas que giran en torno a la sexualidad; visibilizar el lesbianismo, la transexualidad, transgénero, intersexualidad..., desde una perspectiva política y feminista que no (re)huye tratar todos estos temas desde la noción clara de la diferencia para intentar articular y construir sobre ella. El objetivo: afrontar la discriminación que hoy siguen sufriendo muchas personas por su identidad y orientación sexual.

 

En las diferentes etapas de la «Escuela de feminismo(s)», como antes señalábamos, ha sido una constante el intento por colectivizar el saber feminista. Resulta más que evidente que las diferencias en el conocimiento son un producto social jerarquizado y valorizado de forma desigual y que todo aquello que interviene en su construcción (la clase, la raza, la sexualidad... ) no es en modo alguno inocuo. En este punto, como por otro lado en toda nuestra trayectoria, resulta fundamental pensar en los conocimientos situados y las perspectivas parciales, un concepto de Donna Haraway [una de las autoras leídas en esta nuestra escuela]. Esta idea cuestiona el objetivismo como forma de conocer aparentemente desde ningún lugar y el cinismo que ve en todo perspectivas perversas o pervertidas y un juego de significantes.

 

Los conocimientos situados favorecen la parcialidad y de este modo dan lugar a conexiones y aperturas inesperadas. Con este espíritu de lectura, debate y producción nos hemos acercado a distintos textos, propios y ajenos, para aclarar entre todas el sentido de los planteamientos de algunas autoras. Pero estos espacios de reflexión no han sido los únicos de los que hemos participado. Fuera de los muros de la EKKA hemos participado y/o participamos de otros espacios de reflexión, debate y acción. Desde la visión que nos han dado nuestros nuevos instrumentos (herramientas), desde el conocimiento situado de las realidades circundantes hemos sacado nuestras propuestas fuera de la casa y hemos impregnado otros espacios con una perspectiva feminista y antidiscriminatoria, al tiempo que nos hemos dejado empapar de las propuestas, análisis e ideas de las gentes y grupos que unían sus fuerzas a las nuestras en estas redes de participación ciudadana. Así, solo por mencionar algunas, hemos tenido activas participaciones en la Red de Lavapiés, espacio fundamental de actuación en nuestro entorno más próximo, en la Coordinadora de Grupos 8 de Marzo, desde la que año tras año se convoca a la manifestación para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, la coordinadora que impulsa Día del Orgullo lesbiano (lésbico), transexual y gay (28 junio) y otros espacios e iniciativas de colaboración.

 

La Eskalera Karakola está en Lavapiés, pero también en otros nodos de este mundo globalizado, y así se pudo comprobar en las Jornadas Feministas (Córdoba 2000)  de la Federación de Organizaciones Feministas del Estado Español, unas jornadas en las que participamos en y con talleres y ponencias, pero al mismo tiempo la Eskalera Karakola es lugar de encuentro como pudimos comprobar en la NOISE European Summer School in Women¹s Studies que se celebró en Madrid en Septiembre de 2001.  La Eskalera Karakola fue una de las sedes de esta actividad académica.

 

 

Exposición fotográfica sobre la historia de La Esklaera Karakola en Embajadores 40, 2003

 

Más recientemente y en parte motivado por nuestro interés en conservar y rehabilitar la vieja panadería que ocupabamos (Embajadores 40), pero también porque nos preocupa cómo pensar el urbanismo y la geografía urbana de una manera distinta, hemos pasado a formar parte junto con otros grupos de mujeres como el Colectivo de Mujeres Urbanistas del foro Mujer y Urbanismo auspiciado por el Colegio de Arquitectos. Junto a Mujeres Urbanistas hemos organizado diversos talleres para hablar con las mujeres de «el barrio que queremos». El más reciente se celebró en 2004.

 

Ha sido también a través de redes como hemos difundido nuestras ideas, desde el arduo y duro trabajo que ha supuesto para nosotras (y sigue suponiendo) no ya la utilización de ese prodigio de la comunicación que es Internet, sino el intento de creación colectiva y aprendizaje a través de la puesta en marcha del área telemática y nuestra página web, apostando también desde el ciberespacio por proyectos autónomos que fomenten la comunicación horizontal y el pensamiento crítico. Por eso la Karakola se inserta en redes virtuales que favorecen la reflexión y la cooperación en internet, y lo hace a partir de la experiencia que proporciona Sindominio. Otro interesantísimo proyecto de comunicación que potenciamos junto con otros grupos de mujeres es una publicación llamada Mujeres Preokupando; esta publicación de periodicidad anual que comenzara su andadura en 1997 tiene una coordinación rotativa, esto es cada número es coordinado por un colectivo en una ciudad española distinta a partir de las aportaciones vertebradas en distintos lugares. La Eskalera Karakola hasta el momento ha coordinado el nº 2, publicado en el año 1999.

