En este apartado hemos
incluido algunos conceptos básicos de la elaboración teórica de la autonomía obrera.
Autonomía
Citamos literalmente
un fragmento de la obra "Del obrero masa al obrero social" donde Negri
define qué entiende por autonomía: "...es la calificación
específica del interés proletario en el actual nivel de composición de clase. Autonomía es fundamentalmente dos cosas. Por una parte, independencia reafirmada del interés proletario. La independencia
del interés proletario es un concepto fundamental de todo el marxismo,
su antagonismo radical es lo que reaparece continuamente. Por otra, autonomía es también otro concepto. Es decir, la representación del
hecho de que esta composición de clase se sitúa sobre la
discriminante caduca entre fábrica y sociedad y que, llegada a este
nivel, consigue determinar en torno a sí la complejidad del impulso
revolucionado hacia una cooperación superior, hacia una cooperación, digamos, autónoma, hacia una cooperacion comunista (...)
Autonomía no es solamente la afirmación del viejo concepto de independencia proletaria, es en realidad una calificación comunista de esta independencia.
Desde esta perspectiva el término autonomia ya es alusión
a la recomposición de la clase entre la fábrica y lo social,
una recomposición de la clase dentro de la cual puede ser posible
precisamente lo que, con una terminología más reciente, comenzamos
hoy a llamar procesos de autovalorización
.."
Autorreducción.
Ilegalismos ampliamente
extendidos en lo social con objeto de controlar o reducir los precios de
los alquileres y de ciertos servicios como electricidad, gas, agua; posteriormente se aplican a la cesta de la compra, librerías, restaurantes, etc...
Autovalorización.
Abarca y define todos aquellos procesos de desarrollo de la composición de la clase obrera que no son inmediatamente reducibles a la dialéctica de la valorización capitalista. La autovalorización obrera provoca la acumulación en el seno de la clase obrera de niveles irreductibles de salario relativo, de niveles de saber generalizado, de expresiones políticas y de lucha, de ejercicio de contrapoder.. Componente antagonista del desarrollo capitalista: síntesis de todos los elementos ( sabotaje a la producción, lucha por el salario, conquista del salario social, independencia en la reproducción, expresión de las necesidades políticas y de organización, "the making of working class") no reducibles al valor de cambio. El desarrollo capitalista
es un continuo intento de dominar los momentos históricos de la
autovalorización de clase; las reestructuraciones capitalistas son
operaciones para reformar la producción y las condiciones sociales
de producción que comprenden la fuerza autovalorizante de la clase
obrera. Cuando los niveles de autovalorzación se consolidan con
niveles altisimos de expresión, la autovalorización se desarrolla
como transición; ello significa que la clase obrera y proletaria
comienza a desarrollar momentos de hegemonia y a desplegar de manera permanente
su contrapoder.
Llegados a esta punto las categorías del capital entran en crisis porque
la dialéctica del valor no logra desplegarse; sustituida dicha dialéctica por el antagonismo de las fuerzas subjetivas (
el enfrentamiento entre las dos clases), cada una de ellas intenta la expansión de su propia independencia subjetiva hasta lograr la destrucción
del adversario.
Composición
de clase.
