EL MUNDO. Sábado 21 de Marzo 1998
48 detenidos en un enfrentamiento entre la
policía y jóvenes «okupas»
La batalla campal en Malasaña se saldó con 7
heridos leves
LORENZO MARINA MADRID.-.
Cristales rotos, botellas por los aires, 13
coches destruidos, ladrillos lanzados con la peor
intención, incendios... Fue como si las calles del barrio
de Malasaña se hubieran trasladado al Ulster. Al
menos 48 jóvenes fueron detenidos después de que
protagonizasen durante toda la noche enfrentamientos
con la policía. Tres jóvenes y cuatro agentes resultaron
heridos.
Los incidentes se iniciaron sobre las nueve de la noche
en la Plaza del Dos de Mayo.
Unos 300 jóvenes, la mayoría de ellos encapuchados,
se concentraron allí y enfilaron las calles del barrio en
apoyo de la okupación. Nada más iniciarse la
movilización unos punkies se armaron con adoquines
que tomaban de contenedores. Al enfilar la calle del
Espíritu Santo ya se sabía que el resultado de la
manifestación no iba a ser pacífico precisamente.
Otros jóvenes empuñaban litronas vacías de cerveza
que encontraban a su paso mientras insultaban a los
fotógrafos de prensa. Sin embargo, los jóvenes no
portaban pancarta alguna que identificase la causa de
su movilización. Gritaban «desalojos son disturbios» y
«okupación» debido al intento de desahucio el pasado
miércoles de la casa okupada del número 41 de la
calle de Valverde. Cuando la comitiva llegó a la calle
de Colón se radicalizó. Los primeros movimientos
fueron atravesar coches en mitad de la calzada y
arrojar cubos de basura incendiados.
Al fondo de la calle de Colón se divisaba a las
primeras unidades de antidisturbios de la policía, que
replicaban a las botellas y cócteles molotov con balas
de goma. A continuación se iniciaron las primeras
cargas y una persecución por las calles de Malasaña.
Las carreras concluyeron en la misma Gran Vía.
Mientras, la gente que salía de los cines de la calle más
concurrida de la ciudad no salía de su asombro.
Los okupas se habían subido al primer autobús de la
EMT que encontraron a su paso, un vehículo de la línea
2. Esta escena fue presenciada por los antidistubios,
que les pisaban los talones. Los agentes pararon el
autobús y sacaron a más de veinte jóvenes del interior.
Por espacio de un cuarto de hora, los okupas
permanecieron detenidos con las manos colocadas en
lo alto de un furgón policial mientras eran cacheados y
registrados por los antidisturbios. La sorpresa de la
gente que salía de un cine fue mayúscula, y algunos
creyeron ver una segunda parte del filme que habían
visto en la sala.
Un agente no pudo reprimirse y propinó una patada a
un joven al sacarle del autobús. El mando recriminó a
su subordinado por dejarse llevar y dar ese golpe.
Algunos vecinos de la plaza de San Ildefonso se
afanaron en las labores de extinción de un incendio de
varios cartones con cubos de agua, auxiliados por
algunos antidisturbios.
Mientras, otros vecinos, hastiados, se encaraban a los
jóvenes que permanecían en la plaza de San Ildefonso
bebiendo calimocho.
Malasaña quedó en estado de sitio. Los aledaños de la
plaza del Dos de Mayo se convirtieron en un auténtico
campo de batalla con un intercambio de piedras y
balas de goma. Las detenciones continuaron en la
calles de San Mateo y Fuencarral.
En la plaza de Barceló se produjo una monumental
desbandada de jóvenes al ver acercarse a la policía.
Los antidisturbios montaban motos en pareja y
cargaban porra en mano, acompañados de varios
furgones policiales.
Algunos jóvenes salían de los numerosos bares de
copas de la zona y contemplaban la escena
estupefactos. Y en algunos pubs se impedía la salida a
sus clientes, mientras veían a través de la persiana
metálica los enfrentamientos. Los comercios, a su vez,
echaron los cierres temiendo por la integridad de las
lunas.
Las detenciones también fueron practicadas por
algunos policías de paisano, que sorprendieron a
algunos jóvenes mientras lanzaban piedras.
