Enragés: y situacionistas en el movimiento de las ocupaciones, René Viénet

Capítulo 8

El "Consejo para el Mantenimiento de las Ocupaciones" y las tendencias consejistas



 Esta explosión ha sido provocada por algunos grupos que se revuelven
contra la sociedad moderna, contra la sociedad de consumo, contra la
sociedad mecánica, sea comunista al este o capitalista al oeste.
Grupos por otra parte que no saben en absoluto por qué la
reemplazarán, pero que se deleitan en la negación, en la destrucción,
en la violencia, en la anarquía, que enarbolan la bandera negra."
					DE GAULLE
			Entrevista televisada del 7 de junio de 1968

El "Consejo para el Mantenimiento de las Ocupaciones (C.M.D.O.) fue constituido la noche del 17 de mayo por aquellos partidarios del primer Comité de Ocupación de la Sorbona, que se habían retirado con él y que se proponían mantener en la continuación de la crisis el programa de la democracia de Consejos, inseparable de una extensión cuantitativa y cualitativa del movimiento de las ocupaciones.

Cuarenta personas aproximadamente estaban reunidas permanentemente en el C.M.D.O.; a las cuales se les reunían momentáneamente otros revolucionarios y huelguistas, que venían de diversas empresas del extranjero o de provincias y regresaban a sus lugares respectivos. El C.M.D.O. estuvo más o menos compuesto constantemente de una docena de situacionistas y de Enragés (entre ellos Debord, Khayati, Riesel, Vaneigem), otros tantos trabajadores, de una decena de alumnos de segunda enseñanza o "estudiantes" y de una docena de otros consejistas sin función social determinada.

El C.M.D.O., durante toda su existencia, logró una experiencia de democracia directa, garantizada por una participación igual de todos en los debates, en las decisiones y en la ejecución. Era esencialmente una asamblea general ininterrumpida, deliberando día y noche. Ninguna fracción, ninguna reunión particular existieron nunca al lado del debate común. Unidad espontáneamente creada en las condiciones de un momento revolucionario, el C.M.D.O. era evidentemente menos un Consejo que una organización consejista que funcionase ella misma bajo el modelo de la democracia sociética. En tanto que respuesta improvisada en este preciso momento, el C.M.D.O. no podía tampoco tomarse por una organización consejista permanente, ni tender como tal a transformarse en una organización de este tipo. Sin embargo, un acuerdo casi general sobre las tesis situacionistas reforzaba su cohesión.

Se habían organizado tres comisiones en el interior de la asamblea general para permitir su actividad práctica. La Comisión de la Imprenta se encargaba de la realización y de la tirada de las publicaciones del C.M.D.O. tanto haciendo funcionar las máquinas de que disponía como colaborando con los huelguistas de ciertas imprentas. La Comisión de Enlace que disponía de una decena de coches, se ocupaba de los contactos con las fábricas ocupadas y del transporte del material a difundir. La Comisión de Suministros, que se destacó en los días más difíciles, cuidaba de nunca faltasen el papel, la gasolina, la comida, el dinero, el vino. Para asegurar la redacción rápida de los textos de los que el contenido era establecido por todos, no había comisión permanente, sino cada vez algunos miembros nombrados, que sometían el resultado a la asamblea.

El Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones ocupó él mismo los edificios del Instituto Pedagógico Nacional, calle d'Ulm, a partir del 19 de mayo. Al final del mes de mayo se trasladó a los sótanos del edificio vecino, una "Escuela de Artes Decorativas". La ocupación del I.P.N. tuvo esto de notable que, si los pedagogos de todas clases se sintieron denunciados y ridiculizados en su desdichada profesión [1], muchos elementos del personal, obreros y técnicos aprovecharon la ocasión para exigir la gestión de su lugar de trabajo y tomaron con valentía partido por el movimiento en todas sus formas de lucha. El "comité paritario" de la ocupación se encontró así en manos de revolucionarios. Un Enragé de Nanterre fue nombrado como responsable del servicio de seguridad. Todo el mundo se alegró con esta elección, incluso los pedagogos. El orden democrático no fue perturbado por nadie, lo que permitió la más amplia tolerancia: se dejó incluso a un staliniano del personal vender L'Humanité delante de la puerta. La bandera roja y la bandera negra ondeaban juntas en la fachada del edificio.

