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SECCIONES
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"Las prisiones
son una parte más de la esencia represiva de
todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca
a lxs que aún seguimos en la calle.
No
podemos ver las cárceles como algo aje-no a nuestras
vidas, cuando desde temprana edad hemos sido cond-icionadxs
a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta;
el castigo siempre está presente para lxs que
no quieren pasar por el aro.
En
el trabajo, en la escuela... domesticando y creando
piezas para la gran máquina, piezas que no se
atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.
Hemos
sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es
dificíl desarrollar nuestros propios deseos.
La
rebeldía brota de algunxs, otrxs simple-mente
se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones
con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo.
O viendo sus problemas como algo aislado, único
y personal.
Para
lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño
ahí tienen sus cárceles, reformatori-os,
psiquiatrícos ... creados por los que no quieren
ver peligrar las bases de su falsa paz.
No
podemos ignorar la lucha de lxs compañe-rxs presxs.
Su
lucha es nuestra lucha."
[comunicación
directa]
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BUSQUEDAS
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SOBRE LA PALABRA
...la violencia nace
como síntesis de la angustia y de la ausencia de alternativa
practicable A. Negri.
Si yo fuera un demócrata, uno de
los muchos que acuden a los llamamientos contra la violencia,
si estuviera a favor de las salidas negociadas, si yo aceptara
acríticamente las consignas del poder, si me hubiesen
telemediaticamente idiotizado, en fin si fuera un producto del
pensamiento único preparado para servir sumisa e incondicionalmente,
sin duda hoy no estaría encerrado en una maldita jaula
de una maldita cárcel, seguramente no habría empuñado
una pistola para atracar un banco pero sobre todo no me hubiera
declarado acérrimo enemigo de la organización
estado y de sus servidores.Desgraciadamente o afortunadamente,
según como se mire la cosa, soy anarquista, un rebelde
en revuelta permanente, un hijo de la clase obrera que con el
paso del tiempo se dio cuenta de que le faltaban alternativas
practicables.Víctimas y cómplices del mañoso
juego democrático a menudo nos dejamos arrebatar por
la impalpable ilusión de que nuestra voluntad viene legalmente
representada y respetada, nos convencemos de vivir en una sociedad
multicultural, tolerante y garante de la diversidad y pluralidad
de sus componentes sociales, donde cualquier idea, pensamiento,
opinión encuentra su espacio para manifestarse y tal
vez difundirse. No hay nada más inverosímil¡Al
gran puchero de la información tiene acceso hasta la
crítica más radical, tod@s tenemos derecho a participar
en la gran orgía mediática, podemos decir lo que
queramos ya que en el jaleo mediático nadie escucha.
No nos damos cuenta de que a causa de ese continuo bombardeo
mediático donde la palabra y la imagen pierden todo su
valor y significado comunicativo, nos hemos vuelto incapaces
de pensar, de reflexionar, de sacar nuevas conclusiones e ideas
autónomamente y sin condicionamiento interesado.Al contrario
de lo que los gobernantes de la Tierra quisieron hacernos creer,
vivimos en la sociedad de la incomunicación, de la superficialidad
pues cabe la siguiente pregunta: ¿puede ser la palabra
instrumento eficaz y concluyente para solucionar los problemas
sociales, políticos y/o económicos, puede la palabra
crear más justicia social, puede asegurar un trabajo
y una vivienda digna a tod@s l@s miembros de la comunidad, puede
poner remedio a problemas como la contaminación del medio
ambiente, la marginación, la pobreza?Si la palabra no
está asociada a la voluntad y acción subjetiva
dirigida a la transformación de la realidad, nada puede
hacer sino ser simple testimonio pasivo de un existente inhibido
a los cambios. Por supuesto el poder, cuya única preocupación
es asegurar la continuidad de la explotación del hombre
sobre el hombre, no tiene ningún interés en que
la palabra tome cuerpo convirtiéndose en práctica
individual y colectiva, por eso la mantiene aislada en el vacío
de la inutilidad.Hace sólo 30 años se podía
afirmar con absoluta convicción que las plumas hacían
más daño que las pistolas, sin embargo el capitalismo
ha podido recuperar y neutralizar el peligro de la palabra privándola
de su significado más auténtico. ¿Qué
es lo que queda pues?. Las únicas armas de que disponen
los excluidos, la Resistencia y la defensa activa de cara a
los continuos ataques del capital y del estado que lo administra
ejerciendo la violencia revolucionaria y creando nuevas alternativas
ahí donde reina la nada. No se puede contener la lucha
de clases, no hay amistad entre explotad@s y explotad@res, no
habrá paz social hasta que el proletariado no salga de
la esclavitud del trabajo asalariado. Hasta que la palabra no
vuelva a recuperar su legítimo protagonismo en las relaciones
sociales y humanas seguiremos en la ausencia de alternativas,
pero no debemos olvidar que donde hay ausencia hay deseos, y
donde hay ´ñ deseos realizados hay libertad, entonces
hagamos realidad nuestros deseos.
Michele Pontolillo
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