El 30 de febrero se dio y definitivamente se dará. Una historia de calendario, apaños visiones megalomanas y ajustes. ArmonÃa en el baile celestial, luna y sol llevándose el paso como buenamente pueden; uno u otro astro siempre saliéndose del ritmo marcado por bichitos con aspiraciones de grandeza. Crónica de un sin sentido que se ajusta como un guante a la mano de un polidactÃlico.