 

Cabe señalar aquí aunque simplemente sea a modo de pinceladas, algunos encuentros que se podrían englobar en lo que hoy se identifica bajo el lema «otro mundo es posible», hablamos del movimiento por otra globalización. Cronológicamente hablando, nuestra participación en este movimiento comienza (como Eskalera Karakola) en el año 1996 con el «II Encuentro internacional contra el neoliberalismo y por la humanidad» realizado en Madrid (una de sus sedes); la mesa de género de este encuentro se realizó en La Eskalera Karakola y en la propuesta de trabajo se incluyeron tres grandes bloques de temas: 1. El neoliberalismo como expresión del patriarcado, 2. Educación en un mundo patriarcal, crisis y conflicto, 3. Sexualidad y Género y como se anunciaba en la propuesta.

 

Fachada de Embajadores 40, 2002

 

Dando un salto en el tiempo, un tiempo repleto de intervenciones, cabe destacar la participación de La Eskalera Karakola en el FST (Foro Social Trasatlántico) que tuvo lugar en mayo de 2002 , en el que La Eskalera Karakola tomó parte, junto a otros grupos de mujeres, en la organización del recipiente con voces de mujer, dentro del FST. Finalmente señalar nuestra participación en el FSE (Foro Social Europeo) celebrado en Florencia (Italia) en Noviembre de 2002 y en París (Francia) en 2003. La Karakola está integrada en distintas redes de mujeres y está vinculada con distintos grupos de diversos países como NextGenderation (red transnacional de estudios de género), Les Pénélopes (red transnacional de producción de comunicación con una perspectiva de génro), Sexy Shock (Italia), Mujeres Creando (Bolivia), Radio Paca, Centre de Cultura Francesca Bonmaison, etc.

 

Pero sin duda alguna el proyecto que marcó un hito dentro de las actividades del centro y la asociación y que a su vez supuso un acercamiento tanto al barrio como a los objetivos que persigue este proyecto, así como un espaldarazo a los pilares que cimientan nuestra iniciativa sociopolítica, fue la organización, junto al SCI (Servicio Civil Internacional), de un Campo Internacional de Trabajo que durante el verano de 1999. Este campo estaba dirigido a rehabilitar la casa de Embajadores 40. Las obras, un auténtico taller formativo para mujeres, estuvieron asesoradas y guiadas por un grupo de expertos/as, arquitectas, aparejadores, etc.

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Obras de rehabilitación del tejado de Embajadores 40, 1998.

 

Esta iniciativa demostró cómo el urbanismo y la rehabilitación pueden ser procesos participativos. Las mujeres que en aquel entonces habitábamos la casa junto con mujeres que vinieron desde diversas partes del mundo (Austria, Bélgica, Escocia, Finlandia, Italia, Polonia o USA) acondicionamos y recuperamos los espacios poniendo en práctica conocimientos de albañilería, carpintería, fontanería, etc.

 

El proceso de la EKKA en Embajadores 40 dio lugar a un importante proceso reivindicativo. En él, los grupos de mujeres, asociaciones vecinales, movimiento sociales, de la mano del Consejo de la Mujer y otras fuerzas políticas reclamaron la rehabilitación y expropiación de Embajadores 40 y su transformación en una dotación para el barrio y la ciudad: un centro de mujeres. Finalmente el proceso se saldó con el realojo de La Eskalera Karakola a Embajadores 52 (más información en ww.sindominio.net/karakola).

 

Manifestación en Madrid en apoyo de La Eskalera Karakola y por los espacios de mujeres, 2004

 

Los bajos de este edificio servirán de sede a este nuevo centro, hoy por hoy en fase de construcción.

 

 2. Espacios para la vida cotidiana. Fundamentos del proyecto

 

Proponemos mantener y mejorar un espacio feminista autogestionado por y para mujeres en el barrio de Lavapiés. Este espacio es ya una realidad que tiene que arrancar en su nueva ubicación: Embajadores 52.

 

¿Por qué un centro feminista?

