Política
de vivienda y okupación
en Berlín oeste
NOTA
PREVIA:
En algunos debates acerca de estrategias en el movimiento de okupación
ha surgido la pregunta, ¿cómo fue el proceso en otras
ciudades europeas?
Esa
pregunta nos surgió en la Biblio cuando alguien nos propuso
cedernos parte de un local que pensaba comprar. Eso suscitó
enormes debates internos, muy enriquecedores, en los que se manejaron
todo tipo de argumentos, unos defendiendo que lo más importante
era el proyecto de biblioteca en sí y otros defendiendo que
okupación era también una parte de nuestra identidad
y que era una lucha en la que creíamos y de la que queríamos
seguir siendo partícipes activ@s.
Cuando
meses más tarde estuve en un archivo autogestionado de Berlín
sobre política y movimientos sociales, encontré el
siguiente texto acerca del tema.
Está
escrito en el año 84 por un antiguo grupo de okupas de Berlín
oeste. En él se analiza la situación de la vivienda
en la ciudad entre los años 60 y 80, así como el proceso
de okupación. A finales de 1980, principios del 81 unas 140
casas fueron okupadas, ante la aparente ausencia de reacción
del estado. El movimiento de okupación tuvo muchísima
fuerza durante un tiempo, pero no tardó en perderla. Este
texto da una interpretación, desde la perspectiva de la lucha
de clases, de cuáles pudieron ser las causas.Algunos años
después de que fuera escrito, caería el muro de Berlín
en otoño del 89 y con ello muchas personas del oeste irían
a okupar un enorme número de casas vacías del este.
Actualmente no quedan casas totalmente okupadas en Berlín,
aunque sí en pequeñas ciudades del área metropolitana,
como Potsdam. Tal y como explica el texto hubo una época
en que se obligaba a las casas a negociar y si no lo hacían
eran desalojadas. Algunas consiguieron aún así resistir
un tiempo, pero no hasta hoy. Las antiguas casas okupadas tienen
contratos a un precio normalmente menor que el resto de las casas
y en ellas se sigue manteniendo el funcionamiento por asamblea.
A pesar de estar legalizadas, sufren un enorme acoso policial, por
ser el centro del movimiento autónomo en Berlín. Cualquier
disculpa es buena para que los maderos irrumpan en las casas de
las formas más inverosímiles. Después de manifestaciones
importantes se han producido registros en las casas, pero también
otras veces para "requisar" el equipo de música
en una fiesta de 30 personas.
Estas
casas no tienen ningún contacto con los vecinos, en ese sentido
sí tienen cierto carácter de gueto, una de las cosas
que critica precisamente el texto.
Espero
que sirva para aportar algunos datos más a los debates que
tengamos. Creo que no ha perdido actualidad, aunque tampoco hay
que tomarlo a pies juntillas, sino sólo como un documento
más. Al leerlo hay que tener en cuenta que se trata de un
texto del 84 y que cuando dice "en la actualidad", se
refiere a esa época.
Contenidos:
Somos
un pequeño grupo que antes vivía en casas okupadas
y que sigue considerando la okupación una parte importante
de la lucha del proletariado.
En
la primera parte de este documento intentamos investigar la política
de vivienda en los últimos 30 años, más allá
del limitado análisis de derribo-rehabilitación de
lujo. A lo largo de nuestras indagaciones nos hemos ido topando
una y otra vez con hechos que cuestionaban nuestros planteamientos
anteriores. (Habíamos creído por ejemplo que en los
años 70 los "alquileres sociales" eran baratos
para la gente, lo cual ha resultado ser falso).
La
exposición sobre el desarrollo de la política de vivienda
es poco detallada, aunque las bases quedan establecidas con cierta
claridad. En la segunda parte se trata el movimiento de okupación
desde el año 79 hasta hoy, sobre todo en sus limitaciones.
Sabemos que en los últimos 15 años hubo otras luchas
contra el aumento de los alquileres y los deshaucios, como la del
barrio de Märken, aunque sobre eso casi no hay información.
Sacar estas experiencias a la luz es importante para iniciativas
futuras.
1.
Sobre la lucha de las casas
La
lucha por la vivienda ha ocupado siempre un lugar central en las
luchas entre proletariado y capital. Para el proletariado era y
es, la lucha por un espacio digno para vivir. La vivienda es una
necesidad básica. Es una lucha contra la vivienda como mercancía,
contra el intento del capital de aumentar la explotación
del espacio habitable, en el que cada vez un mayor alquiler fuerza
al proletariado a trabajar para el capital. En la lucha se trata
también de pagar menos alquiler cada vez y seguir utilizando
las viviendas. Lo que esto significa en la práctica es: huelgas
de alquiler, okupaciones y paro de deshaucios.
Por
otro lado la política estatal de vivienda tiene como objetivo
la destrucción de los vínculos vitales solidarios
del proletariado, con el fin de aislarlos y disciplinarlos. Para
el estado se trata de controlar todos los ámbitos. En la
lucha tienen que fortalecerse esos vínculos entre la gente,
desplazar a los maderos y trabajadores sociales y retomar así
la autodeterminación de nuestras vidas.
1.1.
Política de vivienda en Berlín.
La
situación actual.
[volver]
Para
entender la política de vivienda en Berlín, debe tenerse
claro en primer lugar la situación especial de Berlín
en comparación con la República Federal Alemana (RFA).En
Berlín oeste el 90% de la población vive de alquiler.
La proporción de las viviendas en propiedad es insignificante.
Del millón de viviendas de alquler, unas 400.000 son viviendas
sociales, las otras 500.000 son de construcción antigua y
aún están sujetas a restricciones legales sobre el
precio del alquiler, que continuamente son levantadas, lo que hace
que este aumente.
La
situación para los inquilinos y para quienes buscan piso
hoy es: según las estadísticas oficiales uno de cada
tres berlineses tiene ingresos inferiores a 1500 marcos, de los
cuales del 25 al 40% se destinan al alquiler (sin gastos incluídos).
