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BRECHA
4 de Octubre de 2002


Angustia, hambre y garrones

Los saqueos que se produjeron entre el 1 y el 2 de agosto pasado llevaron a la cárcel a varias personas. Desde el gobierno se acusaba a organizaciones «radicales» y desde sectores de izquierda se insistía en «una manija de los colorados».


Sin embargo el tema parece más sencillo, al menos para los universitarios que participaron en una mesa redonda en la Facultad de Psicología, al considerar que los saqueos fueron consecuencia de la angustia social y el hambre que causa la situación económica, social y política por la que atraviesa el país.


A la misma conclusión llegó un grupo de trabajadores, estudiantes y núcleos sociales como el Ateneo del Cerro y de Las Acacias y luego el Plenario Paz y Justicia y las radios comunitarias de Colón, Germinal, La Esquina, La Villa, y la cerrense Desde el Barro, que forman el Espacio Solidario de Apoyo Mutuo. De inmediato lanzaron una campaña «Por los presos del hambre» que se reflejó fundamentalmente en «pegatinas» en reclamo de la libertad de los procesados (35 hombres y cinco mujeres).


El abogado de oficio Alberto Alonso -defensor de la mayoría de los encarcelados- gestionó casi de inmediato la libertad de quienes no tenían antecedentes. Pero debió realizar un segundo intento para que a los 45 días quedara en libertad el primero de ellos: Pablo Peralta, un joven de 22 años que no fue acusado de hurto, ni de hurto especialmente agravado, como el resto, sino de atentado. Respondió a las preguntas de BRECHA mientras picaba un morrón en la cocina de su casa, en el barrio del Padre Cacho (frente al Borro).


«Estuve 45 días presos por un garrón -dijo-. Fui con mi primo a hacer un mandado después de la una de la tarde y vimos el alboroto, la Policía en la vuelta y gente amontonada en San Martín. Regresamos a eso de las cuatro y el panorama era el mismo. Me fui a ver a mi hija a la casa de la madre. Estaba en la puerta cuando pasó un grupo de gurises corriendo. Unos policías en camioneta discutieron con unas vecinas y se fueron. Me dirigí a lo de un amigo, a pocas casas, y minutos después conversaba con una vecina sobre las corridas y el alboroto. En eso aparece otra camioneta y un policía me ordena ‘¡Subí!’. No estaba haciendo nada malo por lo que ni se me ocurrió salir disparando. Me llevaron hasta el supermercado que queda más lejos, a unas dos cuadras de San Martín (el otro está sobre la avenida) y enseguida a la Seccional 17. Allí dijeron que me habían detenido en la puerta del comercio. Uno que estaba en la comisaría y que me pegaba piñas dijo que yo le había tirado piedras a la Policía» (en la zona se concentraron muchas personas pero nadie entró en ninguno de los dos comercios).


«Estuve en la comisaría durante dos días, el juez no me atendía porque llevaban gente de todos lados. Recién a las 48 horas pasé a juzgado y de allí a Jefatura. Eramos 35 varones en una especie de jaula y vinieron a comunicar los procesamientos. Unos por hurto, otros por hurto especialmente agravado y a mí por atentado: dos policías dijeron que les había tirado piedras. Dos días en Jefatura y nos llevaron al COMCAR en dos tandas. Te gritaban ‘Largo, largo’ y te daban unos palazos en las piernas. Nos judearon un poco pero después adentro todo bien. Hay unos cuántos que se comieron un garrón como yo, un muchacho que trabaja con Tacurú, venía con la ropa de trabajo pero lo apresaron igual y él dice que le metieron un par de paquetes. Otro de acá cerca que lo llevaron de la puerta de la casa y Juan, otro pibe sano, que no tiene nada que ver con líos y lo procesaron por hurto. No conozco los otros casos, pero estos muchachos no estaban en nada.


Cuando salí pensaba entablarles juicio, no por los policías sino para limpiar un antecedente de algo que te juro que es un garrón, porque ni siquiera estaba cerca. Y para el que tiene un antecedente después todo se vuelve más difícil. Pero ahora dudo porque es otra vez en vueltas por el juzgadoy además cuando es la palabra de dos policías contra la mía ¿alcanzará con tener razón?»


Días atrás otros cuatro procesados recuperaron su libertad y se espera igual resolución para el resto de los que carecen de antecedentes.


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