El delegado del Gobierno, Pedro Núñez Morgades, en
declaraciones a EL MUNDO, destacó anoche la
«profesionalidad» de la policía en su actuación, al no
haberse registrado heridos de consideración en los
enfrentamientos. Sólo un joven tuvo que ser trasladado
al Hospital Gregorio Marañón para cerrarle una brecha
en una ceja.
Núñez Morgades pidió al movimiento okupa que no se
deje llevar y no haga caso de los grupos violentos.
EL MUNDO. Domingo 22 de Marzo 1998
La policía «castiga» a los «okupas» con otra
noche en los calabozos
Hoy pasarán a disposición judicial los 52 jóvenes
detenidos en Malasaña
LORENZO MARINA MADRID.-.
Los 52 jóvenes detenidos tras los disturbios
del pasado viernes en el barrio de Malasaña fueron
castigados con una noche más en los calabozos de la
policía; esta mañana serán puestos a disposición del
juez.
En un principio, el número de manifestantes detenidos,
simpatizantes del movimiento okupa, ascendió a 57.
Aunque cinco jóvenes fueron puestos en libertad a las
pocas horas de ser detenidos al comprobarse que
eran menores de edad. Sobre las 9 de la noche del
viernes, unos 300 jóvenes protagonizaron una batalla
campal con la policía después de iniciar una
manifestación no autorizada desde la plaza del Dos de
Mayo, en protesta por la amenaza de desalojo del
Centro Social Okupado Maravillas.
Los jóvenes atravesaron coches en la calzada,
arrojaron contenedores de vidrio y prendieron fuego a
los cubos de basura que hallaban a su paso.
Los enfrentamientos entre las unidades antidisturbios y
los manifestantes prookupación se prolongaron hasta
bien entrada la noche. Mientras unos lanzaban piedras,
botellas y cócteles molotov, la policía replicó con
numerosas cargas y con disparos de pelotas de goma.
La detención más espectacular se produjo en la Gran
Vía, donde una veintena de okupas fueron sacados de
un autobús, de la línea 2 y detenidos allí mismo. Los
jóvenes fueron registrados y cacheados con las manos
pegadas a los furgones policiales, en mitad de la
calzada de la multitudinaria vía.
Otro de los enfrentamientos más duros tuvo lugar en las
inmediaciones de la plaza de Barceló. En este punto,
los antidisturbios cargaron en motocicleta, montados
en pareja, y asistidos por furgones policiales. La
desbandada la protagonizaron tanto los participantes
en la manifestación como los múltiples jóvenes que
consumían sus minis en dicha plaza.
EPICENTRO: DOS DE MAYO.- Los disturbios se
dispersaron por un buen número de calles del barrio.
Aunque el epicentro se situó en los aledaños de la
plaza del Dos de Mayo.
Coches atravesados, cristales rotos y basuras
ardiendo fueron las huellas palpables que dejaron los
manifestantes. Mientras, los disparos de balas de
goma fueron el indicativo de por dónde discurrían las
cargas policiales.
En las detenciones también participaron numerosos
policías de paisano que sorprendieron de improviso a
los jóvenes en el momento de arrojar piedras contra las
fuerzas de seguridad.
Durante los disturbios, seis policías resultaron heridos,
cuatro de ellos de carácter leve y dos con diversas
fracturas, y al menos otras cuatro personas fueron
atendidas por los servicios de urgencia, aunque sólo
una de ellas fue trasladada por el Samur al hospital
Gregorio Marañón con una herida en la ceja.
La convocatoria de la manifestación se realizó a través
de pintadas en las paredes de Malasaña, que
indicaban la hora y el lugar de la movilización. La
amenaza de desalojo de la casa okupada en el número
41 de la calle de Valverde era el telón de fondo. No
obstante, la mayoría de los manifestantes acudió a la
cita con el rostro cubierto con pasamontañas y
pañuelos. Desde el primer momento, los escombros de
los contenedores y los adoquines de la calle fueron
utilizados como arma.
En un principio, los 52 jóvenes detenidos, los cinco
menores fueron liberados a las pocas horas, fueron
repartidos entre las comisarías de Centro, situada en la
calle de La Luna, y de Moratalaz. Aunque ayer todos
fueron trasladados a esta última a la espera de pasar a
disposición judicial en la mañana de hoy.
