El motín del Penal de Libertad
hizo que traspasaran los muros de las cárceles denuncias y demandas que desde hace tiempo
realizaban los/as presos/as; huelgas de hambre, familiares movilizados/as mantienen esta
lucha por la dignidad y la vida.
Y es que a diferencia del viejo y absurdo cuento de que las cárceles son centros de
rehabilitación para delincuentes, éstas son verdaderos campos de concentración, donde
los/as detenidos/as son torturados/as física y sicológicamente, logrando así la cárcel
reproducir su propia «clientela». La gran cantidad de reincidencias evidencian lo
inútil del sistema penal como «rehabilitador».
Las cárceles no castigan el delincuente sino estarían llenas de milicos, políticos y
empresarios; lo que buscan enjaular a determinado sector social, al que primero marginaron
y excluyeron. Existe un estereotipo físico y sicológico del criminal, esos son los que
pagan por todos los delitos.
Los medios de comunicación junto al sistema penal y al Poder Judicial miran con una cara
a los pobres y con otra a los ricos. Los Rhom vacían el Banco Comercial y se mantienen
impunes mientras que las cárceles son verdaderos campos de concentración que encierran
pobres, en su mayoría a jóvenes.
Por eso creemos legítimas acciones como la del motín del Penal de Libertad, no sólo
porque evidenciaron ante la opinión pública la situación de las cárceles uruguayas,
sino también porque ante una situación insostenible la organización y la lucha son las
únicas armas de los y las pobres.
|