Según cantaba el grupo Hechos contra el Decoro en una de sus canciones, “el comienzo de esta historia consistió en quitarle a palos al burro las zanahorias; desde entonces, cada vez que el burro quería comer, tenía que tirar del carro que lleva atado a él”
Convertidos estos versos en una perversa y postmoderna metáfora, hemos adoptado los smartphones como las zanahorias digitales de hoy, y ya no nos ha quedado imaginación para más. Los palos siguen siendo palos, por muy metálicos y extensibles que sean. La gran diferencia con el burro es que hoy pagamos por esos palos, y el resultado final es que las zanahorias son transgénicas, con lo que no nos aportan prácticamente nada. En lo alto de la noria, las empresas que comercian con nuestros datos son las que finalmente se llevan las sustancias nutritivas… y monetarias.
Conste que nuestra visión del universo selfie, palito de selfie y redes sociales puede estar desfasada. Somos conscientes de ello. Admitimos nuestro asombro al darnos cuenta de la gran cantidad de gente que se hace autorretratos, a menudo con los dichosos palitos, y sube las fotos a su red social preferida.
Que una ridícula “canción del verano” sea tarareada por millones de personas no tiene consecuencias para cada uno de esos individuos, más allá del aborregamiento y normalización de la población, que no es poco. Nuestras vidas pueden ser duras, precarias, estar infectadas por la enfermedad contagiosa del trabajo (o la falta de él), las carencias afectivas, las angustias varias… Las trivialidades compartidas nos ayudan a sobrellevar todo esto, lo comprendemos.gatito_final
Y lo tenemos claro: que cada cual se aliene como quiera. Lo que no podemos pasar por alto es que estas alienaciones actuales, la del selfie y, últimamente, la de la caza de Pokémons, disfrazadas de actos inocentes, tienen como consecuencia la cesión de nuestra privacidad a personas sin escrúpulos, a las que voluntariamente les informamos de dónde estamos, con quién, cuánto tiempo, cuál es nuestro aspecto, nuestro estado de ánimo (sea éste fingido o no)… En fin, documentamos gráficamente quiénes somos, cuáles son nuestros círculos sociales, nuestras filias y fobias, y mucho más.
Mientras esperamos a que llegue la siguiente moda impuesta desde arriba, seguiremos proclamando: ¡Sin privacidad, no hay libertad!
En el “extensible y metálico” programa de este mes:
Editorial: ¿Selfies?, ¿Palitos de selfies?, ¿Cazar Pokémons? No, ¡gracias! Nueva cuña: Nunca volverás a hacerte un selfie… Noticias:
¡Cuidado con tu cabeza! Los drones selfie te rodean.
Lo último que hagas en tu vida… puede ser un selfie. Patente estúpida del mes: Hemos encontrado al precursor de la “brillante” idea de los palitos para autorretratarse. Software libre: Pequeña crónica de las jornadas “Software libre para un mundo libre” que tuvieron lugar a finales de junio en el Espacio Sociocultural Liberado y Autogestionado EKO, de Carabanchel, Madrid.. Sección ocasional: Mientras atrapas Pokémons, ellos atrapan tus datos privados. Teatrillo: ¡Oooooh noooo! ¡Llegan los palitos asesinos! Música que suena en este programa: En el concierto surfero Paloalmainero han actuado: Los Tiki Phantons con “Kalifornia”; The Remoras, con “Yo maté a Robert Smith”; Tornadoes, con “Bustin’ Surfboards”; The Rhythm Surfers, con “502”; The Trademarks, con “Baha-ree-ba!”; Surfaris, con “Wipe Out” y Los Twang! Marvels con “Samba Estrella”.nofb