La C.M.D.O. publicó un cierto número de textos. Un Informe sobre la ocupación de la Sorbona, el 19 de mayo, concluía: "La lucha estudiantil está ahora superada. Mas aun están superadas todas las direcciones burocráticas de recambio que creen hábil fingir respecto de los estalinianos, en este momento en que la C.G.T. y el partido llamado comunista tiemblan. El resultado de la crisis está en las manos de los trabajadores, si logran realizar en la ocupación de sus fábricas lo que la ocupación universitaria solamente ha podido esbozar." El 22 de mayo la declaración por el poder de los Consejos obreros hacía constar: "En diez días, no solamente centenares de fábricas han sido ocupadas por los obreros y una huelga general espontánea ha interrumpido totalmente la actividad del país, sino que además diversos edificios pertenecientes al Estado están ocupados por comités de hecho que se han apropiado de la gestión. En presencia de semejante situación, que en ningún caso puede durar, pero que se encuentra ante la alternativa de extenderse o desaparecer (represión o negociación liquidadora), se han barrido todas las viejas ideas, se han confirmado todas las hipótesis radicales sobre el regreso del movimiento revolucionario proletario". Este texto enumeraba tres posibilidades por orden de probabilidad decreciente: un acuerdo del gobierno y del P.C.F. "sobre la desmovilización de los obreros a cambio de ventajas económicas"; entrega del poder a la izquierda "que hará la misma política, aunque a partir de una posición más debilitada"; en fin, los obreros que hablan por ellos mismos "tomando conciencia de reivindicaciones que están al nivel del radicalismo de las formas de lucha que ya han puesto en práctica". Demostraba cómo la prolongación de la situación actual podía contener una tal perspectiva: "La obligación de volver poner en marcha ciertos sectores de la economía bajo el control obrero puede establecer las bases de este nuevo poder, que todo lleva a desbordar a los sindicatos y a los partidos existentes. Hará falta poner en marcha el ferrocarril y las imprentas para las necesidades de la lucha obrera. También será necesario que las nuevas autoridades requisen y distribuyan los víveres..."

El 30 de mayo el Aviso a todos los trabajadores declaraba: "Lo que ya hemos hecho en Francia obsesiona a Europa y pronto va a amenazar a todas las clases dominantes del mundo, de los burócratas de Moscú o Pekín a los millonarios de Washington y Tokio. Tal como hemos maltratado a París, el proletariado internacional va a volver al asalto de las capitales de todos los Estados, de todas las ciudades de la alienación. La ocupación de las fábricas y de los edificios públicos de todo el país no solamente ha bloqueado el funcionamiento de la economía, sino sobre todo incitado a un planteamiento general de la sociedad. Un movimiento profundo lleva a casi todos los sectores de la población a querer un cambio de vida. En adelante es un movimiento revolucionario, al que no falta más que la conciencia de lo que ya ha hecho para poseer realmente esta revolución... Los que ya han rechazado los acuerdos irrisorios que satisfacían a las direcciones sindicales han descubierto que no pueden "obtener" más en el marco de la economía existente, pero que pueden tomarlo todo por su propia cuenta transformando todas las bases. Los empresarios casi no pueden pagar más; pero pueden desaparecer". La continuación del aviso rechazaba la "chapuza burocrático-revolucionaria" intentada en Charlety por una cierta unificación de pequeños partidos izquierdistas y rehusaba la mano tendida sin vergüenza a los situacionistas por ele staliniano disidente André Barjonet. El aviso demostraba que el poder de los Consejos de los trabajadores era la única solución revolucionaria, inscrita ya en las luchas de clase de este siglo. Más tarde, interviniendo en las luchas de Flins, el C.M.D.O. difundió el 8 de julio la octavilla ¡No se ha terminado! que denunciaba los fines y los métodos de los sindicatos en el asunto: "Los sindicatos ignoran la lucha de clases, no conocen más que las leyes del mercado y en su comercio pretenden ser propietarios de los trabajadores... La vergonzosa maniobra para impedir socorrer a los obreros de Flins es sólo una de las repugnantes "victorias" de los sindicatos en su lucha contra la huelga general... Ninguna unidad con los divisores."

El C.M.D.O. publicó también un cierto número de carteles, unos cincuenta comics y algunas canciones de circunstancia. Sus principales textos conocieron tiradas que se pueden cifrar entre 150.000 y más de 200.000 ejemplares. Naturalmente ocupándose en conciliar su práctica con su teoría el C.M.D.O. se había dirigido a los obreros de las imprentas ocupadas, que aportaron con sumo agrado su colaboración poniendo en marcha el excelente material del que disponían [2]. Muy frecuentemente, estos textos fueron reproducidos también en provincias y en el extranjero, a partir del momento que les llegaban los primeros ejemplares [3]. El C.M.D.O. se había ocupado de la traducción y una primera tirada, en inglés, alemán, español, italiano, danés y árabe. Las versiones en árabe y español fueron repartidas en primer lugar entre los trabajadores inmigrados. Una versión falsificada del aviso se reprodujo en Combat del 3 de junio: habían desaparecido simultáneamente los ataques a los estalinistas y las referencias situacionistas.

El C.M.D.O. se esforzó, con notable éxito, en establecer y conservar relaciones con las empresas, trabajadores aislados, Comités de acción y grupos de provincia: este enlace estuvo particularmente bien asegurado con Nantes. Además el C.M.D.O. estuvo presente en todos los aspectos de las luchas en París y en la periferia.

El Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones acordó disolverse el 15 de junio. El reflujo del movimiento de las ocupaciones había conducido una semana antes a varios de sus miembros al planteamiento de tal disolución; se había retrasado por el hecho d ella persistencia de las luchas de los huelguistas que rechazaban la derrota, particularmente en Flins. El C.M.D.O. no había tratado de buscar nada para él, ni siquiera hacer cualquier reclutamiento con vistas a una existencia permanente. Sus participantes no separaron sus fines personales con los fines generales del movimiento. Se trataba de individuos independientes, que se había agrupado para una lucha sobre bases determinadas, en un momento preciso; y que volvían a ser independientes después. Algunos de entre ellos que habían reconocido en la Internacional Situacionista la continuación de su propia actividad, se encontraron en ella [4].

Otras tendencias "consejistas" - en el sentido de que estaban por los Consejos, pero sin querer reconocer la teoría y la verdad - se manifestaron en los edificios del Anexo Censier de la Facultad de Letras, donde tuvieron en común en tanto que "Comité de acción trabajadores-estudiantes" una discusión un poco inactiva y que casi no podía progresar hacia una clarificación práctica. Grupos como "Poder Obrero", el "Grupo de Enlace y de Acción de los Trabajadores", muchos individuos llegados de las empresas fueron culpables de aceptar en sus debates, ya confusos y repetitivos, toda clase de adversarios o saboteadores de sus posiciones: trotskistas o maoístas que paralizaban la discusión, algunos permitiéndose incluso quemar públicamente una plataforma anti-burocrática redactada por una comisión nombrada con ese fin. Estos consejistas pudieron intervenir en algunas luchas prácticas, particularmente al principio de la huelga general, enviando a algunos de los suyos para ayudar al paro y para reforzar los piquetes de huelga. Pero su intervención padecía frecuentemente de los defectos inherentes a su misma agrupación: ocurrió que varios miembros de una de sus delegaciones expusieron a los obreros perspectivas fundamentalmente opuestas. El grupo anti-sindical de "Información Correspondencia Obrera", que no llegaba a ser consejista (y que ni siquiera estaba seguro de constituir un grupo, se reunió, sin embargo, en una sala aparte. Indiferente a la situación, allí machaconeó el fárrago habitual de su boletín y representó su psicodrama obstruccionista: ¿había que atenerse a la información pura pasteurizada de todo germen teórico, o bien la elección de la información no era ya inseparable de presuposiciones teóricas camufladas? Generalmente el defecto de estos grupos, que sacaban su orgullosa experiencia del lejano pasado de las derrotas obreras y nunca de las modernas condiciones y del nuevo modelo de lucha que ignoraban por principio, fue repetir si ideología habitual, con el mismo tono aburrido que habían guardado durante uno o dos decenios de inactividad. Daban la impresión de que no habían advertido nada nuevo en el movimiento de las ocupaciones. Ya lo habían visto todo. Estaban hastiados. Su desánimo sabio ya no esperaba más que la derrota para sacar las consecuencias de ella, como de las precedentes. La diferencia consistía en que no habían tenido la ocasión de tomar parte en los precedentes movimientos que analizaban; y que vivían esta vez el momento que ellos escogían para considerarlo ya bajo el ángulo del espectáculo histórico, incluso del remake poco instructivo.

Durante la crisis no aparecieron nuevas corrientes consejistas - aparte del C.M.D.O. - cuando los antiguos eran tan poca cosa, tanto en el plano de la teoría como en el de la eficacia práctica. El "22 de marzo" tuvo también algunas veleidades consejistas, como de todo, pero sin sacarlas nunca adelante en sus publicaciones ni en sus múltiples interviews. Sin embargo, a todo lo largo de la crisis revolucionara se manifestó una creciente audiencia a las consignas de los Consejos Obreros. Esto fue uno de sus principales efectos y queda como una de sus más seguras promesas.NOTAS

1: Un cartel aconsejaba: "Ya no digáis; señor pedagogo. Decid: ¡Revienta, cerdo!" Otro recordaba que: "el mismo educador debe ser educado".

2: Es sabido que las imprentas de trabajo no están tan rigurosamente controladas por los sindicalistas estalinianos como las de la prensa.

3: Entre las primeras reediciones de estos documentos se pueden citar un folleto sueco de las ediciones revolucionarias Libertad; un número especial de la publicación venezolana clandestina Proletario; un folleto editado en el Japón por la Zengakuren bajo el título Lecciones de la derrota de la revuelta de mayo en Francia.

4: Ciertos elementos exteriores han podido reclamarse abusivamente del C.M.D.O., como sucede, con mucha más frecuencia, que individuos se presentan como si fuesen de la I.S. por tonta vanagloria o por algún fin más turbio. Dos o tres antiguos miembros nostálgicos del C.M.D.O. no han evitado explotar, sin duda, su pasado en un estilo pobremente espectacular. Esto no perjudica para nada a la casi totalidad de sus participantes que aportaron tantas excelentes capacidades sin que nadie pueda ponerse por delante. Algún día volverá el Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones, con su tiempo que también volverá.

René Viénet: Enragés: Y situacionistas en el movimiento de las ocupaciones. Miguel Castellote, Ed., Madrid, 1978.


7. El punto culminante

9. El restablecimiento del estado

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