De entre los detenidos, cuatro cuentan con
antecedentes por desórdenes públicos, incendios,
hurtos y delitos contra la propiedad. Ayer, dos
detenidos solicitaron el habeas corpus -derecho a
comparecer ante el juez para que éste decida si la
detención es o no legal- aunque les fue denegado.
El delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez
Morgades, declaró a Europa Press que los incidentes,
ocurridos la noche del viernes en Malasaña, los
protagonizó un grupo organizado que manipula y utiliza
el nombre y la estructura del movimiento okupa.
A juicio del delegado, estos grupos utilizaron el
carácter reivindicativo de los okupas para mezclarse
entre ellos. Morgades también hizo un llamamiento al
movimiento okupa «para que reflexionen sobre lo
ocurrido y que sepan que la simpatía que despiertan en
algunos sectores de la sociedad se debe a su actitud
pacífica, y no se dejen utilizar».
Morgades también aprovechó la ocasión para indicar
que las diligencias que se están llevando a cabo son
lentas debido a que los jóvenes detenidos no pueden
ser acusados de una forma general, «algo que sería
inconstitucional», sino que hay que hacer una
imputación concreta.
Valverde, 41: la casa de un comunista
El intento de desalojo del inmueble del
número 41 de la calle de Valverde, bautizado como
Centro Social Okupado Maravillas, fue el pretexto de
los disturbios ocurridos el pasado viernes en
Malasaña.
El pasado miércoles a las diez de la mañana, fecha
fijada para el desahucio, apenas una decena de
jóvenes, simpatizantes de los okupas, se habían
concentrado frente a la casa. Del otro lado, únicamente
acudieron al lugar un par de coches patrullas de la
Policía Nacional.
De lo alto de la vivienda colgaba ahorcado un peluche
con un tricornio y cinco okupas encapuchados se
asomaban a la ventana.
La comisión judicial, en representación del Juzgado de
lo Penal número 46 de Plaza de Castilla, decidió
desistir en su empeño de llevar a cabo la orden judicial
de desalojo, ante la falta de policía.
Al parecer, el inmueble de la calle de Valverde lleva
abandonado unos dos años y tiene nuevo dueño desde
hace unos meses.
«Acudí a hablar con ellos, les enseñé una fotocopia de
la escritura y les dije que pretendía hacer viviendas
para alquilarlo, pero no me hicieron el menor caso»,
comentaba a EL MUNDO Luis Colomina, propietario
de la finca, el día señalado para el desahucio.
Colomina, militante del Partido Comunista y antiguo
fotógrafo de Mundo Obrero, se mostraba
apesadumbrado. Su crédito con el BBV para la
compra de la vivienda tiene visos de expirar en los
próximos meses y en su cartera porta la tarjeta del paro
con una antigüedad de cuatro años.
Paradójicamente, el propietario de la finca,
responsable político del PCE en Carabanchel Bajo en
la clandestinidad, oía frente a él los gritos de los
okupas pronunciando el «No pasarán».
«Se amparan en la especulación, pero este no es el
caso porque yo lo he comprado para habilitar viviendas
y, si es posible, vivienda joven», recalcaba el dueño de
la finca.
Tanto el propietario como la hija aseguraron haber
acudido a las asambleas de okupas para comentarles
sus proyectos, pero no tuvieron respuesta.
«Me parece una cabronada que la okupación esté
castigada por el Código Penal, pero me parece
igualmente otra cabronada que hables con ellos de
hacer vivienda y no lo abandonen», espetó.
La ejecución de la sentencia de desahucio del
inmueble okupado en el 41 de la calle de Valverde
quedó suspendida sine die. El día del desalojo,
previsiblemente, se contará con la presencia de un
nutrido dispositivo policial.
EL MUNDO. Lunes 23 de Marzo 1998
El juez ordena el ingreso en prisión de 3
«okupas» y deja libres a otros 49
LORENZO MARINA MADRID.-.
Tras pasar 48 horas en los calabozos, 49
okupas fueron puestos anoche en libertad sin fianza. La
mayoría de ellos está acusada de desórdenes públicos
por los disturbios acaecidos la noche del viernes en
Malasaña. Para otros tres jóvenes detenidos la juez de
Instrucción número 38 de Madrid, Inmaculada Melero,
decretó el ingreso en prisión por atentado a la
autoridad, al agredir supuestamente a los policías.