 

El espacio urbano se esconde en una opaca neutralidad. Nos movemos en él con tal naturalidad que nos cuesta darnos cuenta de que el espacio no es neutral sino producto de decisiones y políticas, luchas y reivindicaciones, una acumulación de la historia y una encarnación del poder. Nos forma y transforma; somos moldeadas por los espacios que atravesamos, que estructuran nuestro cotidiano, que determinan con quien nos encontramos y en que términos. Así el espacio en que vivimos es algo íntimo, que constituye nuestras subjetividades, a la vez que el espacio urbano, la calle, las plazas, son «lo publico» par excellance, ámbito histórico de lo que se reconoce como política.

 

Explicitar esta unidad, esta no diferenciación, entre «lo publico» y «lo personal» e insistir en que es en este complejo ámbito que se hace la política es, como tantas luchas feministas, un proyecto de hacer visible lo invisible, desnaturalizar lo que pase por «natural». Como es revelar la economía oculta del trabajo domestico o la angustia escondida de la violencia sexual. Hablar del espacio como feminista es una cuestión de valorar y politizar lo cotidiano: reconocer que lo que experimentamos cada una la precariedad, la violencia, las pequeñas molestias, el aislamiento es de lo que está construido el orden productivo y reproductivo, y también es de donde surge la resistencia. Crear nuestros propios espacios es insistir en nuestra potencia de transformar la ciudad y de transformarnos a nosotras mismas. Es insistir que la ciudadanía es una práctica cotidiana que se construye colectivamente en la habitación, activa y consciente, del espacio.

 

Así que cuando hablamos de un espacio feminista, hablamos de un espacio en el que lo cotidiano sea reconocido y abordado en su condición política, y donde lo político se manifiesta cotidiano: sacado de las alturas, la abstracción, la alienación, y ocupado como un espacio de la vida. Politizar la vida cotidiana, las relaciones, el trabajo, el barrio, requiere un espacio desde donde poder desarrollar el conocimiento colectivamente, desde donde el que poder reflexionar y pensar, desde el que poder organizar y experimentar con nuevas formas, nuevas intervenciones.

Intervención a cargo de la Operación Rosa, durante las movilizaciones en contra de la guerra de Irak, 2004

 

Vivir la vida como política es un desafío potente que sigue la línea de tantas luchas feministas, antirracistas y antihomófobas que han insistido en no asumir ni la violencia ni la exclusión ni las molestias como algo «normal». Si estas luchas ya han logrado cambios importantes en la vida y en la sociedad, es debido a los muchos años de peleas y  apuestas por lo colectivo. Pero no nos dejemos engañar: queda mucho por hacer.

 

Nos vemos ante problemas innumerables, entre ellos el empleo cada vez más precario, la vida cada vez más cara, la privatización de los servicios sociales y de los espacios públicos. Bien sabemos que son las mujeres principalmente las que sufren los efectos de estos males: sobrecargadas con empleos múltiples y con las tareas domésticas y de cuidado que son, tras décadas de lucha feminista, todavía coto casi exclusivamente de las mujeres. Las mujeres, las personas precarias, l@s migrantes llevan el peso de cada recorte social. La vivienda, gracias a la especulación, es carísima. El empleo es escaso y precario y la formación, cuyo acceso hoy se recorta, no se conforma como una solución sino como un aplazamiento del problema. El servicio sanitario es escaso y está saturado. Apenas hay guardarías, ni mucho menos equipamientos para cuidar a los mayores. Y, para quien tiene tiempo, el ocio se limita, por falta de espacios públicos, al consumo, que también es caro, además de aburrido y condescendiente. Las instituciones y la publicidad nos invitan a pensar toda esta situación como una serie de problemas de gestión individual.

 

No lo son. Hay que insistir una vez más: en esta cotidianidad está lo político. Pero para que se pueda reconocer como tal, para que se puedan tender puentes y romper el aislamiento de cada una, para que esto se pueda concebir como una práctica de la ciudadanía, tiene que haber espacios para reunirnos, vernos, reconocernos. Tienen que ser espacios públicos, abiertos a todas, desde los que continuar el apasionante trabajo de formar lazos y relaciones entre personas diversas. Tienen que ser espacios comunes porque el tejido social se crea en el telar de lo compartido. Y cuanto mejor equipados estén estos espacios, menos tendrán que dedicarse sus habitantes y usuarios a pelear contra los muros que se les caen encima.

 

 

Proyección del documental sobre la historia de La Eskalera Karakola, 2004

 

La Eskalera Karakola lleva ya nueve años manteniéndose como uno de ellos, aunque para ello ha tenido que luchar contra la precariedad física, legal, política, y ahora contra la falta de recursos adecuados para poner en marcha un centro adecuado para desarrollar las actividades programadas (ver apartado 3).