En 1980 más de 100.000 familias o personas dependían
de una subvención para la vivienda. De estas el 70% tenía
que vivir con menos de 1000 marcos [unas 85000 pesetas] al mes.El
alquiler en viviendas de protección oficial está entre
6 y 9 marcos por metro cuadrado, de lo que resulta un alquiler de
500 a 1000 marcos por una vivienda normal. A la cifra constante
de las ochenta a cienmil personas que buscan vivienda, hay que añadir
tres veces la misma cantidad de personas que tienen que vivir hacinadas
en viviendas oscuras y con humedad, que necesitan con urgencia otro
lugar.En las condiciones más extremas vive una gran cantidad
de inmigrantes ilegales. Frente a esta enorme cifra de personas
necesitadas de vivienda están las 40.000 viviendas vacías
que o son muy caras o los propietarios no quieren alquilar.
A continuación intentamos explicar cómo se ha llegado
a esta situación y qué intereses hay detrás.
Hemos dividido el periodo desde el final oficial de la "reconstrucción
alemana" en tres épocas:
1.
De 1960 a comienzos de los años 70: construcción de
barrios obreros en la periferia de la ciudad y desplazamiento de
la población de los barrios viejos.
2.Desde
el comienzo de los 70 hasta los 80: fin de la construcción
de barrios periféricos, nuevas construcciones en los barrios
viejos y disminución continua de las construcciones sociales.
3.
Desde principios de los 80: total aumento de los alquileres a la
vez que "prudente renovación de la ciudad", con
apenas viviendas sociales.
Los
años 60
[volver]
En
los primeros años después de la segunda guerra mundial
se limitan las obras principalmente a la retirada de escombros y
a la reparación de las casas semidestruídas. No fue
hasta la puesta en marcha del plan Marshall, programas de estado
de emergencia y la primera ley de contrucción de vivienda,
cuando se empezó a construir nuevas casas. A principios de
los años 60 se considera oficialmente terminada la etapa
de reconstrucción. Al mismo tiempo los urbanistas colocan
espacios en torno a las ciudades, en los que preveen barrios dormitorio.
En lo que antes era campo se construyen a partir de los 60 barrios
obreros como Falkenhagner Feld y Gropiusstadt. Los barrios dormitorio
ya existentes se ampliaron. Cuando las construcciones estaban listas,
vivían entre 20 y 50.000 personas en unas 10 a 17.000 viviendas
por barrio. En 1963 el primer programa de rehabilitación
de la ciudad fue presentado por Willy Brandt en el parlamento. Este
programa significaba el derribo de calles enteras y de muchos edificios
de construcción antigua en los quince años siguientes.
Se preveía una transformación drástica de los
barrios del centro como Tiergarten, Kreuzbeg, Neukölln, etc.
y la construcción de un nuevo barrio dormitorio, Märken.
Berlín ganó internacionalmente un significado especial
en cuanto a experiencias en reestructuración urbana. Muchas
grandes ciudades tenían que combatir los mismos problemas.
En 1967 tuvo lugar en Berlin Oeste un congreso del consorcio internacional
de vivienda y urbanismo, con el tema "la renovación
urbana y el futuro de la ciudad".
En
la rehabilitación y la construcción de nuevos barrios
tuvieron un papel determinante las inmobiliarias públicas
como GeSoBau, GSW, BeWoGe, DeGeWo y la "Neue Heimat",
dependiente de un sindicato. En cuanto que agentes de la rehabilitación,
estas inmobiliarias son responsables de los planteamientos y de
la consecución de todas las medidas de cambio y también
de las consecuencias que estas puedan tener sobre la población.
Durante años han tenido enormes beneficios por la construcción
de espantosos barrios dormitorio, la demolición de enormes
edificios y su reconstrucción.
La
construcción de ciudades dormitario fue por un lado una concesión
a quienes reivindicaban participar de la nueva riqueza social. Alguna
gente no soportaba seguir viviendo en húmedos pisos interiores
sin baño ni servicio propios.Querían mejores viviendas.
Debido al pleno empleo y a las grandes fábricas, la ciudad
tenía que proveer de vivienda a millones de proletarios y
sus familias. De ahí surgieron medidas de vivienda social.
Por
otro lado la construcción de ciudades dormitorio tenían
otra función, la de establecer un mayor control social sobre
sus habitantes, y eso es lo que las hace ser espantosas y no sólo
el que estén construidas con materiales muy baratos. Ese
control social no podía llevarse a cabo en los antiguos barrios
de la ciudad, simplemente por una cuestión de visibilidad.
El mudarse a los nuevos barrios pareció en principio para
muchos una mejora en sus condiciones , pero enseguida se reveló
como un empeoramiento global. A la subida de los alquileres y de
los costes asociados se unió el pago mesual de intereses
por los créditos. Pronto dejó de percibirse cualquier
rastro del confort inicial en estos edificios de construcción
barata (todo se deterioró rápidamente). Con unos ingresos
medios de unos 850 marcos y un alquiler de unos 355 marcos, quedaba
poco más a una familia obrera. Las mujeres tenían
que trabajar también para poder pagar los alquileres. Aumentó
rápidamente el número de personas que recibían
ayudas para la vivienda y hubo también muchos deshaucios.
Con las mudanzas se hizo todo más caro, alquiler, calefacción
y además también la electricidad. Antes siempre había
tenido cada uno el contador en su piso, que podía abrir y
trucar, pero a partir de entonces todos los contadores estaban bajo
llave en el sótano de los edificios o bien en los pisos pero
bien cerrados con placas de acero. Aumentaron también los
costes de los alimentos y del transporte, al haber aumentado la
distancia a la ciudad. Algunos barrios domitorio aún no tienen
metro. Al principio no había prácticamente infraestructura
en estos barrios, no había guarderías, ni servicios
médicos, tiendas, etc. lo cual hizo la vida más difícil,
sobre todo la de las mujeres. La desilusión llegó
rápidamente y se dieron cuenta de que las inmobiliarias les
habían tomado el pelo con la publicidad. Se organizaron y
pudieron conseguir algunos de sus objetivos, como evitar deshaucios
en el barrio de Märken (1968-73).
