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No. 4


"En este lugar maldito donde reina la tristeza no se combate el delito, se condena la pobreza"
(muro de cárcel mexicana)


Cárceles

...¡miren cómo nos hablan de libertad,
cuando de ella nos privan en realidad!
¡miren como pregonan tranquilidad,
cuando nos atormenta la realidad!...
Violeta Parra


Sin introducirse primero en el tema en profundidad, se hace inviable una conclusión veraz del mismo. Pero la existencia y permanencia de las cárceles a través del tiempo y la historia, es la comprobación de su ineficacia; si siglos y siglos de cárceles hubieran servido de algo, en el presente no existiría delincuencia, si éstas fueran para la rehabilitación de «delincuentes». Lo que aclara esto es lo siguiente: «las cárceles no son centro de rehabilitación, son campos de concentración». Miles y miles son «enrejados» en ellas: niños/as, mujeres y hombres, no importa la edad pero si importa su situación económica y social: ser pobres. Mientras los corruptos de alta calaña (que funden el país vaciándolo de sus bienes) siguen libres por las calles, las cárceles se desbordan de pobres, hacinados, en las peores condiciones que pueda soportar cualquier ser humano, degradados permanentemente, física y psicológicamente.

Celdas en las que no existen rejas sino herméticas puertas en las que no corre un sola gota de aire, alienando a los individuos hasta la pérdida total de sus sentidos, privados de la mínima asistencia médica, plagados de enfermedades de todo tipo. Mientras médicos y milicos trafican con los pocos alimentos y medicamentos que allí llegan. Una pirámide de la corrupción que se construye de su misma base constantemente por más que se cambien algunas figuras cada tanto, la corrupción se perpetúa: es funcional al sistema carcelario.

Los últimos acontecimientos en COMCAR, Libertad, La Tablada, donde la prensa, los políticos, la mayor parte de la sociedad hizo vista ciega a trece asesinados por ser testigos vivientes de la corrupción policial y a todas las torturas sufridas por los otros presos. Casi ni una sola voz se alzó contra esto, contra esta realidad casi indescriptible, imposible de transmitir, de la cuál solo los presos y sus familiares, pueden contar del abuso de poder que sufren cotidianamente. Esas voces nos llevan a pensar en esa realidad insoportable, que no aguantan más, y que hace del motín una respuesta legítima.


¡Construyamos la lucha hasta en el último recoveco donde se encuentren los excluidos de esta sociedad!


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