Kioto, recetas para hacer negocio con «aire caliente»
Las multinacionales energéticas se preparan para coartar el protocolo que limita las emisiones de CO2
A finales de Noviembre representantes de 150 estados participaron en Bonn en la V Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático. El objetivo de la cumbre no fue otro que preparar el camino para la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, un documento legalmente vinculante que, pone límites a las emisiones de los principales gases de efecto invernadero en los estados más prósperos.
En Kioto, 39 estados se comprometieron a limitar sus emisiones durante el periodo 2008-12. En el texto se recogieron, además, los compromisos de reducción de cada estado. De esta manera, los miembros de la Unión Europea reducirán en conjunto un 8%; EEUU, un 7% y Japón, un 6%. etc. En términos globales, la reducción es del 5,2%.
Pero para la gran mayoría de los grupos ecologistas los objetivos de Kioto son «absolutamente insuficientes. Tal y como está, el protocolo es, principalmente, el resultado de una operación de imagen de los gobiernos», afirma AEDENAT. Este grupo observa con inquietud los mecanismos flexibles del protocolo, ya que pueden convertirse en verdaderos «coladeros» que permitirán a los países ricos no ya reducir sus emisiones, sino aumentarlas.
El comercio de emisiones es una de estas «trampas» contempladas en Kioto. La idea consiste en que si un país desarrolla un proyecto para reducir emisiones, pueda vender las unidades de reducción de emisiones conseguidas a otro. En la práctica, este mecanismo permitirá a los países que emiten menos de lo permitido vender la diferencia entre la cantidad permitida y lo efectivamente emitido a otro estado, el cual podrá superar su límite de emisiones en dicha cantidad.
Según el protocolo, la compra-venta de gases se restringirá al ámbito de los países desarrollados y las transacciones se podrán realizar únicamente entre gobiernos. Sin embargo, desde la propia ONU ya se ha invitado a las empresas a iniciar este comercio de «aire caliente».
Así, algunas empresas ya han iniciado las transacciones en este campo. La empresa energética Canadiense TransAlta puso a la venta a finales de octubre 2,8 millones de toneladas de dióxido de carbono de los 45 millones que produce al año. El vicepresidente de TransAlta, Bob Page, explicó sin tapujos el objetivo de las energéticas: «No podemos esperar a los gobiernos porque eso nos obligaría a responder al futuro, en vez de diseñarlo».
Además de la compra-venta de derechos de emisión, el protocolo de Kioto contempla otros mecanismos flexibles, o coladeros, según se mire. Una de estas vías de reducir CO2 sin hacer nada es la posibilidad de contabilizar el CO2 que absorben los bosques como emisiones negativas. Esta vía es impulsada por estados con grandes masas forestales, como Nueva Zelanda, que ven que sus bosques pueden permitirles seguir aumentando sus emisiones de gases sin límite.
El potencial de negocio es evidente. Según pronostican algunos expertos en la materia, la posibilidad de emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera se pagará a un precio de entre 3.000 y 8.000 pesetas en el plazo de tres o cuatro años. En cualquier caso, sólo en los quince estados de la UE el mercado de la contaminación movería un negocio de un billón de pesetas en el año 2004.
Técnicos estudiarán el riesgo de las laderas de la presa de Itoiz
Los expertos analizarán las características del terreno a propuesta de la Coordinadora
Técnicos designados por la Coordinadora de Itoiz acudirán el próximo mes de enero al embalse para analizar sobre el terreno la estabilidad de las laderas y los riesgos de deslizamiento que parecen existir en los lugares donde se apoya el dique. Serán tres los técnicos que el día 3 de enero del 2000, a las 10,30 de la mañana, acudirán a Itoiz.
La Coordinadora de Itoiz asegura que la ladera izquierda del embalse arroja un grave riesgo de deslizamiento, lo que podría provocar una catástrofe si el embalse se llenase ya que, en caso de accidente, la presa podría venirse abajo liberando una enorme cantidad de agua que arrasaría Aoiz y otras localidades situadas aguas abajo.
La Coordinadora de Itoiz espera con esta actuación despejar dudas sobre las laderas del embalse, ya que "desde el ministerio de Medio Ambiente no se ha ofrecido hasta la fecha transparencia alguna en relación a los gravísimos problemas de estabilidad de laderas y de seguridad detectados en las laderas del embalse proyectado".
Actos de apoyo a los Solidarios con Itoitz por toda la geografía vasca
Diversas localidades vascas acogieron este sabado pasado concentraciones y actos de protesta enmarcadas en la jornada de apoyo a los miembros de Solidarios con Itoitz que han sido condenados a 4 años y 10 meses de prisión.
En Iruñea, dos militantes se encaramaron en el puente de las Oblatas e intentaron desplegar una pancarta de grandes dimensiones. Aunque la presencia de la Policía española impidió que lograran izarla, los dos solidarios desplegaron finalmente una pancarta en la que se denunciaba la obra del pantano.
El museo Guggenheim de Bilbo también fue escenario de otra de estas protestas. Mientras 100 personas permanecían concentradas en las inmediaciones, siete personas se encadenaron en los accesos a la cafetería hasta que la Ertzaintza cortó las cadenas e identificó a los participantes.
En Azkoitia, coincidiendo con la celebración del mercado semanal, una concentración denunció la obra del Irati y la construcción del vertedero de Oineder en la citada localidad guipuzcoana.
En Lizarra, 13 personas accedieron el pasado viernes al Ayuntamiento con la intención pasar la noche en apoyo a los Solidarios con Itoitz, aunque finalmente fueron desalojados por orden de la alcaldesa de la localidad.
Las protestas y concentraciones por la obra del pantano también llegaron hasta Donostia, Tutera, Barakaldo, Durango, Tafalla, Altsasu y Agoitz.