Aunque
habían querido nuevas viviendas, no había sido muy
agudo mudarse a estas ciudades satélite, alejándose
de las relaciones sociales del entorno. Pero no había alternativa,
ya que se habían embarcado en este programa de rehabilitación
tantos miles de inquilinos y que en cuanto se habían mudado
las primeras familias, las inmobiliarias habían empezado
a hundir las antiguas casas de alquiler, aunque no siempre pudieron
conseguir acabar con todos los alquileres para demoler. Por la especulación,
muchas casas donde sólo quedaban algunos inquilinos, quedaron
en gran parte vacías. Las inmobiliarias las tenían
pendientes para demolición.
En
esta época llega una oleada organizada por el capital, de
inmigrantes. Entre 1960 y 1970 se establecieron en Berlín
unos 100.000 inmigrantes principalmente de la Europa del sur. Con
esto las casas viejas de las zonas de rehabilitación recobraron
una función, la de convertirse en sus viviendas. Sobrepobladas
de trabajadores extranjeros, conformes con tener al menos una vivienda,
aún producían beneficios estas viejas casas. El desconocimiento
de esta gente de la lengua y de las condiciones les impide cambiar
su situación en cuanto a vivienda. Ellos son flexibles, viven
hacinados, se les puede desplazar de un sitio a otro, y deben pagar
el alquiler que el casero les exige. Al instalarse los inmigrantes
se acabó con los gastos ya antes pequeños en mantenimiento.
Los
años 70
[volver]
A
través de las huelgas de trabajadores/as por un aumento de
los salarios y con la oganización de la resistencia contra
los alquileres y la falta de medidas sociales (guarderías,
centros juveniles, etc.) se puso en duda el concepto de "desarrollo"
de los capitalistas. Este concepto prometía a l@s trabajadores/as
una determinada participación en las riquezas sociales, a
cambio de su sometimiento al capital y al estado. La construcción
de viviendas sociales, una parte de este concepto fue una carga
demasiado fuerte para las arcas públicas. Por eso estaban
desarrollando una nueva estrategia para que las constructoras subvencionadas
se convirtieran progresivamente en una parte del mercado inmobiliario
con beneficios. Se volvieron a construir barrios dormitorio, cuya
función debía ser:
1.La
instalación centralizada de miles de proletari@s y su extorsión
mediante los altos alquileres.
2.
El mejor control e imposición disciplinaria a las familias
trabajadoras, mediante un determinado modelo de contrucción
y el aislamiento.
Aunque
este deseo de urbanistas y mandamases fue desbaratado por la resistencia
de los inquilinos. Siempre hubo acciones de huelga de alquileres
y de impedir deshaucios (barrio Märken, 68-73). La fuerza explosiva
de la resistencia de los inquilinos contra la explotación
y el sometimiento,cuando estos aparecen como situación común
de clase, y el aumento de la delincuencia en comparación
con otros barrios, hizo que se siguieran construyendo las ciudades
dormitorio. La experiencia que se adquirió en la construcción
de estos nuevos barrios fue incorporada en la rehabilitación
de los barrios viejos del centro. Para los inquilinos de las zonas
en rehabilitación no cambió nada. Se continuó
con la política de los 60 de realojo en caras viviendas sociales,
y la completa demolición de antiguos edificios. De esta forma
se hundieron en los barrios de rehabilitación como Wedding,
Neukölln o Kreuzberg más de 50.000 casas, sin importar
si estaban en buenas condiciones o eran ruinas. Esta forma de rehabilitación
era provechosa para el capital desde varios puntos de vista:
1.
El número de personas en busca de vivienda continuó
aumentando. Cada vez había más gente que buscaba una
vivienda barata y finalmente se veía obligada a vivir en
una cara.
2.
Los alquileres en las viviendas sociales de realojo eran más
caros que los de las casas de renta antigua.
3.
Barrios díficilmente controlables, debido a su estructura
de construcción, fueron destruídos y sustituídos
por barrios de fácil visibilidad y control. Así es
como se hundieron y reconstruyeron muchísimas calles del
centro.
Por
supuesto no puede considerarse la rehabilitación como un
proceso que se dio uniformemente en todas partes. Mientras que en
Wedding se derrumbaron todos los edificios, en Kreuzberg y Charlottenburg,
aún podían encontrarse algunos que estaban siendo
renovados. La rehabilitación prometía ser una fuente
de grandes beneficios para las constructoras y sobre todo para los
propietarios. Las altas subvenciones, desgrabaciones fiscales y
revalorización de los edificios rehabilitados fueron elementos
muy motivadores para la inversión en los antiguos edificios.
Estas modernizaciones de lujo, que no tenían en cuenta las
necesidades de los inquilinos, estaban orientadas a conseguir alquileres
más altos y una revalorización ideológica.
Para los inquilinos sólo se empeoró la situación.
Se trataba de acabar con los alquileres bajos. En primer lugar se
vaciaban las casas, luego se destruían y se dejaban vacías
hasta que se decidía hundirlas o arreglarlas y alquilarlas
por dos o tres veces más que antes o bien venderlas. Para
que no surjan malos entendidos, tenemos que aclarar que no estamos
en contra de que haya casas con baño propio o doble ventana,
pero no se trata de tener que pagar más por ellas.
Esta
revalorización y la mezcla fueron los elementos que determinaron
que los antiguos barrios obreros dejaran de ser un gueto. Vamos
a intentar explicar brevemente esta estrategia con el ejemplo de
K 36.
K
36 es un barrio de viviendas de alquiler que tienen de entre 80
y cien años. Es una mezcla de vivienda y de pequeños
negocios(el 83% de las empresas son de menos de 10 personas). Estructura
de la población: aproximadamente un 30% de población
inmigrante (desde las prohibiciones de residencia del 75, muchos
también ilegales), muchos pensionistas, estudiantes y receptores
de salario social. En los últimos 10 años el número
de pequeñas empresas se reduce de 9500 a 6000. En Kreuzberg
el objetivo de los propietarios y constructoras no eran los pequeños
arreglos, que no se hacían desde el año 45, sino la
rehabilitación total. Es por eso que el barrio fue empeorando
y la gente que más dinero tenía se iba (cada año
unos 15.000), mientras que llegaban otros con menos medios. Así
es como de forma espontánea el barrio se conviertió
en un gueto. Para evitar esto salió en el año 77 un
concurso con el tema "Estrategias para Kreuzberg".