La juez pidió inicialmente el ingreso en prisión de 5
detenidos. Sin embargo, tras el testimonio de
numerosos agentes ayer en el juzgado, el número de
procesados se redujo a 3.
Los 52 detenidos fueron trasladados a los Juzgados de
Plaza de Castilla a primera hora de la mañana de ayer
desde la comisaría de Moratalaz. En el momento de
producirse la detención, el viernes, pernoctaron en las
dependencias de las comisarías de Centro y
Moratalaz, y la noche del sábado ya la pasaron la
totalidad de los detenidos en esta última.
Inicialmente, fueron arrestados 57 jóvenes tras los
disturbios de la manifestación pro okupación de la
noche del viernes. Cinco manifestantes fueron puestos
en libertad debido a que eran menores de 16 años,
edad mínima penal.
Desde primeras horas de la mañana de ayer,
familiares y amigos de los detenidos se concentraron a
las puertas de los Juzgados de Plaza de Castilla con la
esperanza de verlos salir cuanto antes. Pero pasaban
las horas y los jóvenes no salían.
Los okupas fueron llevados a los juzgados alrededor
de las diez de la mañana. Poco después de la una del
mediodía la mitad de los encausados había prestado
declaración, pero la juez decidió no poner a nadie en
libertad hasta que no testificasen todos.
A las puertas de los Juzgados padres de okupas
detenidos y otros compañeros del movimiento
entonaban al unísono su célebre consigna de Un
desalojo otra okupación. Al tiempo que otros padres de
jóvenes detenidos no entendían el motivo por el que su
hijo había pasado 48 horas en los calabozos.
Tal era el caso del padre de un joven de
Rivas-Vaciamadrid. «Mi hijo apenas viene a Madrid y
siempre me lo dice antes. El viernes únicamente había
venido a apoyar a unos amigos que tocaban en un
grupo en Madrid», puntualizó.
OCHO ABOGADOS.- A los Juzgados acudieron ocho
abogados, la mayoría de ellos de oficio, para asistir a
los okupas detenidos, que tuvieron que compartir
reclusión con otros imputados de múltiples delitos.
Jorge del Cura, presidente de la Asociación Contra la
Tortura, anunció in situ la intención de presentar una
querella contra la policía por los presuntos delitos de
detención ilegal, malos tratos y daños.
Del Cura indicó que en la comisaría de Centro se
habían producido identificaciones de sospechosos
irregulares. «Policías con pasamontañas realizaron
identificaciones en la celda, sin contar con la presencia
de un abogado, a los detenidos y esto es una clara
privación de los derechos cívicos», puntualizó.
La mayoría de los okupas detenidos tenía edades que
oscilaban entre los 17 y los 21 años.
Paula Zapatero, una de los abogados de los jóvenes,
calificó, por su parte, la detención de «ilegal y
arbitraria». «Muchos jóvenes no tenían nada que ver y
fueron detenidos al verse obligados a correr», afirmó.
ESPERA IMPACIENTE.- Por espacio de unas once
horas, unas doscientas personas aguardaron
impacientes noticias sobre el estado y la pronta puesta
en libertad de los detenidos, aunque ésta parecía no
llegar nunca.
Finalmente, en torno a las nueve y media de la noche,
los 49 detenidos fueron puestos en libertad con cargos
y recibidos entre abrazos y consignas por un público
eminentemente juvenil, además de por sus padres.
Durante la tensa espera, todas las iras se volcaron
hacia los medios de comunicación allí presentes, que
fueron tachados de «manipuladores», y especialmente
contra lo reporteros gráficos, que vieron impedido su
trabajo por las continuas amenazas de los
concentrados.
Amenazas a los periodistas
A las puertas de los Juzgados de Plaza de Castilla,
doscientos jóvenes pidieron a gritos la libertad de los
detenidos. Paradójicamente, los jóvenes, apoyados
por los padres de los detenidos, impidieron con
amenazas, empujones y golpes la libertad de
información y expresión de los medios de
comunicación presentes en el lugar.
