Cerramos el ciclo sobre bienes comunales. Y lo hacemos hablando precisamente del triunfo de la propiedad individual, privada y excluyente, frente al conjunto de prácticas colectivas a las que nos hemos estado refiriendo estas semanas.
De la consolidación de la propiedad privada moderna hablamos con Rosa Congost, catedrática de historia económica de la Universidad de Girona, especializada en historia agraria y autora de Tierras, leyes, historia. estudios sobre la gran obra de la propiedad.
En el siglo XIX, la burguesÃa europea llevó a cabo sus revoluciones polÃticas. Una transformación del estado, para amoldarlo a las necesidades de una minorÃa propietaria. Mediante la elaboración de un discurso y un concepto de la propiedad, abstracto y pretendidamente universal, esta minorÃa trató de legitimar un orden existente. El Estado se transformó, para garantizar el respeto por la propiedad privada y su libre uso, que era la fuente de riqueza de esta minorÃa propietaria. Con este fin se desarrolló un código penal que persiguiera las violaciones de estos derechos de propiedad, una policÃa cada vez más profesionalizada, que defendiese este orden económico, un registro de la propiedad, una legislación y un aparato judicial acorde con estas necesidades de garantizar los intereses de esta minorÃa.
Este largo camino que impulsó la burguesÃa: Lograr consagrar sus derechos de propiedad frente a los derechos del resto de la población. Esta fue la gran obra de la propiedad.