Este sábado tendremos un programa esperado durante largo tiempo, el dedicado al Death Metal de la vieja escuela u Old School Death Metal.
Se trata de un estilo generado a mediados de los 80 que llevó la velocidad del Thrash Metal (Metallica, Slayer, Anthrax) y la gordura del Doom (Black Sabbath, Pentagram, Saint Vitus, Cathedral) a nuevos extremos de abrasión, densidad y maldad sónica y que para muchos fue y es la expresión definitiva del metal extremo. Voces guturales, punteos imposibles, letras oscuras, satánicas, sangrientas e incluso gore (o todo a la vez), y, en general, un nivel instrumental bastante aceptable (incluso impresionante) a pesar de las crÃticas, crearon el camino para que cualquiera que quisiera expresar su nihilismo, mala leche y ferocidad cerebral a través de la música tuviera un vehÃculo adecuado que expresaran auralmente toda esa angustia.
De este estilo, que ha vuelto a la palestra con esa afición al revival tan caracterÃstica de este milenio sin ideas originales, se recuerda con especial cariño por lo variado, original y potente de la propuesta al Death Metal que se creó en la primera ola. Ya en la segunda se vio una pléyade de subgéneros como el Brutal Death o Technical Death que aunque técnicamente superiores, en cuanto a originalidad y desparpajo no llegaban ni a la zapatilla a la primera.
Con extraterrestres como Atheist que metÃan Jazz en la receta, o Nocturnus que probaron a incorporar un teclado a la mezcla, junto a tradicionales defensores de la fórmula como Obituary o Deicide, es sorprendente lo variado que fue el acercamiento al estilo en esa época dorada (1987-1993) y lo enriquecedor que fue para la música extrema. El hecho de que muchos de ellos sigan todavÃa publicando y girando demuestra que a pesar del nombre es un género que está muy vivo aunque ya no surjan grupos nuevos que puedan sorprender como lo hicieron los clásicos.
Con nosotros tendremos al experto en Death Metal y otros géneros de La Hora del Kaos que ya estuvieran hace dos sábados en el programa. Nos acompañará para pinchar un grandes éxitos del género y después profundizar en todas esas propuestas marcianas que rebosaban creatividad e imaginación pero no acabaron de cuajar en la conservadora mentalidad del mundo metalero, razón de la existencia del Desenterrador entre otras.