Durante todo el día, la larga espera de noticias,
compartida entre familiares y amigos de los okupas y
periodistas, había sido armoniosa. Sin embargo, en el
momento de ordenarse la puesta en libertad de los
detenidos todas las culpas recayeron sobre los
medios. «Mercenarios», «manipuladores», espetaron.
Con especial dureza se arremetió contra fotógrafos y
cámaras de televisión. Los primeros fueron
arrinconados, insultados y amenazados puño en alto.
Los segundos tuvieron que abandonar el lugar.
Las increpaciones de los manifestantes a la policía se
tradujeron en insultos a la prensa que cubría la
información de la salida de los detenidos.
EL MUNDO. Martes 24 de Marzo 1998
El defensor del pueblo estudia si se produjeron
detenciones irregulares de jóvenes en Malasaña
Nueva manifestación de «okupas», el próximo
viernes, en Jacinto Benavente
LORENZO MARINA MADRID.-.
Los padres de algunos de los 52 jóvenes
detenidos por la intervención policial en Malasaña
presentaron ayer una denuncia ante el defensor del
pueblo, Fernando Alvarez de Miranda. En los próximos
días el Defensor dirá si aprecia irregularidades en la
detención.
Los tres jóvenes detenidos tras los disturbios en
Malasaña del pasado viernes, durante la manifestación
prookupación, fueron trasladados ayer a la prisión de
Valdemoro bajo la acusación de atentado a la
autoridad.
A los tres jóvenes, de edades comprendidas entre los
18 y 20 años, se les acusa de arrojar botellas contra
tres policías y de ser los causantes de varias heridas
en brazos y piernas de los agentes.
La titular del Juzgado de Instrucción número 38,
Inmaculada Melero, ordenó el ingreso en prisión de los
tres jóvenes por su presunta vinculación con estos
hechos. La juez, por su parte, puso en libertad a los 49
detenidos restantes, aunque con cargos de
desórdenes públicos.
En un principio, también fueron detenidos cinco
jóvenes menores de 16 años, la edad mínima penal.
Después de comprobarse su edad fueron puestos
inmediatamente en libertad.
El presidente de la Asociación Contra la Tortura, Jorge
del Cura, reiteró ayer, después de recabar múltiples
datos sobre los incidentes, que presentarán una
querella por los presuntos delitos de detención ilegal,
malos tratos y privación de los derechos cívicos.
Del Cura insistió en que los testimonios recogidos eran
«brutales» y que se apreciaban delitos de tortura. La
mayoría de las denuncias se centran en la actuación
policial en la comisaría de Centro, en la calle de La
Luna.
El delegado del Gobierno, Pedro Núñez Morgades,
negó ayer tajantemente que se produjera cualquier tipo
de trato vejatorio o torturas a los jóvenes detenidos por
parte de la policía al término de la manifestación del
barrio de Malasaña.
Morgades indicó que la intervención fue «correcta» y
que el caso está ya en los tribunales «que serán los
encargados de aclarar cuál fue la actuación policial».
En la misma línea, el alcalde de Madrid, José María
Alvarez del Manzano, felicitó a Morgades por la
actuación policial del pasado viernes. Manzano apuntó
que el movimiento okupa «no tiene sentido en una
sociedad organizada y de convivencia».
El portavoz de IU en la Comisión de Interior del
Congreso de los Diputados, Willy Meyer, afirmó que su
grupo presentará una iniciativa para que el Gobierno
aclare lo sucedido en la comisaría de la calle de La
Luna.
Los okupas ya tienen prevista una nueva movilización.
El próximo viernes, a las 20 horas, realizarán una nueva
manifestación en favor de la okupación en la plaza de
Jacinto Benavente.
Un «campo de batalla» habitual
El barrio de Malasaña es un campo de batalla habitual
de las movilizaciones de okupas e insumisos. Sus
actuaciones son definidas por la policía como de
«auténtica guerrilla urbana».
15-12-95.- Protesta a favor de la insumisión, a las 20
horas en Chueca. Una decena de detenidos y
aporreados, entre los que se halla el diputado de IU
Carlos Paíno.
24-5-96.- Manifestación contra la entrada en vigor del
nuevo Código Penal y la penalización de la insumisión.