 

El proyecto que proponemos para el nuevo espacio de Embajadores 52 aumentaría las funciones y posibilidades de un espacio social en constante constitución. Se trata de una apuesta de habilitar más infraestructuras, y así crear una comunidad cada vez más amplia que las utilice y las mantenga. Un auditorio, una biblioteca, un centro informático: a parte de ser necesidades urgentes en el barrio, también son cosas que, de maneras diversas, crean comunidad en torno a su uso. La necesidad que experimentan las mujeres por sitios públicos, de reunión y participación adaptados a sus deseos y abiertos a su iniciativa justifica la promoción y habilitación de este centro y de las infraestructuras que hoy precisa.

 

Obras en la nueva ubicación del centro en Embajadores 52, septiembre de 2005

 

Mantener un espacio donde las mujeres puedan cultivar alianza es necesario porque la falta general de espacios para reunirnos es más aguda aún en el caso de las mujeres, que por estar pendientes de trabajos precarios o confinadas en casa por trabajos domésticos, por sentirse amenazadas por la calle o por verse marginalizadas dentro de organizaciones políticas, tienen menos oportunidades para crear las redes de apoyo y solidaridad que precisan.

 

Demasiadas políticas proponen resolver las necesidades de sociabilidad de las mujeres a través de dotaciones para la familia. Estas dotaciones son importantes y ojalá que hubiera más, pero de ninguna manera resuelven la necesidad que tienen las mujeres de espacios propios de encuentro, creación y organización política y social. Las mujeres no todas somos madres, y todas somos mucho más que madres. Los problemas de gestión de la familia son sólo unos entre los muchos a los que nos enfrentamos las mujeres. Nuestro proyecto es una apuesta por los espacios públicos y autogestionados en general y también una apuesta por la participación ciudadana de las mujeres.

 

3. Algunas iniciativas recientes (con especial énfasis en las tareas formativas y de producción de conocimiento compartido con una perspectiva de género)

 

Este centro, en sus casi diez años de historia ha impulsado distintos proyectos de investigación-acción e iniciativas de creación y difusión de conocimientos compartidos entre los que nos gustaría destacar los más recientes:

 

1)    Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (2003-2004). Se trata de un proyecto de recopilación crítica de las aportaciones feministas «desde los márgenes» de lo que hasta hace poco han sido los discursos dominantes en el seno del movimiento, discursos que con demasiada frecuencia han apartado a las mujeres de color, lesbianas, extranjeras o de países del Tercer Mundo. Este volumen, novedoso en la literatura feminista traducida al español, cuenta con una introducción de «La Eskalera Karakola» producto de una reflexión colectiva sobre las «diferentes diferencias y las ciudadanías excluyentes» en el contexto del feminismo español.

2)    Taller de participación sobre las mujeres en el barrio de Lavapiés (2003), organizado junto al Colectivo de Mujeres Urbanistas. Un espacio para la reflexión conjunta sobre el género y el urbanismo en el que participaron mujeres vinculadas a este barrio de Madrid. El encuentro ha sido publicado con este mismo título.

3)    La investigación colectiva A la deriva. Por los circuitos de la precariedad femenina (2003-2004), financiada por la DGM de la CAM y realizada junto al Instituto de Investigaciones Feministas de la UCM. Este proyecto, mención de honor del I Premio M. Angeles Durán de la Universidad Autónoma es una exploración «en primera persona» acerca de la feminización de los sectores afectados por la tendencia general hacia la «precarización de la existencia» en femenino. Teleoperadoras, trabajadoras sociales y de la salud, becarias en sectores de la comunicación y los medios, investigadoras precarias e inmigrantes en los servicios domésticos y de cuidados, todas ellas desarrollan un estudio coral que empleando una metodología novedosa basada en el desplazamiento («caminar preguntado») por los tejidos productivos metropolitanos aspira a comprender «en primera persona» las ambivalencias de la condición de muchas mujeres con vistas a construir herramientas para la transformación social. También publicado con este mismo título.