En
el SPD (Partido Social Demócrata) había consenso acerca
de la necesidad de evitar que Kreuzberg se convirtiera en un gueto.
Razones para ello son el aumento de la conflictividad social y la
pérdida de votos. La estrategia en contra fue, literalmente,
"nuevo orden social, económico y urbanístico
del barrio", con el objetivo de reemplazar a los residentes
de posición más baja, por "mejores ciudadanos".
Este proceso se desarrolló y se sigue desarrollando a dos
niveles:
1.
En lo material mediante cambio de las estructuras de construcción,
por otras más modernas.
2.En
lo ideológico mediante una mejora de la imagen, "¡debería
volver a ser interesante vivir en un antiguo barrio obrero!"
Ahora
llegamos a las medidas en construcción de viviendas sociales
en general. La política que se había seguido hasta
el año 69 le resultaba demasiado cara al senado. Buscaron
formas de cargar más los costes sobre el inquilino. En la
práctica:
1.
Se siguió reduciendo la construcción de viviendas
sociales.
2.
En el año 69 se aprobó una nueva ley; a partir de
entonces dejó de favorecerse la construcción en sí
para pasar a favorecer los cargos por intereses bancarios de las
grandes constructores. Las subvenciones sobre los intereses tenían
que reducirse en 17 peniques por metro cuadrado al año, lo
cual implicaba que el alquiler aumentaría como mínimo
en 17 peniques al año.
3.La
distribución de las subvenciones a proyectos que favoreciesen
a la propiedad, se seguiría reforzando.
4.El
límite superior de ingresos con el que se puede alquilar
una vivienda social, aumenta en un 40%, con lo cual también
pueden acceder a ellas quienes tienen mayores ingresos.
5.
Se hace posible la compra de viviendas sociales.
6.
A la fantasía de propietarios e inmobiliarias no se le pone
límites. Cada vez se fijan nuevos precios y aumentos sobre
el alquiler.
Con
todas estas medidas, y eso que no hemos citado todas, se intensificó
la explotación.Se abandonó la concepción de
la vivienda social y la asistencia a un amplio sector del proletariado
con viviendas baratas.
Los
años 80
[volver]
En
los años 80 las políticas de urbanismo y los planes
de los propietarios se enfrentaron frontalmente a los intereses
de los inquilinos.A la vez que se produjeron ataques a las prestaciones
sociales del estado, por las que tanto se había luchado,
como la prestación por desempleo o el salario social, los
alquileres subieron desorbitadamente. En las viviendas sociales
el alquiler había aumentado una media de 200 a 300 marcos,
a lo que había que añadir los gastos adicionales (calefacción,
etc.)
En
los edificios de renta antigua estaba previsto subir los alquileres
en el añ0 81, lo cual fue aplazado hasta el 90 a causa de
la okupación y de la extendida discusión sobre política
de vivienda. En el año 84 Berlín era la única
ciudad donde se mantenían esos precios. A pesar de todo se
preveía un aumento del aquiler (sin incluir la rehabilitación)
de un 65% hasta el año 90.
Cada
vez había más deshaucios, sólo en Kreuzberg
30 al mes, además de reducirse las ayudas para la vivienda.
Así se veía la gente obligada a trabajar más
cada vez y aceptar trabajos muy mal pagados.
Prácticamente
dejaron de construirse viviendas sociales a precios asequibles y
se favorecieron modelos de financiación privada, que dieron
grandes beneficios a muchos peces gordos de Alemania del Oeste (RFA).
Se construyen pisos de lujo o bien viviendas con pocas condiciones
(de acuerdo al "Programa de reducción de costes en las
viviendas sociales" de 1981), que a pesar de todo también
eran muy caras.
La
mayor parte de la construcción de protección oficial
se dedica en la actualidad a la modernización parcial. La
demolición de edificios ha demostrado ser demasiado cara,
además de difícil de implantar socialmente. La rabia
y la resistencia de los inquilinos frente a los especuladores les
resultó demasiado fuerte.Hoy aún se llama el concepto
"renovación urbana cuidadosa". Los edificios viejos
se renuevan, se aislan del ruido, se instalan nuevas ventanas y
duchas y se crean zonas verdes. Se intenta hacer nuevamente habitables
los viejos barrios.Los alquileres aumentan, aunque no tanto como
con las modernizaciones de lujo. El concepto es por un lado una
concesión frente a la lucha de los inquilinos y por otro
lado un campo de experimentación para los urbanistas y los
maderos. Aquí representa un papel importante la Exposición
Internacional de Construcción (IBA, Internationale Bauaustellung),
que reúne a la elite internacional de arquitectos. El punto
fuerte recae sobre la reestructuración y desguetización
de las zonas de rehabilitación, principalmente de Kreuzberg.
Lo que no consiguió implantarse por los métodos anteriores,
se establece ahora por los "métodos alternativos".
Kreuzberg se convierte en un barrio limpio. Además del mantenimiento
de edificios se construyen otros mejor edificados, de acuerdo a
nuevos modelos de la IBA.Los alquileres de estos edificios eran
tan altos que sólo arquitectos de la IBA, abogados y otros
babosos podían permitírselos.
Para
los inquilinos proletarios no había cambiado mucho. Tienen
que seguir peleándose por el par de viviendas medio baratas
que hay, dejarse dominar por agentes inmobiliarios, inmobiliarias
e inquilinos previos, pagar un buen unto para poder siquiera entrar
a una vivienda y por supuesto seguir trabajando para pagarla.
El
dinero para el mantenimiento, es decir para la "renovación
urbana amable" se ha recortado drásticamente. Los capitalistas
creen que ya no es necesario hacer más concesiones al haber
vencido la resistencia.
1.2.
El movimiento okupa en Berlín desde el 79 hasta hoy.
