- ¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde
aquí?
- Eso depende de a dónde quieras llegar, -contestó el Gato-.
- A mí no me importa demasiado a dónde..., -empezó a explicar
Alicia-.
- En ese caso, da igual a dónde vayas -interrumpió el Gato-
- ...siempre que llegue a alguna parte -terminó Alicia a modo de
explicación-.
- ¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte -dijo el Gato- si caminas lo
bastante.
Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas
Hubo un tiempo feliz -o al menos no tan incierto como hoy- en otro
tiempo. Hubo un tiempo feliz moderno- en el que los dioses
-cualesquiera- abrieron los cielos, emergieron de la tierra y
repartieron los cuidados y poderes del mundo. El mundo
quedó dividido en dos: los imagineros y los transamitas. A
los primeros les concedió el orden del tiempo: "tomad este metrónomo
les dijo- id y reproducid el tiempo". A los segundos, tristes
transamitas, les concedió la soberanía sobre el espacio. Recibieron una
misteriosa esfera dotada de una escala métrica y dignos, muy dignos, los
transamitas se lanzaron a recorrer el mundo y a medir los valles.
Hubo un tiempo feliz habitado por imagineros y transamitas
en el que los revolucionarios, mitad imagineros, mitad
transamitas, caminaban graciosamente cargados con una esfera al
hombro y un metrónomo al cinto, tic-tac, tic-tac. Medían y medían
contradicciones estructurales, leyes históricas y tasas de extracción de
plusvalías y con su tic-metrónomo-tac tendían el tiempo futuro en el
tendedero: "¡apartaos que viene una revolución burguesa!", "pues fíjate
que aquí estamos listos para una proletaria". La revolución apenas se
hacía, a la revolución se la esperaba.
Pero hubo un día. Un día, terrible desgracia, en el que se cayó
el mundo (ploff) y tic el metrónomo-tac dejó de funcionar. A la
esfera métrica se le habían desregulado el transpondedor y el
espectógrafo y no había forma de meterle mano. Al mundo feliz y
moderno le siguió la oscuridad y la llegada de cuatro plagas que
afectaron a 9 de sus 15 ciudades más importantes, quedando así el feliz
mundo convertido en un lugar triste e indescifrable. El mundo quedó
reducido a un enorme desierto por el cual los revolucionarios hacían su
larga travesía mientras lloraban y cantaban:
"Se acabaron los buenos tiempos, tictic-metrónomotic,
Ya nada es como antes, tactac-metrónomotac."
¡¡¡BROOOMMMMM!!! [sonido metálico atronador, estruendo, trompetas].
Agujero negro. Salto en el tiempo. ESCENARIO: Metrópolis de
Madrid-ciudad global, año 2.001.
Sedientos y extenuados, con la garganta ardiendo por el polvo del
desierto que acababan de dejar atrás, llegaron los
rinonrucionarios, descendientes de la estirpe de aquellos
revolucionarios del tic tiempo feliz tac, mitad imagineros, mitad
transamitas, señores del tiempo y del espacio por la gracia de
los dioses. Vinieron desde las 7 puntas del mundo, recorriendo los
cientos de kilómetros que la diáspora les había impuesto. Reunidos a
plena luz del día dijeron: "Hermanos y Hermanas, el mundo, nosotros
mismos, hemos cambiado. Olvidémonos de los tiempos felices del pasado y
pensemos en construir una felicidad a la altura de nuestras
circunstancias. Nada podemos esperar hoy de esferas métricas y de
metrónomos-tic-tac (tic-tac). Podemos, sin embargo, construir una
brújula, o mejor, cientos, que nos ayuden a guiarnos. Es cosa nuestra
decidir si es al sur o al norte adonde vamos". Se hizo un silencio
masticable, desde las filas de atrás alguien cantó en voz baja el
estribillo de una vieja canción:
"Se acabaron los buenos tiempos, tictic-metrónomotic,
Ya nada es como antes, tactac-metrónomotac."
Por fin se oyó el grito que todos esperaban: "¡Hermanas,
Hermanos, el mundo no tendrá más límites que los nuestros propios!
