Pero si lo perdemos, perderemos con él un lugar de encuentro, un lugar donde juntar iniciativas creativas, sociales, culturales y políticas que sirven para que este barrio pueda transformarse, pueda superar situaciones que sí son graves: familias que pueden ser desplazadas si no tienen dinero para rehabilitar sus casas, inquilin@s que pueden ser desplazad@s si los alquileres siguen disparándose, inmigrantes con y sin papeles que precisan espacios desde los que recomponer su papel de sujetos y dejar de ser la mano de obra barata, tantas veces maltratada y explotada, jóvenes y no tan jóvenes que quieren ofrecer su capacidad de cooperación y su creatividad a dinámicas sociales y culturales participativas y no mercantilizadas.
El dinero no es lo único importante.
El techo no es lo único importante.
Ni siquiera el trabajo o el medio de vida es lo único importante.
Lo importante es vivir.
Vivir es integrar todas estas actividades y capacidades en proyectos que merecen la pena, que no están impuestos, sino determinados por nosotr@s mism@s.
Ese puede seguir siendo el papel de El Laboratorio en este barrio, junto con las demás asociaciones y colectivos que quieren que la diversidad de este barrio no sea aniquilada, sino potenciada.
Que esa diversidad se organice como cuerpo social vivo que decida como quiere que sea el barrio: las casas, las calles, el tráfico de coches, los mercados, las relaciones sociales y laborales, la cooperacion de vecindad.
Defendemos El Laboratorio como posibilidad de hacer el barrio un poco más nuestro, un poco menos de los especuladores y del dinero.