Hacia la libertad de
los presos sociales
Gabriel Ortega (ex-preso P.) Ozono 1977
En el propio 18 de julio los presos de Carabanchel
se amotinan; es, quizá, anecdótico pensar que lo
que significó el 18 se recibe hoy con luchas de los presos
sociales, que son el exponente más claro de lo que ha sido
y es un régimen dictatorial empezado por el dictador Franco
y ahora, en otra medida, continuado.
Ya Federico Engels señalaba hace más de un siglo
que el "sistema carcelario en un régimen capitalista
es, por encima de todo, una institución de represión,
un apéndice del aparato del estado empleado para mantener
condiciones sociales de explotación y opresión".
Todavía gran parte de la sociedad piensa que un motín
de los presos que están en las cárceles es la exaltación
del temor; despavoridos se dedican a mandar telegramas para que
les aseguren que estarán protegidos por las policías
especiales antidisturbios. No quieren comprender que es el propio
sistema que les gobierna el que motiva la existencia de las horrendas
instituciones carcelarias.
Desprovistos de un análisis crítico y propio piensan
con miedo que el preso es un ser atávico y molesto; de
hecho muy pocos presos al salir de la cárcel consiguen,
no sin mucho esfuerzo, penetrar en la sociedad, poder trabajar
sin que tenga la amenaza constante de su anterior pasado. No es
deshonra el haber estado en la cárcel; lo que deshonra
a las personas es el ser elementos nulos, el no analizar que todo
el sistema de explotación y opresión les motiva
en muchas y variadas ocasiones a robar para vivir. Cuando las
cifras de más del millón de parados es una gran
realidad, cuando tienen varios hijos, cuando nadie les da trabajo,
no hay a veces más solución que ROBAR; es robar
al capitalista lo que diariamente nos roba en las fabricas a todos;
es robar al sistema algo que nos pertenece. Por esto no hay que
sufrir de escalofríos y tembleque cuando oímos y
vemos que los presos de Carabanchel y otras cárceles se
suben a las azoteas para exigir la AMNISTIA, la reforma del Código
Penal, para pedir JUSTICIA, que por robar 6 camisas no les metan
6 años; para pedir que cesen las palizas de los funcionarios,
que no se usen pistolas "descontroladas" o cuchillos,
para exigir trato humano.
Muchos ahora pretenderán con lo dicho que lo que pido es
el descontrol, el que debemos robar, etc. NO, lo que exijo es
que comprendan y piensen el porqué existen las cárceles
y que las personas que están dentro también son
seres humanos.
Pero la lógica del sistema, crea las condiciones culturales,
los tabúes suficientes para mantener en silencio a toda
la población, "pues el movimiento para suprimir las
funciones actuales del sistema carcelario ataca un pilar ideológico
básico del fascismo en sus cimientos", y de cualquier
régimen aparentemente democrático.
Es quizá esta verdad la que debe servir para ampliar conceptos
tales como preso político a todos esos presos sociales
"que han cometido diversos delitos", pero los cuales
en el transcurso de sus encarcelamientos y debido a las condiciones
sociales que experimentan, empiezan a adquirir una conciencia
política. Tan pronto como dan expresión a sus opiniones
políticas se convierten aún mucho más en
víctimas de actos de inspiración "política"
perpetrados contra ellos por los funcionarios y las juntas de
régimen que sancionan después de cualquier protesta
con 60, 100 días o más de celdas de castigo "para
que aprendan" a no rebelarse contra el régimen carcelario,
contra la sociedad burguesa. "Con estos medios autoritarios
y represivos, intenta una sociedad autoritaria y represiva condenar
para siempre a unos seres a los que ella misma ha obligado a transgredir
las normas que por su cuenta ha dictado. ¿Quienes son los
verdaderos peligrosos sociales, los que están indefensos
o los responsables de la indefensión?
Por todo esto es por lo que los presos, poco a poco, van tomando
una conciencia política en su conjunto y empiezan a comprender
y ver claro la naturaleza "clasista" que tiene el sistema
carcelario. Así no es extraño que los presos se
amotinen. "La cárcel no puede alcanzar la victoria
sobre el prisionero, porque quienes tienen a su cargo las prisiones
piensan como el geómetra y suponen que como tienen todo
el cuerpo del preso en una celda tienen también todo lo
que constituye una persona".
Hace 10 ó 15 años pensar en un motín en las
prisiones del Estado español es pensar en que el franquismo
había muerto, y eso era irreal, el franquismo no murió
hasta hace varios años, pero sobrevive todo el sistema
injusto que descansa en el sufrimiento de seres humanos tan valiosos,
tan dignos como quienes no padecen la represión en las
cárceles.
Hoy aún en esta injusticia, se oyen las voces de todos
los presos para exigir su libertad. Libertad que es necesaria
para poder decir que estamos en una democracia burguesa.
Estas voces en las cárceles se llama COPEL (Coordinadora
de Presos en Lucha); en menos de un año (agosto del 76)
ha unido esperanzas, ha sacudido a todo el pueblo para que el
sector marginal que son los que "comprendemos que la culpa
de delinquir y las injusticias de las cárceles están
motivadas por esta sociedad capitalista basada en la explotación
del hombre por el hombre" tenga el apoyo de todos.
Pero lo triste es ver cómo poco a poco se aclaran comportamientos.
En este último motín, cómo en los dos anteriores
(agosto 76 y febrero 77), la solidaridad la de las personas y
partidos en muchos casos ha sido nula. No existe, se teme decir
que el preso común debe salir a la calle. Mientras que
en los dos anteriores motines el apoyo fue por personas en su
parte intelectuales independientes de partidos, que se limitaban
a descubrir la esencia de las cárceles y el aparato represivo.
También hubo grupos de jóvenes y familiares con
abogados y médicos, quienes empezaron a unirse y crear
comités de apoyo al preso social. Apoyo que nunca es suficiente,
pero es un comienzo de toma de conciencia..."Mientras el
pueblo viva guiado por las ideas de libertad y dignidad, no habrá
prisión que pueda sofocar nuestros movimientos"
Lo triste -decía- es ver que partidos tan renombrados como
el PCE, PSP, PSOE, etc. se limiten a presentar a Tamames, Sanchez
Montero y Camacho, etc. como intermediarios entre los presos y
la brigada antidisturbios. Mientras que los presos están
en las azoteas casi extenuados, sin agua y con pocos alimentos
pidiendo Amnistía general, reforma del Código Penal,
supresión de jurisdicciones especiales, reforma del régimen
penitenciario, respeto de las garantías jurídicas
de los detenidos y vuelta de los secuestrados y el "apoyo
popular para que sea comprendida nuestra marginación, residuo
de una injusta sociedad". Y dicen: "Nos han concedido
dos horas de plazo, y si en ese tiempo no bajamos, nos asesinan".
No cabe más que una respuesta que no consiste en lanzar
comunicados, ni elegir a intermediarios, sino en un verdadero
apoyo popular por parte de todos los militantes de estos grupos
y del pueblo en general. Una vez más se comprueba cómo
la existencia de determinados grupos y partidos está motivada
nada más que para asegurar las bases de una sociedad burguesa
aparentemente democrática.
¿Donde está, pues, el apoyo popular de estos partidos?
No existe, no interesa desplegar la iniciativa y la solidaridad
nada más que cuando interesa al partido para ganar más
votos y poder así dominar aun más. NO, ASÍ
NO!
Gabriel Ortega (ex-preso P.)
Ozono'77
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