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Cartel anunciando el taller de «Cuidados Globalizados», organizado por Precarias a la Deriva, 2003

 

4)    El estudio que precedió la preparación el volumen colectivo Nociones comunes. Experiencias y ensayos entre la investigación y la militancia (1994-1995), una incursión en las prácticas de la investigación-acción que recorre distintos movimientos sociales, en particular, el feminista a partir de sus innovaciones en el conocimiento teorico-práctico inspiradas en los grupos de autoconciencia, la autoencuesta y la epistemología feminista. De la mano de otros movimientos sociales, este recorrido examina las nuevas redes sociales y formas de acción política fundadas en la producción de conocimientos en la era de la globalización. Esta indagación aparece publicada en un volumen con éste mismo título. Este proyecto cuenta con numerosas publicaciones.

5)    La investigación acción participativa Inmigranción, seguridad, emergencia. IAP Lavapiés (2000-2001). Investigación en la que participaron distintos colectivos del barrio de Lavapiés, entre ellos «La Eskalera Karakola, e investigadores integrados en el Master en investigación participativa para el desarrollo local de la UCM.

 

Además de éstos y otros proyectos, «La Eskalera Karakola» ha auspiciado distintas actividades formativas, entre ellas La Escuela de Feminismos, ámbito de educación colectiva puesto en marcha en 1998; La Casa de la Diferencia, seminario sobre sexualidad y diferencia (2001-2002) y el Taller de Herramientas contra el Racismo, taller educativo sobre el cruce entre sexismo y racismo, desde 1998. Queremos destacar, así mismo, otros proyectos de investigación sobre la representación de las mujeres y el feminismo: El Sueno Colectivo: Miradas, microrelatos y recorridos de los cuerpos productivos (2003), Retóricas del Género/ Políticas de identidad (2002-2003), en colaboración con UNIA y el Aula del Rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y el Taller de Tecnologías del Género de la UNED o el encuentro Tecnologías del género. Sexualidades minoritarias y sus representaciones multimedia en la era posfordista celebrado en el MACBA en Barcelona. Destacar también el proyecto sobre transformaciones del trabajo en femenino, Total Work, Sala Montcada, Barcelona, 2003.

Intervención DNI alterado a cargo de Retóricas del Género, 2003

 

Además de estas investigaciones, cursos y seminarios, este centro feminista ha impartido clases en distintas titulaciones especializadas como el Programa Interdepartamental de Doctorado de la U.C.M. La perspectiva del género en las Ciencias Sociales o Transformaciones del Trabajo desde una perspectiva feminista., en el programa Globalización y movimientos sociales, Escuela de Relaciones Laborales, UCM y en sucesivas ediciones de la NOISE European Summer School in Women¹s Studies (Pisa 1999, Madrid 2000 y Utrecht 2001). También ha presentado sus trabajos en distintos congresos de estudios de género, entre ellos destacar la 5th European Feminist Research Conference Gender and Power in the New Europe intersections of ethnicity, class, disability, sexualities and generations, agosto de 2003, Lund, Suecia; Women¹s Studies Association 17th Annual Conference Feminism contesting Globalization, julio de 2004, Dublin, y 3rd European Feminist Research Conference, Shifting bonds, shiftting bounds, agosto de 1999, Coimbra, Portugal.

 

Participación en la 5th European Feminist Research Conference Gender and Power in the New Europe intersections of ethnicity, class, disability, sexualities and generations, agosto de 2003, Lund, Suecia

 

«La Eskalera Karakola» está integrada en la red europea de estudios feministas NextGenderation Network, afincada en el Departamento de Estudios de la Mujer de la Universidad de Utrecht (Holanda). Esta asociación ha participado en numerosos encuentros europeos e internacionales sobre estudios de género y en general en distintos foros académicos o a caballo entre la academia y los movimientos sociales, entre los que cabe destacar, además de los Foros Sociales europeos: Feminismo, precariedad y migración, Fundación Rosa Luxemburgo, Berlín, 2005, Digitales, Bruselas 2003 y 2004 (feminismo y tecnología), City of Women, Lubljana 2004 (arte y representación), Neuro Networking Europe (2004), Republic Art, Viena 2005, Atelier Europa, Munich 2004 y Make World, Munich, 2002 y 2003.

 

4. Proyecciones para el nuevo espacio en Embajadores 52

 

 Tal y como hemos señalado a lo largo de esta memoria explicativa, lo esencial de este centro social es la experimentación y la creación constante desde lo colectivo, la apuesta por la generación de todo tipo de intervenciones e iniciativas entre mujeres que nos lancen e inciten a pensarnos y pensar la posibilidad de habitar, vivir quizás, desde formas nuevas y distintas a las existentes. Facilitar la participación, la imaginación y la iniciativa social de las mujeres en contextos más amplios ha sido el impulso de esta iniciativa en sus nueve años de historia. La posibilidad de reforzar este impulso depende de la dotación y adecuación de este centro, hoy en una nueva fase.