Numerosos enfrentamientos con la policía. Saldo: 20
detenidos.
14-12-96-. Manifestación contra los abusos policiales.
Múltiples desperfectos en las calles. Hubo 16
detenidos y 14 policías heridos.
20-9-97.- Protesta por la muerte del insumiso Enrique
Mur en la prisión aragonesa de Torrero. Una sucursal
de Caja de Madrid quedó destrozada.
Autogestionarios y asamblearios
La mayoría de las convocatorias de manifestaciones y
movilizaciones, que ha tenido como escenario
Malasaña en los últimos meses, ha corrido a cargo de
la Coordinadora Lucha Autónoma. Sin embargo, en
sus últimas manifestaciones no han sido reivindicadas
explícitamente por este colectivo, aunque muchos de
sus miembros sí han participado en las protestas.
Lucha Autónoma se define como una organización
«asamblearia, autogestionaria e internacionalista». En
su seno tienen cabida todo tipo de grupos poco
convencionales, aunque todos ellos son de corte
radical y definidos como antifascistas. El Colectivo
Malasaña o la Radikal Gay son algunos de sus
miembros.
Sus principales enemigos son los neonazis, el Estado
y, muy especialmente, la policía.
Su apoyo al movimiento okupa es uno de sus puntos
más representativos.
Según fuentes de dicha Coordinadora, la movilización
del viernes, iniciada en apoyo del intento de desahucio
de la casa okupada de Valverde, 41, «no es cosa de
okupas malos y buenos, sino de todos. Pero quieren
criminalizar a este colectivo».
También rechazan a la mayoría de los medios de
comunicación, pero cuentan con sus propios sistemas
de contrainformación: el boletín Molotov, que acaba de
cumplir 100 números, y la agencia de noticias UPA,
con 10 años de vigencia.
EL MUNDO. Miércoles 25 de Marzo 1998
El defensor del pueblo denuncia el trato dado a
los 57 jóvenes detenidos en los sucesos de
Malasaña
LORENZO MARINA MADRID.-.
El defensor del pueblo, Fernando Alvarez de
Miranda, ha formulado una queja de oficio por las
condiciones en las que permanecieron los 57
detenidos el pasado viernes en el barrio de Malasaña
tras una manifestación de okupas.
Alvarez de Miranda ha abierto esta investigación a raíz
de las denuncias presentadas por numerosos padres
de los detenidos y, «sin perjuicio de las actuaciones
judiciales llevadas a cabo», va a tratar de determinar
las condiciones en las que se produjo la detención y
posterior arresto de los jóvenes.
Varios asesores de la oficina del Defensor del Pueblo
se presentaron en la tarde del lunes en las
dependencias de la comisaría del distrito Centro,
situada en la calle de la Luna. Allí observaron múltiples
deficiencias.
Inicialmente, los asesores destacaron que la mayoría
de los detenidos fue trasladada en un principio a dicha
comisaría, aunque «en varias ocasiones el defensor
del pueblo ha puesto serias objeciones a su viabilidad
como centro de detención».
Según la queja de la institución, los calabozos de la
comisaría de Centro «no reúnen las condiciones
mínimas de salubridad e higiene, ni de seguridad para
tan elevado número de detenidos, tanto para éstos
como para los funcionarios que los custodian».
Un total de 38 jóvenes permaneció en el interior de sus
dependencias, por espacio de cinco o seis horas,
incluidos cinco menores de 16 años.
Sin embargo, esta institución ha comprobado que si
bien el trato «no presenta irregularidades», el proceso
llevado a cabo para la toma de declaración de los
detenidos, así como las diligencias policiales
practicadas, «adolecen de la suficiente claridad que
permita un conocimiento exacto de las personas que
permanecieron en los calabozos y de los objetos
personales que portaban, hecho éste de especial
significación a la hora de practicar las posteriores
actuaciones judiciales».
Entre las quejas presentadas por los familiares de los
detenidos destacan las que, según el defensor, podrían
afectar al derecho a la intimidad de los detenidos. En
concreto, la denuncia se basa en la exposición, el
pasado domingo, en las puertas de los juzgados de
plaza de Castilla, de una lista con los nombres de
todos los detenidos.
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