[volver]
Las
primeras casas se okuparon a principios del 79 a través de
BI 36 y de las oficinas de alquiler,como medio,el más radical
hasta el momento, para obligar a los propietarios a alquilar las
viviendas vacías. Eso no se consiguió pero cada vez
se okuparon más casas, a la vez que se hizo una gran campaña
contra la demolición de zonas enteras de la ciudad. En la
campaña se trató sobre todo de las casas vacías
y de la desestructuración de los barrios que suponía
la demolición de las casas.La propuesta era entrar en las
casas, arreglarlas y firmar un contrato con el propietario. Esto
se llamó "okupación de mantenimiento". En
enero de 1980 se okuparon las primeras casas independientemente
de BI 36 y de las oficinas de alquiler, que a pesar de todo seguían
dominando a nivel político y de organización. Al principio
de utilizó la información de las oficinas de alquiler
y su preparación de nuevas okupaciones, pero se abandonó
el trabajo político conjunto. Esta decisión se fundamentó
en que su política de logros aislados se llevaba a cabo a
través de un tejemaneje con las instituciones.
La
gente de las okupas estaba organizada en asamblea semanal, que se
propuso desde el principio como modelo. Allí se intercambiaba
información y se discutían las siguientes acciones
y okupaciones. La asamblea de okupas tenía capacidad de decisión
y era representativa de todas las okupas frente al senado y las
inmobiliarias. Había una asamblea para todo Berlín,
aparte de las asambleas de okupas de los barrios y de cada casa.
El
10 de octubre de 1980, en una manifestación organizada por
distintros grupos independientes contra las amenazas de desalojo,
se dieron los primeros enfrentamientos con los maderos y las primeras
detenciones. La okupaciónrecibió el verdadero impulso
el 12.12.80 a raíz del desalojo de una casa en la "Fränkelufer".
Aunque en esta época aún había sólo
20 casas okupadas, se había acumulado mucho odio y rabia
y el desalojo dió lugar a tres días de revueltas callejeras,
en las que se implicó mucha gente que hasta entonces sólo
había estado okupando casas. Hubo heridos graves y muchas
detenciones. Las casas que estaban en proceso de negociación
para adquirir un contrato de arrendamiento, rompieron las negociaciones
con la condición de que se liberara a los detenidos para
volver a iniciarlas. Cada semana había más casas okupadas
hasta que se llegó a 160 a principios del año 81,
es decir 140 casas okupadas en varias semanas.
Esta
oleada de okupaciones fue posible porque el senado no sabía
qué hacer frente al surgimiento espontáneo de una
masa militante tan fuerte. La contención inicial no sólo
fue una forma de ganar tiempo para idear una estrategia que funcionase
contra el movimiento, sino además una expresión del
poder del mismo. El gobierno aún no tenía una visión
global de la posibilidad de que el movimiento se extendiese a gran
parte de los alquilados proletarios que en aquel momento estaban
muy enfrentados a la política de vivienda del senado.
Por
otro lado a causa de una serie de escándalos que había
habido, el gobierno no estaba en posición de evitar las okupaciones
mediante una intervención militar.
2.
Casas y okupas
[volver]
Salvo
excepciones las casas estaban en considerable mal estado. La mayoría
eran viejas casas de barrios obreros en zonas de demolición.
Estaban sobre todo en Kreuzberg, pero también en Wedding
y Schöneberg. En estos barrios viven mayoritariamente inmigrantes,
receptores de ayuda social, pensionistas, estudiantes y punkis,
es decir, gente que tiene poco dinero.
Los
okupas pertenecían a diversas clases sociales. La mayoría
había intentado de forma aislada desde hacía años
liberarse del trabajo forzoso de las fábricas y vivía
de trabajos temporales, del paro y del salario social. La okupación
significaba liberación de espacios y la ruptura del aislamiento
a través de la vida en común. El movimiento fue en
los primeros meses como una explosión. Mostró que
es posible luchar juntos y apropiarse de la vida y de vivienda.
Así muchos dejaron los estudios o la enseñanza y se
liberaron de sus abrumadoras relaciones. Con el tiempo okuparon
también aquellos que siempre habían tenido miedo a
la madera y a la cárcel,y también gente burguesa que
era simpatizante de la okupación. El movimiento estaba compuesto
de gente , principalmente joven, que se había unido desde
visiones muy distintas. Lo que nos unía a pesar de las diferencias
era la lucha contra el fin de las viviendas baratas, contra las
agresiones a los espacios liberados y nuestras formas de vida y
comportamiento (vivir en grupos grandes, robar comida, nuestra música,
etc.)Sobre reivindicaciones políticas y objetivos sólo
a veces podíamos llegar a un acuerdo. Estas formas de vida
y necesidades de los okupas no se podían generalizar. Sobre
todo la vida en grandes grupos, separaba a los okupas de las necesidades
de la mayoría del proletariado. Este tipo de okupación
era posible sólo para grupos limitados de personas y para
una gran parte del proletariado ni siquiera imaginable. Por supuesto
el alquiler era demasiado alto para ellos, el piso muy malo o muy
pequeño, pero qué trabajador/a con familia tiene interés
en trabajar sin cobrar en arreglar una casa en su tiempo libre,
para luego ser desalojado/a. Para éstos habría significado
en general un empeoramiento de las condiciones de vida. Por parte
de los inmigrantes, que vivían sobre todo en Kreuzberg y
pagaban altos alquileres por sus agujeros, había simpatía
hacia los okupas. Iniciativas de debate y organización conjuntas
nunca se habían dado tan bien.
3.
Las dos líneas del movimiento
[volver]
A
grandes rasgos podemos distinguir dos líneas en el movimiento,
también así reconocidas por la clase dominante. Harry
Ristock, senador del SPD (Partido Social Demócrata) encargado
de obras públicas declaró el 8.9.80 en una rueda de
prensa que "las okupaciones para mantenimiento de casas no
son un gran problema". Entre los okupas habría que diferenciar,
"hay un grupo de idealistas que se acercan con colores a las
casas, pero al lado de un segundo grupos de punks y rockers, también
hay un tercero que está interesado en la confrontación
con la violencia del Estado."