¡construyamos las brújulas!¡la hora de la universidad nómada ha
llegado!". Y así fue, aproximadamente, como en aquel día nació el
proyecto de la universidad nómada [Todo ello puedo rastrearse a lo
largo de las páginas de los volúmenes XIX y XX de la Brockhaus
Enzyklopadie, así como en la Enciclopedia Delle Religioni-Vallecchi].
¿Qué es entonces la universidad nómada? Sencillamente un
proyecto que trata de conseguir dar algo de sentido a un mundo
radicalmente transformado como es el mundo que vivimos desde los años
70 hasta hoy. Comprender estas transformaciones, conseguir construir
algunos puntos de referencia que nos permitan saber dónde estamos,
elaborar brújulas conceptuales y discursivas que hagan posibles y no
sólo deseables- los proyectos transformadores y la construcción de una
democracia radical.
La universidad nómada ha agrupado a mutantes de difícil calificación y
procedencia diversa, pero con un deseo y una voluntad comunes de
construir nuevas herramientas conceptuales que den cuenta de cuáles
son en la actualidad las pautas de explotación y dominación que
vivimos y cuáles las iniciativas y proyectos que podrían
cortocircuitarlas.
El deseo que recorre a la universidad nómada es el de poner fin a la
falsa distinción entre vida activa y vida contemplativa,
para volver a imbricar necesariamente acción y discurso,
de forma que nuestro decir sea un hacer y nuestro hacer un decir.
¿Alguien da más?
¿Y por qué universidad nómada? Porque con ello queríamos destacar que
frente a las visiones del poder que tratan de domesticar y recluir la
potencia de los saberes sociales a un espacio cerrado y bajo control de
los expertos (la Universidad Sedentaria), nosotros queríamos hacer
resaltar la riqueza de saberes que se desparraman por todas las esferas
de la sociedad y sobre las cuales es imposible establecer límites
espaciotic-temporalestac, de ahí el carácter nómada de "nuestra
universidad". Pero no nos dejemos confundir por el término
universidad. No se trata en absoluto de construir ningún tipo de
"vanguardia intelectual" o de "tertulianos televisivos". Los
rinonrucionarios que chapoteamos por las cálidas aguas de la
universidad nómada somos mutantes vinculados a diferentes movimientos y
experiencias sociales de la metrópolis+ciudadglobal+madrid2001 y es eso
lo que queremos ser. Las temáticas que abordamos en la universidad
nómada son resultado de las preocupaciones que presiden nuestro quehacer
cotidiano en esas realidades y, a su vez, pretenden influir en la
práctica de esos movimientos y experiencias. ¿Se logrará? Como todo,
está por ver.
Hasta ahora, la universidad nómada se ha limitado a organizar algunas
conferencias, debates y encuentros sobre diferentes temas: desde el
seminario con Sergio Bologna en torno a las transformaciones del mundo
del trabajo y de lo que fue la rica experiencia del operaismo italiano,
a los encuentros sobre patentes de la vida y el software en las que
tuvimos la oportunidad de charlar con Richard Stallman (cabeza visible
del movimiento por el sotfware no propietario o software libre) o, para
terminar, más recientemente, el encuentro con Peter Gowan de la New
Left Review para discutir sobre la globalización.
Hoy, la universidad nómada trabaja en un ambicioso proyecto:
organizar para finales de mayo-principios de junio unas jornadas que
llevarían un título algo así como "Emigración, flujos de capital,
fuerza de trabajo" y que contarían con la presencia de
especialistas en temas de emigración (Saskia Sassen, David
Harvey, Y. Moulier Boutang, Karl Heinz Roth...), además de con la
participación de diferentes grupos que trabajan sobre la cuestión de los
derechos de los inmigrantes (grupos del estado español pero franceses,
italianos, alemanes...). El objetivo de estas jornadas consiste en
tratar de comprender las múltiples dimensiones del fenómeno de los
flujos migratorios en la actualidad, de cara a perfilar formas adecuadas
de intervención política. Permanezcan atentos a sus pantallas, pero
bajen el volumen de sus televisores y podrán escuchar a lo lejos un
rumor que crece: omnia sunt communia, omnia sunt communia, omnia sunt
communia (tic-tac, tic-tac, tic-tac...).
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