La Razón digit@l - Opinión - La biblio amenazada

La biblio amenazada

Andrés SOREL

Esta derecha se vuelve cada vez más arrogante. Si cuentan con mayoría absoluta, ¿qué ha de detenerles? Parados, jubilados, emigrantes, antiglobalizadores, quienes se oponen al imperio Bush, disidentes de cualquier índole... Lo importante es alienar: Rosas de turno y que les dejen a ellos realizar sus negocios. Los escritores a sus prebendas. Y el pensamiento libre a las catacumbas. La «Biblio» es un lugar ocupado. Por jóvenes que luchan por un mundo diferente. Que todavía conforman sueños en medio de las pesadillas de la vida cotidiana. Se enclava en la calle Amparo, corazón del barrio de Lavapiés. Por allí no pasean los diputados, los banqueros, los obispos. Abrió en octubre del año 2000. Se trata de una biblioteca autogestionada, sin profesionales ni funcionarios, que cuenta más de ocho años de historia, y que posibilita que más de 4.000 libros de toda índole, abran caminos de belleza, reflexión o conocimientos a quienes a ella se acercan. Sin cobrar nada. Jóvenes, inmigrantes, gentes de tan escasos recursos como amplias ganas de saber. Habilitaron un inmueble abandonado durante más de ocho años, inmuebles que albergan miseria y suciedad en espera de que los especuladores de turno puedan obtener de ellos rentables ganancias. Mientras así no ocurra, cosa tal vez de papeles, o de decisiones urbanísticas sobre el barrio, que se pudran quienes carecen de vivienda o locales para desarrollar actividades de ocio y cultura. Pero la Biblio es también lugar que ofrece clases de español, gratuitas, a esos que «sólo son un problema» al decir de Aznar, los inmigrantes. Clases a diferentes niveles que imparten jóvenes licenciadas o licenciados que tampoco cobran por su trabajo. ¿Será esto también otra forma de terrorismo? Las clases se imparten a quienes lo desean, tengan o no papeles, y pertenezcan al sexo, raza, religión, cultura, que pertenezcan. Porque para los jóvenes de la Biblio, ellos y ellas son, solamente, seres humanos, algo que el capitalismo feroz no está dispuesto a admitir. Para ellos son ciudadanos, y no «delincuentes», como les denominan los servidores de las multinacionales. Quienes en la Biblio prestan desprendidamente sus servicios, (hay una juventud que aguarda, ¿verdad Machado?), no creen en la Ley de Extranjería, sí en la Ley de las Humanidades. Y es la Biblio lugar también de encuentro cultural. Movimientos sociales y vecinales se reúnen para discutir o formarse, intercambiar ideas (¿qué terrible peligro!) o asistir a clases de cerámica, macramé o bailes regionales.
Es la Empresa Municipal de la Vivienda, propietaria del edificio, quien prefiere permanezca abandonada, sin uso, hasta que llegue el día en que pueda negociar su venta con los tiburones del suelo. Lavapiés es zona muy céntrica de Madrid. Sobre la que ya tendrán puestos sus ojos-garras los de siempre: banqueros, negociantes, constructores. para ello hay que «limpiarla». ¿Ha llegado quizá la hora de expulsar a los pobres, sean antiguos residentes o reticentes inmigrantes, que la habitan, y cuyas rentas no les satisfacen? Dos juzgados, el 20 y el 44 han interpuesto la denuncia, que va del desalojo cautelar a la instrucción penal, por delitos de usurpación, competencia desleal a instituciones culturales, apoyo a la inmigración ilegal, obstrucción a los planes municipales, etcétera. Llegan a pedir no sólo el desalojo del edificio, el cierre de la biblioteca (¿quema de libros subversivos incluida?), sino hasta el encarcelamiento de sus responsables. Y es que ellos son conscientes del peligro de la cultura, ellos quieren ciudadanos sumisos, pasivos, que ni lean ni piensen, que se limiten a obedecer consignas y se preparen para la guerra y la madre de todas las batallas, súbditos sin pensamiento ni voluntad. Para eso establece un decálogo de leyes la autoridad, ¿competente, por supuesto!, el decálogo de cargos que no dudan los juzgados en poner en marcha. ¿guardaos jóvenes que lucháis por la cultura y la libertad! No busquéis espacios para las mismas. Es mejor quedarse en casa, con la España de siempre, la de Eurovisión. Guardaos, que Machado ya lo dijo: una de las dos Españas, ésa, ha de helaros el corazón.