CASCOTES EN LA SOPA
Una de las cuestiones más hirientes del proceso de rehabilitación es el tema de los edificios de propietario único. Sobre unos 700 edificios del barrio, mas de 160 son de propiedad vertical y en su inmensa mayoría el propietario además de vertical suele ser partidario de especular con su propiedad, aun cuando sea a costa de los derechos de los inquilinos.
La ley marca que en caso de negligencia por parte del propietario para acogerse a las subvenciones y ayudas del plan de rehabilitación, el ayuntamiento está facultado para expropiarle el edificio y así restaurar y realojar a los inquilinos.
En la práctica lo que sucede es que se hace la famosa vista gorda, con el resultado de que las casas se van deteriorando, es decir que se van hundiendo, al punto de que hay puertas o ventanas que ya no se pueden abrir o cañerías metálicas que se empiezan a curvar cuando deberían estar pegadas a la pared, etc...
La gente que vive en estas casas, son, por supuesto gente de poco dinero, muchos pensionistas, o inmigrantes que no andan sobrados de papeles.
Eso les hace tanto más frágiles frente al casero y tanto más expulsables de un barrio cuyo perfil de población debe cambiar...
Nuestro trabajo aquí ha sido, visualmente, uno de señalización, y de modo menos visible y documentable uno de "gestión" de miedos, de largas charlas con los vecinos y vecinas, un largo recorrer de cocinas y pasillos llenos de un polvillo fino que es el del derribo o el de ese miedo, eso nunca se sabe.
En muchas ocasiones las fachadas están pintadas, desde fuera no puedes ver que los pisos interiores tuvieron que ser derribados y que la señora del tercero no puede entrar a su baño porque está lleno de puntales...así que el trabajo de señalización se dirige a hacer evidente lo que hay...
y el cartel también, por lo visto...