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Archivo de materiales sobre los sucesos de Génova


Algunas reflexiones sobre la violencia.

(Respuesta a un mail aparecido en una lista pública poco después de los hechos de Genova)

A. G. dijo:

Querid@s compas:

El/los análisis que se hagan desde este momento sobre lo acaecido en Génova son de una gran importancia, pues todo parece indicar que es un momento estratégico en el proceso de construcción de una nueva cultura política antagonista. Nuestras valoraciones de ahora influirán en nuestra práctica de mañana, y más todavía, en la propia concepción que tengamos de nosotr@s mism@s como movimiento(s) político(s)... Quiero decir aquí algunas cosas que me parecen de importancia.

hola a., solo haré un breve apunte.

En primer lugar, estamos asimilando peligrosamente los roles y clichés que nos han adjudicado los medios de comunicación.

Esto es un meme muy socorrido que se traga cualquier critica posible a la violencia como táctica política: da igual si esta crítica es radical o no, política o no, el caso es que, al equiparar inmediatamente (e injustamente) con la vision mediatica o policial del asunto, se impide literalmente toda critica al recurso a la guerrilla urbana desde una perspectiva politica radical acerca de su validez y consistencia política y ética como tactica politica para el propio movimiento popular global (tampoco me gusta lo de "antiglobalización").

pacifistas/violent@s (con todo lo que implican ambos términos cuando los utilizan los "media")a mi juicio es espectacular, maniquea y completamente falsa.

ok: la que hacen los medios es como tu dices. Pero no la que hace Dario Fo, la que puede hacer X., la que puedo hacer yo o la que hacen miles de compañeros en Italia y en el mundo, en multiples analisis y desde perspectivas diversas. Es tan injusto equiparar esas criticas a la vision mediática como lo sería equiparar las practicas violentistas a los grupos de hooligans (aunque a menudo tengan un asombroso parecido, evidentemente no son lo mismo).

Lo que nosotr@s entendemos por "paz" y "violencia" tiene -o debería tener- muy poco que ver con lo que ellos entienden. Cuando denunciamos, al unísono con los periódicos "progres", una intervención policial "desproporcionada", asumimos implícitamente la legitimidad de la presencia policial siempre y cuando se mantenga dentro de un "orden". Actuaciones como las que se han visto en Génova, como la muerte de Giuliani o el brutal asalto al IMC no son ni excepciones ni idas de olla de algunos carabinieri fascistas. Ellos saben modular perfectamente el grado de violencia que emplean, y esta vez lo han puesto al máximo porque por primera vez en mucho tiempo le están viendo las orejas al lobo.

La represión policial es completada con la represión mediática. La operación es tan simple que casi me da risa: es el establecimiento de una clásica divisoria entre "buenos" y malos". Para los medios, los "buenos" se caracterizan por no emplear la "violencia" y ser portadores de una serie de propuestas "positivas" (reformistas), y los "malos" por emplear la "violencia" y no tener ninguna clase de discurso o propuesta que no sea la devastación por la jeta. A la vez, la actuación policíaca es puesta en la picota por "excesiva", y se focaliza el "exceso" en algunos grupos concretos de carabinieri: también hay policías buenos y malos (¿os suena?), pero lo cuestionable jamás es la existencia de la policía en sí misma. Y entonces vamos nosotros y nos tragamos el anzuelo. Nos lo tragamos cuando nos reclamamos pacifistas en los términos que ellos establecen y señalamos directa o indirectamente a los "violentos"; nos lo tragamos cuando nos reafirmamos en nuestro papel de malvados destrozaescaparates, ya que lo que los medios del enemigo detestan tanto ha de ser forzosamente positivo para nosotros, y además el papel de malo siempre ha sido muy atractivo.

Asumimos así cualquiera de los dos roles que nos ofrecen en bandeja, que son los dos polos que articulan el espectáculo y que en última instancia son una auténtica tenaza para todos nosotros. Unos por miedo a la criminalización y por la ansiedad de un reconocimiento público y -vamos a decirlo- institucional, otros por malditismo y por una especie de mística irracional del enfrentamiento físico.

El asunto es que las críticas que se están haciendo hacia cierto sector que se negó a participar desde el principio en los organismos unitarios que promovían las movilizaciones de Génova y que sin embargo se empeñaron en parapetarse tras ellos y estar en el mismo momento y lugar con la gente con la que no habian querido coordinarse es:

¿Es que no nos conocemos? Todos sabemos que hay posturas pacifistas -en el mejor sentido- que son profundamente radicales, y posturas "violentas" que son lisa y llanamente reformistas, o peor aún, nihilistas. Pero también se dan casos inversos. Los compañeros que en Génova y tantos sitios han buscado el enfrentamiento directo serán muy criticados por:

Pero

  • nadie está a salvo de infiltraciones policiales, y yo conozco multitud de casos de organizaciones pacifistas que las han sufrido igualmente;
  • la mala imagen nos la van a dar siempre y en cualquier circunstancia, si el pretexto no fueran los "violentos" sería cualquier otro, y sin esas acciones espectaculares de lo que llaman bloque negro, es muy probable que las movilizaciones hubieran tenido una cobertura mínima;
  • el grado de represión, como decía antes, lo modulan ellos según su parecer, y conozco también muchos casos de represión salvaje de movilizaciones totalmente pacíficas.

    En vez de mordernos la yugular unos a otros y asumir alegremente las categorías que nos han encasquetado, convendría ir haciendo una crítica radical de los medios que nos permita afrontar operaciones como ésta, que es una auténtica ofensiva: a lo que apunta es a asimilar a los asimilables y aislar a los irreductibles como paso previo para machacarlos, desactivando así el germen de un movimiento que podría ir a mayores.

    Estoy cansado de leer cartas al director de buenos ciudadanos, cargados de las mejores intenciones, que en su puñetera vida se han movilizado por nada y que se permiten exigir al "movimiento antiglobalización" -otra entelequia- que se desprenda de los "violentos" para obtener su adhesión. Cansado de líderes emergentes que subrayan la multidiversidad tolerante del "movimiento" para a continuación decretar su talante "pacífico", estableciendo una totalización que deja fuera a muchos compañeros. Cansado de discursos místicos sobre la destrucción total y la purificación por el fuego.

    Y yo estoy cansado de oir y leer a compañeros que no escuchan y que cualquier critica a la violencia la equiparan a la que hacen los medios mas convencionales, la television o los tertulianos. Convendría no caer en e ese mismo simplismo que tanto criticamos a los media y no obligar a cualquier compañero que realiza una critica politica de estas practicas a que tenga que hacer antes una profesion de fe de que no ha sido subsumido por el bombardeo mediatico o que no trabaja para el ministerio del interior...

    Uf, vaya rollo os he soltado. Un saludo.

    nada hombre, para eso está el cafe :-)

    saludos,

    m.



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