Estas
dos líneas estuvieron claras desde el principio. La separación
entre las dos partes se evitó hasta el verano del 81 por
el fin común en aquellos momentos, que era la liberación
de los detenidos. Cuando tras duras disputas se tuvo claro que los
detenidos no iban a ser liberados y que la okupación de espacios
vacíos no iba a legalizarse, cayó el elemento de cohesión
más fuerte entre ambas tendencias del movimiento. Para una
gran parte de las casas se trataba de evitar el desalojo, para lo
cual cada vez aceptaron peores condiciones en los contratos. Tenían
miedo de perder casas a cuyo arreglo habían dedicado una
enorme cantidad de tiempo, dinero y trabajo y en las que había
logrado un cierto nivel de autogestión. Este miedo fue intensificado
de forma planeada desde el poder, mediante amenazas de desalojo,
desalojos y registros. La estrategia fue denominada "la línea
berlinesa", concepto que se elaboró durante el gobierno
socialdemócrata, por propietarios y policía. Oficialmente
se trataba de evitar nuevas okupaciones, lo cual se consiguió
a partir de mayo del 81 con el gobierno demócrata-cristiano
(CDU). El objetivo principal de "la línea berlinesa"
era la separación del movimiento de okupación. Esto
era:
1.
Evitar cualquier unión entre okupas y las masas de inquilinos
que alquilaban.
2.
Enfrentar a quienes negociaban contra quienes no lo hacían.
Las
decisiones entre desalojo, negociación ficticia o negociación
encaminada a firma de un contrato, bajo la "línea berlinesa"
se desarrollaron teniendo en cuenta los siguientes factores:
Mezcla
social de los habitantes de las casas, entorno, valor de la casa
para el capital, significado de la casa para el movimiento, efecto
psicológico de cara a la intimidación y separación.
Para cada casa que entraba en negociaciones, igual con quién
,inmobiliarias, propietarios o senado, había que desarrollar
nuevos conceptos. No había una solución global. Así
es como se propició la separación del movimiento.
Quienes negociaban no tenían puntos en común a partir
de los cuales poder unirse. Todo eran condiciones particulares.
Otros
instrumentos para la separación fueron los grupos que se
presentaron como mediadores de negociación entre okupas,
senado e inmobiliarias. Estas fueron algunas como S.H.I.K., Stattbau,
la iglesia evangélica, Paten e IBA. Su cometido era hacer
calculables para la policía y los políticos, las disputas
que pudieran darse antes, durante y tras los desalojos. Los Paten
por ejemplo tenían que garantizar que en las casas en las
que ellos se habían entrometido, no se emplearían
medios violentos para defenderse de desalojos. La iglesia evangélica
se ocuparía de que se adoptasen medios legales de negociación.
No es extraño que para cometidos tan importantes sólo
se admitiese a mediadores del senado muy competentes. Como un ejemplo
de los muchos que podrían citarse:
En
la época en que las barricadas ardían en las calles,
entre enero y junio del 81, el jefe de la cancillería del
senado, el puesto del ayuntamiento que se encarga de coordinar a
nivel político policía y servicios secretos, lo ocupaba
Reiner Papenfuss, de profesión abogado, que había
sido durante mucho tiempo el Administrador del grupo aforado del
SPD. Exactamente el mismo Rainer Papenfuss fue hasta el 18.7.83
el delagado de la iglesia evangélica para temas de okupación,
es decir uno de los que medió por la legalización
de las casas. Pero no sólo la iglesia tuvo un papel para
impedir los alzamientos. Todo Berlín Oeste fue en la época
de la lucha de las casas un campo de maniobras para maderos y militares
de todo el mundo. Aquí se probó y se estudió
cómo combatir las revueltas sociales.
Que
el movimiento fuera desplazado tan rápidamente a una posición
defensiva no se debió solamente a la eficacia de las estrategias
estatales ni al oportunismo de algunos okupas, sino sobre todo a
la incapacidad de los militantes de extender la lucha. Ni pensaron
en extender la lucha hacia afuera, ni pudieron oponerse a la excisión
del movimiento dictada desde arriba. Una excisión era previsible
e inevitable, y no hubo ningún impulso constructivo y político
por parte de los dos frentes afectados. Una gran parte de los militantes
estimó que sólo con la violencia en las calles y los
destrozos tras cada desalojo, podrían defender las casas.
A pesar de que estaba claro que iba a producirse una excisión
y que la fuerza en la calle estaba limitada, no se le ocurría
otra cosa al sector más radical que insistir en la reivindicación
de libertad para los presos. En la época más crucial
de la okupación, en primavera del 81, los militantes concentraron
casi todas sus fuerzas en apoyar la huelga de hambre de los presos
de la RAF y otros. A partir de ahí se abandonó el
trabajo en la elaboración de nuevas ideas y alternativas
en la lucha de okupación, la difusión y la propaganda.
No
estamos criticando el apoyo a la huelga de hambre, pero al mismo
tiempo faltó el análisis sobre la lucha por la vivienda,
la lucha de un sector que había empezado a reapropiarse de
lo que le pertenecía. A causa de la falta de perspectivas
revolucionarias y de propuestas de lucha que les hicieran avanzar,
muchas personas que estaban entre ambas corrientes, se dieron por
vencidas.Con el tiempo, la mayor parte de la militancia veía
la okupación como una iniciación hacia "objetivos
más elevados", que podían expresarse en consignas
como "destruye el sucio sistema", "destruye la OTAN",
y " combate el imperialismo estadounidense". Más
adelante iremos sobre la evolución da la militancia, pero
antes...
4.
El triste fin de la historia
[volver]
Por
un lado cada vez más casas empezaron a firmar contratos porque
en ello veían una posibilidad de salvación, mientras
que las que no tenían contrato eran desalojadas, algunas
incluso estando en proceso de negociación. Con el tiempo
dejó de dedicarse fuerza alguna a organizar manis tras los
desalojos, en los que los maderos apenas encontraban resistencia.