Desde un punto de vista que ha considerado que la llamada clase obrera no es algo inmutable -como es el caso del "obrerismo" y de la "autonomia" - sino cambiante (obrero artesano, obrero profesional, obrero masa, obrero social,...), principalmente a partir de la relación antagónica capital-trabajo, la composición de clase se perfila como una categoría fundamental para dar cuenta de estos procesos, explicativa de las diversas formas que toma la figura "obrera", pero, sobre todo, para delimitar el substrato material y político del "sujeto". El análisis de la figura del sujeto antagonista se apoya, por tanto, necesariamente, en la composición de clase. Este concepto -ligado a la revalorización de los conceptos marxianos de composición orgánica y composición técnica - aglutina diversos ingredientes interrelacionados: organización del proceso de trabajo, necesidades sociohistóricas, formas organizativas y de lucha, etc... En cualquier caso, podemos desglosar dicho término en dos subapartados que corresponde, respectivamente, a la composición técnica y a la composición política: a) Al hacer referencia a la composición orgánica del capital se constata la existencia de una relación o proporción entre la parte constante (valor de materiales y maquinaria) y la parte variable (capital transformado en fuerza de trabajo, salario), vínculo que se modifica en función de las modalidades de valorización, de los ciclos del capital. O, más exactamente, diremos que la reproducción del capital constante y del capital variable transcurre como proceso social, con secuencias de conflictivas y antagonistas que en cada etapa definen la magnitud del trabajo necesario para la reproducción del capital variable. Y esto es algo determinado históricamente. En este sentido, la composición técnica - vertiente objetiva, de relaciones orgánicas que se reproducen- consiste precisamente en el conjunto de condiciones que posibilitan esta reproducción. Engloba la trama de relaciones del proceso de trabajo y, en particular, los dispositivos de control y dominio. b) La otra cara de la composición de clase -vertiente subjetiva -
la composición política, designa el conjunto de comportamientos
(prácticas de resistencia a la reestructuración, apropiaciones,...; estructuras organizativas y de lucha,...), espontáneos
u organizados, surgidos en el seno de la clase obrera en tanto que procesos
en vías de estabilización.
Son la expresión ,el efecto, no
tan sólo de las necesidades sociales, sino también de la
experiencia acumulada, de la tradición de confrontación.
Fábrica difusa.
Describe los cambios
que tienen lugar en la organización tecnológica y productiva
de las metrópolis industriales, que, en Italia, presentan unas características
propias, esto es : 1) descentralización de la fábrica que
se extiende por el conjunto del territorio (
conjunción de un núcleo central, sede del mando,
cerebro dirigente, y de una multiplicidad dispersa de unidades subordinadas
); 2) salto
tecnológico (informatización,
robotización,...) ; 3) y, por último,
modificación de la composición técnica,
introducción de nuevas formas de cooperación
productiva (amalgama
de trabajadores estables, eventuales, trabajo negro,...; utilización
masiva del trabajo autónomo, a domicilio,...). Estas transformaciones
se inscriben en el marco de la reestructuración capitalista de los
70, uno de
cuyos objetivos va a consistir en la desarticulación de la fuerza
estructural del obrero masa (trabajador de la cadena),
de ese contrapoder que ilustra el ciclo de luchas precedente
(luchas del obrero masa de FIAT en el 68-69, Milán, Porto Marghera,...).
Valorización.
El proceso de valorización capitalista es distinto del proceso de valorización obrera, pero históricamente los dos procesos han ido poco a poco superponiéndose. Cuando el proceso laboral esta completamente dominado por el proceso de valorización, se dice que ha sido llevada a cabo la subsunción real del trabajo por el capital. El proceso de valorización capitalista es dinámico y extensivo: toda la sociedad es sometida al capital y reorganizada por él, tanto más cuanto que el capital se convierte en una categoría social. En este contexto, la clase obrera posee una composición técnica que tanto en el plano nacional (mercado del trabajo) como en el plano internacional (división internacional del trabajo)- se adecúa a las necesidades de la valorización capitalista. El fin de la valorización capitalista es la producción y reproducción del valor de cambio en forma de ganancia; en las épocas de crisis, el fin de la valorización es simple reproducción de las condiciones de producción de la ganancia, la simple reproducción de relaciones sociales que se somentan a la producción de ganancia: En este sentido, el proceso de valorización es un proceso de disciplinamiento continuo de la fuerza de trabajo a todos los niveles, desde cada una de las fábricas hasta el Estado. En los períodos de crisis, la valorización tiende a convertirse cada vez más decididamente en un proceso de mando puro y simple. |