RESUMEN DE NOTICIAS....
Aparecidas en las versiones digitales de El Mundo, El Pais y como no la de la Agencia UPA.

Alrededor de 300 personas participaron en la ocupación a las 18 horas del lunes 25/5 de un edificio en la Gran Vía, propiedad de la cadena Tryp, dando inicio a las jornadas "Rompamos el silencio. 7 días de lucha social". La ocupación, que se pretendía pacífica, se llevó a cabo a pesar de la violenta carga que realizaron efectivos de las policías municipal y nacional. Los incidentes se iniciaron cuando, camino del edificio, una dotación de la policía municipal intentó interceptar la comitiva, golpeando a algunas personas. Enseguida afluyeron al lugar más policía municipal y local, emprendiéndola a golpes, pese a lo cual un numeroso grupo de gente consiguió acceder al interior del edificio, un antiguo hotel en el nº 34 de la Gran Vía, en pleno corazón de la ciudad. Cuatro personas fueron detenidas durante las cargas policiales y según la policía dos agentes fueron heridos. Finalmente, tras mantener contactos por medio de abogados con los mandos policiales, la gente decidió abandonar el local. La decisión fue tomada por hallarse varias personas mayores y un niño en el interior del edificio. La salida se produjo sobre las 22,15 horas y hubieron momentos de tensión, ya que los antidisturbios habían acordonado la puerta e intentado retener a algunas personas que salían para tomarles los datos. Tras algunos empujones la policía detuvo a una persona, periodista de la televisión de barrio Tele-K, que portaba una cámara, para conducirla a la comisaría de la calle Fomento -donde permanecen detenidas las otras 4 personas-, mientras por su parte alrededor de 200 personas (entre gente que estaba dentro del edificio y la gente de afuera) intentaban impedir su detención. La policía realizó una dura carga para disolver a la gente concentrada. No hubo más detenciones, pero hubo muchos heridos: Hay una persona con un brazo roto, otra con un dedo partido, y multitud de gente con brechas en la cabeza, ojos morados y otras lesiones de mayor o menor gravedad. Tres de las cuatro personas detenidas al producirse la primera carga son acusadas de atentado a la autoridad. Estas jornadas estaban convocadas por multitud de colectivos sociales de Madrid, entre los que se encuentran Madres Unidas contra la Droga, Coordinadora de Barrios, Aedenat, colectivos de parad@s, grupos antimilitaristas, etc... Durante toda la semana se iban a llevar a cabo actividades, en principio en el local okupado el lunes, y por el desalojo se harán en la parroquia de Entrevías. UPA, Madrid 25/5/98

------------------------------------

EL MUNDO:

Martes, 26 de mayo de 1998

EXCLUIDOS SOCIALES TOMAN POR UNAS HORAS UN EDIFICIO

«Okupación» masiva en la Gran Vía

MADRID.- «¡Rompamos el silencio!»... Y lo rompieron. Los dos centenares de personas que okuparon ayer durante unas horas el hotel Avenida, en plena Gran Vía, consiguieron su objetivo: que escuchasen sus voces desde el profundo pasillo de la marginación.

Madres Contra la Droga, miembros de la Coordinadora de Barrios, parados, insumisos, inmigrantes, ex presidiarios, prostitutas... El pequeño universo de excluidos sociales entró en el edificio sobre las 18.00 horas y lo abandonó pacíficamente pasadas las diez de la noche. Esta acción se llevó a cabo en el marco de unas jornadas denominadas «Rompamos el silencio, siete días de lucha social», que pretende «romper el cerco de silencio levantado en torno a los problemas y luchas que vivimos cotidianamente», como aseguraba Enrique de Castro, el párroco de Entrevías que ha organizado estas jornadas.

Sin embargo, y a pesar de sus intenciones pacíficas, el choque entre los okupas y la policía fue inevitable. En el momento de la ocupación se produjo un violento enfrentamiento con unas patrullas de la Policía Municipal que trataban de impedirla. Según varias fuentes de este cuerpo, dos agentes fueron agredidos -uno de ellos necesitó atención hospitalaria- y cuatro okupas detenidos. Posteriormente, y tras el desalojo, unidades antidisturbios cargaron contra un grupo de jóvenes que se manifestaban en las proximidades. Su actuación fue tan violenta que varios reporteros gráficos resultaron heridos.

«Aquí hay gente de todas clases. Desde señoras de 70 años que tienen a sus hijos presos o muertos por culpa de la droga, hasta un niño de tres años que ha entrado con su madre. Somos como un resumen de todos aquellos que tienen algo que gritar y que nunca tuvieron oportunidad de hacerlo, los más tirados porque siempre somos los mismos», aseguró a EL MUNDO desde el interior del edificio y a través de un teléfono móvil Francisco García, miembro del Colectivo de Reinserción Social de Segovia.

Después de tomar el inmueble, cuyas obras están a punto de iniciarse tras ser adquirido por la cadena de hoteles Tryp, los okupas colgaron en el exterior varias pancartas alusivas a los siete días de moviento social y corearon frases reivindicativas de sus intenciones. Detrás de la verja de entrada, cerrada por ellos mismos con una cadena, otro grupo trataba de explicar a los periodistas sus objetivos. «No os equivoqueis con nosotros. Esta no es una "okupación" cualquiera. Seremos marginados, pero no desharrapados. Acordaros de lo que pasó en Francia...», aseguraba un joven con varios panfletos en la mano.