Así se fueron desalojando unos barrios tras otros, hasta
que la escena completa de Kreuzberg estuvo arrinconada. Ahí
también se desalojaron casas, pero en comparación
con otros barrios es donde más legalizaciones hubo.
Actualmente:
Alredededor
de 60 casas tienen contrato, y las 10 últimas intentan conseguirlo
desesperadamente. En las casas legalizadas se han firmado contratos
en malísimas condiciones, de acuerdo con los cuales se pagan
alquileres casi tan altos como en las casas normales de antigua
construcción, esto es varios miles de marcos al mes.
Los
altos alquileres y el que los contratos de casas enteras estén
a nombre de algunos inquilinos, que tienen la responsabilidad de
que se pague todos los meses, han causado disputas. Pero los alquileres
no eran el único problema. Con el contrato de arrendamiento,
se comprometían, bajo supervisión de mediadores alternativos
de rehabilitación, como el "Stattbau" o colectivos
de arquitectos, a arreglar las casas.
Con
la legalización el senado consiguió los siguientes
objetivos:
-
Crearon objetos modelo para probar el buen funcionamiento del sistema
democrático, que además fueran apropiados para los
estudios sociales y urbanísticos.
-
Muchas personas que nunca en tiempos de la okupación se hubieran
planteado dedicar tanto tiempo a rehabilitar casas de acuerdo con
la supervisión y los planes oficiales, están ahora
ocupadas con la renovación de sus casas. El propio "Stattbau"
se entiende entre otros como "Instituto para la creación
de empleo".
-
Con este tipo de rehabilitación el senado se ahorra un montón
de dinero porque las empresas alternativas a las que se dejó
la mayor parte del trabajo y los propios inquilinos estaban dispuestos
a trabajar por poco dinero. El senado sólo tenía que
pagar el coste de los materiales y la mano de obra. Los beneficios
que en otros casos recibían las inmobiliarias, no estaban
presentes aquí.
Así
que con la legalización de las casas lo único que
se consiguió fue la forma de vivir juntas muchas personas
en una casa.
El
resto de las casas fue desalojado y derrumbado o bien rehabilitado
y alquilado a precios altísimos. También algunas casas
siguen estando vacías. La mayoría de los antiguos
okupas vive ahora en pisos individuales o compartidos, de alquiler.
Con esto asuntos como el alquiler o la subsistencia se convierte
de nuevo en un problema privado. La mayoría de los grandes
grupos se ha disuelto.
5.
Aprender de la lucha
[volver]
A
la luz de la situción actual debemos preguntarnos cómo
fue posible que se consumieran tan rápidamente la fuerza
revolucionaria de un movimiento de varios miles de personas,la lucha
de las casas como ofensiva contra la propiedad y la apropiación
de espacios para vivir.
No
se trata aquí de analizar la contraofensiva del estado o
de aclarar las estrategias alternativas, que también es importante,
sino de intentar ver por qué el sector militante del movimiento,
que se había posicionado claramente contra el propietario
y las estrategias de integración, no estuvo en situación
de extender la lucha por la vivienda y de concebirla como lucha
de clases.
Una
de las razones más importantes es que la mayor parte de la
gente había salido de su condición de aislamiento
por primera vez,a través del movimiento, muchos habían
conseguido rebelarse contra las perversas condiciones de vida y
se habían sustraído lo mejor que habían podido
a la maquinaria capitalista, pero muy pocos tenían experiencia
en lucha colectiva. Lo que nos unía eran las experiencias
que habíamos tenido en la escuela, en el trabajo, el odio
a los poderosos, la lucha en la calle, la necesidad de vivir en
común y luchar por la liberación. Lo que más
nos faltaba era experiencia, conciencia histórica y conciencia
de clase.
Había
algunos grupos que llevaban más tiempo, pero ninguno estaba
orientado a construir un contrapoder revolucionario. Algunos de
estos estaban orientados a los movimientos de liberación
del tercer mundo y a la lucha de guerrilla aquí. Defendían
un antiimperialismo que no partía del antagonismo de clase.
Otros construyeron el mito del luchador autónomo que se reivindicó
a través de los medios. Su posición política
era: "luchamos para nosotros y no llevamos a cabo una lucha
donde se nos representa. No luchamos por ideologías, ni por
el proletariado, ni por el pueblo, sino por una vida autogestionada.
El poder es malo y por lo tanto tampoco queremos construir un contrapoder."
(De las 10 tesis de los autónomos berlineses del congreso
"Tut-was" del 81.Ver radikal 98, 9/81).
Lo
que en cualquier caso era importante en el movimiento era partir
de las propias necesidades. La historia nos ha enseñado que
algunas luchas representativas, nunca tienen tanta eficacia como
las revueltas que surgen desde abajo. Esa fue la causa por la que
miles de personas se implicaron en los levantamientos. El error
fue colocar en el punto central las propias necesidades y realzar
las diferencias con la mayoría de la clase obrera en vez
de orientarse hacia reivindicaciones comunes.
Muchas
personas rechazaron las posturas arriba expuestas, pero no fueron
capaces, a causa de la falta de claridad política y de experiencia,
de oponerse. Esto también fue así en nuestro grupo.
No llegamos a un análisis exhaustivo sobre el significado
y las perspectivas de la okupación para un movimiento proletario
revolucionario, ni en los consejos okupas ni en las asambleas autónomas,
porque los distintos grupos se atacaban mutuamente y porque no se
veía necesidad de hacerlo.
Nunca
se trabajó o se discutió sobre experiencias anteriores
en Berlín o en otras ciudades como Frankfurt en el 74, o
las de Italia. Acerca de Amsterdam se centró principalmente
en los espectaculares desalojos o en los disturbios.
En
la fase inicial de la okupación hubo algunos comienzos importantes
que podían llevarla a extenderse hacia otros sectores de
la población. Un grupo de inquilinos de la calle Forster
16 y 17 okupó en Noviembre de 1980 algunas casas y consiguió
que fueran realquiladas a familias turcas. En la calle Kottbusser
se okuparon, junto a mujeres turcas con niños, algunas casas
en Febrero del 81. También hubo grupos que hicieron boicot
de alquiler, aunque sólo se encontraron algunas veces. A
pesar de todo la mayor parte de las veces no se prestó atención
a estas experiencias. En lugar de eso se unieron sólo con
la propia casa o con la "escena", disfrutaron durante
un tiempo de una excitante vida, se sintieron como super especiales
frente al resto de la población y los miraron como estúpidos
burgueses, que aún no habían entendido nada.