  

Insistimos en pensar los espacios de lo posible como una conjunción de necesidades y deseos bajo una nueva organización social que reuna lo que hoy es la asistencia con la socialización. Hablamos de espacios y actividades de encuentro entre mujeres que trascienden la urgencia y se afanen por construir formas de cooperación que ayuden a subsanar las precariedades y a afrontarlas desde el refuerzo que proporciona lo colectivo y la intervención en primera persona (del plural).

 

Es en este sentido, la adecuación del centro de Embajadores 52 pasa por la habilitación de los bajos de dicho edificio (tareas de construcción: albañilería, fontanería, electricidad, etc.) y por el apoyo a las siguientes iniciativas y áreas físicas y temáticas previstas en el centro:

 

Espacio de estudios y archivo: aquí estarían los fondos ­libros y archivo­ de la EKKA y un espacio de trabajo y lectura en el que además se pudieran impartir clases de idiomas, alfabetización y otros temas. El espacio de estudios estaría abierto a cualquier iniciativa destinada a fomentar el conocimiento común en todos los campos.

 

Área telemática: Espacio telemático para el aprendizaje colectivo de la creación de páginas web, de navegación por Internet, de programas de diseño, de autoproducción de audio y vídeo, de manejo de sistemas operativos libres como GNUlinux, y también que cubriese los recursos necesarios para la impresión de textos, de escritura de trabajos propios, etc. Se trata de construir un espacio comunitario con suficientes recursos desde el que potenciar una relación más libre y constructiva entre las mujeres y la tecnología. La relación de las mujeres con la tecnología siempre ha sido controvertida. Desde este espacio se estimularían una reflexión y una práctica que tome en cuenta esta especificidad.

 

Área de producción y proyección audiovisual: Espacio para todo tipo de proyecciones; cine, documentales, videos, etcétera. Este espacio dispondría tanto de un taller de producción audiovisual como musical con el fin de estimular la autoproducción. Las mujeres seguimos siendo objetos de la mirada y la representación masculina. los festivales de cine y música de mujeres continuan siendo escasos y desproporcionados con respecto a las manifestaciones que tienden a objetualizar a las mujeres. Desde este espacio, laboratorio musical, artístico y audiovisual, queremos alterar este desequilibrio histórico.

 

Area radiofónica: se trata de un taller de radio por internet desde el que se formará a mujeres en esta materia y se elaborará una programación que irá creciendo según el deseo de las mujeres que participen en el centro.

 

Laboratorio de fotografía: Un cuarto oscuro con las infraestructuras necesarias para seguir y ampliar el proyecto actual de aprendizaje colectivo de técnicas fotográficas.

 

Espacio de encuentro: Este espacio dará cabida a proyectos cooperativos de distinto tipo. Este espacio posibilitaría también la existencia de un grupo de consumo de productos ecológicos u otros. En este espacio, por una parte, se pretende crear un núcleo de encuentro entre mujeres; por otra, posibilitar proyectos de autoempleo que hagan frente a la necesidad laboral de muchas mujeres, desde una relación distinta con el trabajo. Este espacio, en el que se prodrán realizar proyecciones, charlas, etc. será de fácil acceso para niñas y niños, así como personas con minusvalías. Estará, así mismo, abierto a las propuestas que vayan surgiendo.

 

Oficina: Un despacho en el que se articulará un punto de encuentro con abogadas, psicólogas, traductoras y otros servicios necesitados por las mujeres. Estos despachos contendrían bases de datos y contactos para mujeres que busquen trabajo, que precisen de guarderías o formas de compartir el cuidado, e información general sobre recursos para mujeres. Se trata de facilitar la creación de redes de apoyo entre mujeres.

 

Área de aprendizaje común: Se trata de una iniciativa que podría, según las propuestas, conformarse como un taller de carpintería, restauración, fontanería, reparación de ordenadores, etcétera. Pero también de danza, yoga, pilates, defensa personal, etc. Las mujeres podrán venir a ensayar y utilizar el espacio para sus exposiciones o actuaciones.

 

Obras en la nueva ubicación de Embajadores 52, septiembre de 2005

 

Todo esto implica la adecuación de los locales y la dotación de recursos para desarrollar todas estas actividades y otras posibles que vayan surgiendo de la libre participación de las interesadas.

 

 

Madrid, septiembre 2005