A los pocos minutos la policía acordonó el edificio, la calle y prácticamente el centro de la ciudad. Incomprensiblemente, los agentes municipales cortaron el tráfico en ambos sentidos entre la Puerta de Alcalá y la Plaza de España. Los pocos conductores que lograron escapar del cepo policial estaban alucinados con la movida: «¿Cómo es posible que colpasen la ciudad de esta manera? ¡Pero si no están haciendo nada! De esta manera lo único que han conseguido es darles más publicidad», aseguraba indignado uno de ellos.

PORTAVOZ.- Mientras, en el exterior, grupos de toda índole coreaban consignas de apoyo a los okupas. Policías e informadores les preguntaban sin cesar a quién podían dirigirse para obtener información. Y todos parecían esperar a alguien. Como en la noche del 23 F, el alma de este golpe de estado social tenía que llegar. Enrique de Castro, el cura que ha hecho doblar las campanas ante la injusticia que viven los marginados del sur de Madrid, apareció tarde. Un funeral le impidió asistir antes a un momento histórico para su lucha cotidiana: trasladar al centro de la urbe, «irrumpir en medio del decorado del supuesto Estado de bienestar, la euforia de la Europa del euro, y de la "España va bien", para hacernos oír por aquellos que quieren mantenernos en la oscuridad y el silencio», según sus propias palabras.

Por fin, y cuando el juez de guardia estaba a punto de autorizar el asalto policial al edificio tras la denuncia presentada por los dueños, los okupas decidieron abandonarlo pacíficamente. Minutos después, la policía trató de requisar la cámara de vídeo de un reportero de televallecas. Ante la negativa de éste y la ayuda que le prestaron sus compañeros, los agentes efectuaron una carga en la que resultaron heridas cuatro personas, una de ellas el fotógrafo del diario El País Cristobal Manuel.

Rompiendo el silencio

«Somos centenares de miles sin empleo, cobrando sueldos mínimos, sin papeles, sin techo, gente excluida, gente precaria. Pero todavía hay quienes ignoran o fingen ignorar lo que significa la miseria de la vida cotidiana en toda su extensión».

Las palabras impresas en el escrito que repartieron los okupas resumen el espíritu de su lucha. Como en Francia hace unos meses, los parados madrileños están formando un frente común para batallar por sus derechos. «¿Cómo transformar una sociedad que se basa en el trabajo y que, a la vez, lo suprime aún manteniéndolo como valor supremo, en una sociedad basada en la cooperación social?», se pregunta el anónimo autor del manifiesto.

«Un movimiento social consciente y realista no puede contenerse con reivindicar; esto sería como dar a entender a quienes nos enfrentamos que pueden indemnizarnos por todo lo que nos han quitado...»

«Tampoco somos enamorados de la pelea. Nuestra apuesta es colectiva y promete un placer más grande que el del gusto inmediato del enfrentamiento directo. Ni queremos movilizar ni nos conformamos con hablar de la miseria de nuestras condiciones de existencia...»

Como en París hace tres décadas, como en Chiapas hace unos años, como en Madrid ayer por la noche... Los okupas aseguran que van a pasar esta semana poniendo en común el trabajo y las ideas de todos estos grupos, muchos de los cuales ni siquiera se conocen. Y siempre rompiendo el silencio.

---------------------------------

EL PAIS:

100 manifestantes toman un hotel vacío de Madrid en protesta contra el paro

EL PAÍS, Madrid
Un hotel deshabitado en la Gran Vía de Madrid se convirtió ayer en punto de enfrentamiento entre la policía y un conglomerado de colectivos sociales que protestaban contra la exclusión social de parados e inmigrantes. Los incidentes se desataron cuando los manifestantes, unos 200, se lanzaron en una espectacular acción de protesta a okupar el céntrico hotel. La Policía Municipal intentó evitarlo. La refriega acabó con cuatro manifestantes detenidos, un colosal atasco en el centro de la capital y el hotel ocupado por un centenar de personas.

Un centenar de agentes vigilaba anoche el edificio en espera de recibir órdenes para su desalojo una vez que la propietaria del inmueble, la cadena Tryp, había presentado denuncia ante el juzgado de guardia. Ubicado en uno de los puntos neurálgicos de la capital, el edificio, de seis plantas, iba a ser rehabilitado antes de verano de 1999 para transformarlo en un hotel de cuatro estrellas.

Los manifestantes querían convertir el inmueble en su cuartel general durante una semana, justo el tiempo que va a durar su protesta contra el desempleo, la precariedad laboral y "otras formas de exclusión social bajo las alfombras de la Europa del euro". Para ello arrancaron con una acción espectacular al estilo de los parados franceses que, a comienzos de año, tomaron en París hoteles de lujo y oficinas de empleo.

Tras el enfrentamiento con la policía -dos agentes resultaron heridos leves-, un centenar de manifestantes consiguió entrar en el hotel. Aunque con ellos iba el diputado regional de Izquierda Unida Juan Ramón Sanz, la mayoría pertenecía a grupos de okupas clásicos y colectivos como la Coordinadora de Barrios y Madres Unidas contra la Droga. La policía, a la espera de la orden judicial de desalojo, advirtió a los ocupantes del edificio que evitasen los pisos superiores, ya que debido a su mal estado podía producirse un derrumbamiento.

<-- Volver a la Página Anterior