La
mayoría del trabajo de difusión pública de
los autónomos no iba destinado a difundir las alternativas
sino a evitar desalojos. El concepto "público"
no se trató desde una perspectiva de clase sino que se trataba
de movilizar el mayor número posible de gente a favor de
sus intereses. La situación de vivienda de la mayor parte
del proletariado, ni se conocía ni era tematizada. Los militantes
se interesaban por los altos alquileres de las viviendas sociales
tan poco como por los cotidianos deshaucios, pero en cambio se sorprendían
de que los descontentos no participaran en la lucha de las okupaciones.
El
gueto al que nos vimos empujados fue aceptado por nosotros; desde
el momento en que te concibes como grupo marginal, se acaba toda
perspectiva revolucionaria aglutinadora de clase y sólo queda
resistencia en forma de sabotaje y pequeñas revueltas. Falta
la conciencia de que sólo como mayoría de los oprimidos
y explotados, podemos triunfar como clase, que golpear al capitalismo
significa sobre todo organización y lucha de clase unida.
6.
La lucha por la vivienda es lucha de clase
[volver]
No
podemos hacer una amplia evaluación acerca de las posibilidades
de organizar una lucha extensa por la vivienda, ya que
no
somos un grupo relevante que tendría fuerza para triunfar
2.
sabemos demasiado poco acerca de la situación de la gente
y de su propia evaluación.
A
pesar de todo nos parece importante citar las iniciativas existentes
en el momento en cuanto a lucha por la vivienda y contra la subida
de los alquileres:
-
siempre hubo okupaciones individualesy entonces se trató
o bien pasar desapercibido en la vivienda tanto tiempo como fuese
posible o bien conseguir un contrato.
-
En algunas viviendas de antigua construcción se han organizado
los inquilinos y se niegan a pagar aumentos de alquiler.
-
En los últimos tiempos vuelve a intentarse okupar edificios
y pisos vacíos al estilo clásico ( colgando pancartas,
repartiendo panfletos...)
-
En una vivienda social de realojo en Mariendorf, cientos de inquilinos
luchan desde hace dos años contra el aumento del alquiler,
mediante autodescuentos. Una parte de ellos va a realizar un boicot
total. ( La lucha de los alquileres está muy relacionada,
por lo que sabemos, con la clase media).
La
razón por la que todas estas importantes iniciativas tienen
un desarrollo restringido hasta ahora es porque cada uno de estos
grupos, ya se trate de los realojados de Mariendorf o de los okupas
de Kreuzberg, discuten de sus problemas y reivindicaciones específicas.
Sabemos lo difícil que es, no sólo formular reivindicaciones
comunes, sino incluso investigar su sentido político y sus
posibilidades de establecerse, pero aún así nos parece
importante sentarse a discutir sobre ello.
La
agresión del capital tiene como objetivo la separación
y aislamiento de clase. Nuestra respuesta debe ser superación
del aislamiento, creación de conciencia, resistencia y fortalecimiento
de la organización colectiva. Desde hace tiempo han extendido
e intensificado los capitalistas el control y la explotación
a todas las áreas sociales. Así, se hace indispensable
que cada lucha por los alquileres bajos y la vivienda digna para
todos, se conciba como una lucha por la reapropiación de
la riqueza social y por la autogestión. Con la concepción
de la lucha por la vivienda como lucha de clases no hay que renunciar
a cada reivindicación concreta, sino hacer reivindicaciones
que engloben todos los aspectos. Las experiencias de la historia
muestran que a menudo a partir de la lucha por la vivienda se desarrollan
otras luchas, ya sea lucha por comida barata, lucha de las mujeres
proletarias...Para ver una perspectiva en la lucha por la vivienda,
es importante no hacerse falsas composiciones sobre nuestra situación.La
defensiva en la que se encuentran los análisis de clase,
exige a cada grupo implicado trabajar y desarrollar iniciativas
a largo plazo, algo que no puede restringirse a acciones aisladas.
A continuación
exponemos qué tiene que tratarse en próximas luchas.
Es previsible que
en los próximos años se endurezca la situación
de la vivienda (y no sólo esa). La intensificación
de la explotación a través de los alquileres justifica
la lucha de clases por los alquileres. Como punto de inicio está
negarse a pagar precios altos. Aún no podemos evaluar si
tendría posibilidades de extenderse la reivindicación
de un precio único de alquiler, algo así como "un
marco por metro cuadrado pagaremos, más no". Pensamos
que convendría una discusión acerca de eso. En cualquier
caso depende de las luchas que se produzcan y de cómo se
vayan desarrollando.Los aumentos de alquiler están acompañados
de deshaucios. Porque sabemos lo que significa estar en la calle
tenemos que evitar deshaucios en el futuro.
En vista de que
aún quedan miles de viviendas vacías, y por cierto
no sólo viviendas viejas sino también en el momento
unas 15000 viviendas sociales, y que una masa importante de gente
no tiene casa o vive en una miserable,la okupación sigue
siendo un medio apropiado para conseguir una vivienda.
BASTA
DE DESALOJOS DE CASAS Y PISOS OKUPADOS.
NO
MÁS DESHAUCIOS DE INQUILINOS PROLETARIOS.
VIVIENDA
DIGNA PARA TOD@S.
En
la situación actual nos resulta importante, en primer lugar,
descubir cuál es la situación de vivienda de la gente,
como se defienden contra ello y hasta qué punto estarían
dispuestos a organizarse y luchar por sus necesidades. A partir
de ahí podemos determinar en qué puntos debemos intevenir.
Queremos decir que las discusiones tienen que dirigirse en ese sentido
para poder responder a la ofensiva sobre nuestra vivienda.
Por un movimiento comunista.
Berlín,
Junio 84.
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