se va la Luna, se apaga el farol
A partir del 1 de marzo, la asociación
Cosas de la Luna cierra indefinidamente. No podemos seguir haciendo
frente al alquiler, así de simple y así de duro también,
porque sin duda es terrible que uno de los espacios donde se han
maquinado algunas de las destrucciones, construcciones y reconstrucciones
más hermosas de este deambular contemporáneo se estrelle
tan de pronto contra la miserable pela.
A lo largo de más de dos años de
existencia, la Luna ha acogido infinidad de reuniones, charlas y
debates, además de clases de castellano, clases de árabe,
talleres de telares, de teatro, de agricultura ecológica
y vida en el campo, de pensamiento crítico, de literatura,
de música y de cine, entre otras muchas cosas. Ha sido también,
y esto es lo más importante, un espacio de encuentro permanentemente
abierto entre gentes de todas las edades y de todas las procedencias.
En Cosas de la Luna no ha habido gestor@s y usuari@s, porque todas
las actividades las ha organizado la propia gente interesada en
participar en ellas, creando un espacio de autogestión en
el que el tiempo libre se ha vuelto tiempo liberado. Jamás
hemos cobrado ni un duro por ninguna de las actividades, y tampoco
hemos recibido ninguna clase de subvención ni ayuda institucional.
Y ahora nos vamos. Hace justamente un año, una subida repentina
del alquiler nos obligó a trasladarnos desde nuestro primer
local, en pleno centro de Lavapiés, a la zona del Rastro.
No es casual: en los próximos meses, más de mil vecinas
y vecinos de Lavapiés se quedarán sin casa. La subida
de los alquileres forma parte de esa destrucción programada
del barrio que se suele llamar Plan de Rehabilitación, en
la que se dan la mano instituciones y propietarios para expulsar
de Lavapiés a los vecinos y vecinas con menos recursos: inmigrantes,
jóvenes, jubilad@s, parad@s y okupas, y por supuesto a cualquier
proyecto que, como Cosas de la Luna, pretenda crear espacios de
encuentro y de diálogo dentro de la diversidad. Pensar de
otra manera y actuar en consecuencia no está bien visto en
el mundo del pensamiento único, de la moneda única,
del mercado único, del único futuro posible, del único
presente legitimado.
La Luna no muere, sólo se eclipsa. La gente
que hasta ahora la hemos ido haciendo posible vamos a seguir trabajando
por lo mismo desde otros lugares. Y desde ahí os seguimos
invitando a apoyar a las asociaciones del barrio y a seguir construyendo
espacios autogestionados desde los que arruinar nuestra ruina y
liberar nuestra liberación. ĦĦĦQue nos quieren hacer invisibles!!!
Cosas de la Luna, finales de febrero del 2001