El dron fascina y aterroriza a partes iguales por la Âinnegable ventaja que confiere a quienes pueden Ârecurrir a su poder de muerte. Entronizado como adalid de una supuesta «guerra limpia y quirúrgica», exaltado en la lógica neoliberal por sus posibilidades mercantiles o, en el extremo opuesto, representante de una supuesta maldad tecnológica, el dron es hoy un objeto sacralizado.
Pero, en su desnudez, se trata de «versiones perfeccionadas de los viejos aviones teledirigidos», y su interés real reside en su papel en las lógicas de la guerra mundial contra el terror o en la renovación del monopolio de la violencia estatal, bélica y sistémica. El dron es parte y consecuencia de un proyecto de dominación polÃtica global, que lo condiciona de raÃz.
Enric Luján