La crisis carcelaria recién comienza
Según el jefe de Policía de Canelones, Luis
Pereyra Roldán, la huelga de hambre que estalló la noche del martes 5 en el
establecimiento carcelario del departamento afecta a un número no significativo de
reclusos: apenas 106 de los 580 presos que allí se hacinan.
El ayuno voluntario fue adoptado inicialmente por
260 presos, pero a las 24 horas la adhesión a la protesta se había reducido a la mitad.
En un documento que elevaron a las autoridades del penal, los presos reclamaban el
reintegro a la cárcel de Canelones de unos 20 reclusos que en el último año habían
sido trasladados al penal de Libertad.
De acuerdo con el director de la cárcel
departamental, José Luis Maquia, la protesta continuaba, al cierre de esta edición,
"en un clima pacífico". El centenar de presos ubicados en la planta baja del
establecimiento mantenía el ayuno y se negaba a salir al recreo; las visitas de
familiares fueron suspendidas.
No parece probable que el reclamo de los reclusos
llegue a ser atendido: según las autoridades, el reintegro de 20 presos acentuaría el
hacinamiento que caracteriza a la tercera cárcel del país, por el número de presos
allí recluidos.
Aunque la protesta se realizaba sin incidentes, las
autoridades decían "mantenerse atentas". El jefe de Policía sostenía que la
huelga de hambre fue una extensión de la protesta de Libertad y que fue coordinada entre
los reclusos de ambas cárceles mediante teléfonos celulares. Descartó cualquier acuerdo
por "inviable". Aunque el jefe de Policía atribuye la inflexibilidad al
problema de la superpoblación, los reclusos sostienen que el traslado de sus 20
compañeros a Libertad fue producto de medidas de represalia.
Las condiciones de reclusión en Canelones son
críticas; de ahí que se temía algún tipo de reacción como el ocurrido en la cárcel
de Rivera, donde unos 60 reclusos incendiaron sus colchones en la madrugada de ayer,
jueves, y comenzaron a provocar destrozos en las instalaciones. Este foco de protesta fue
rápidamente sofocado: la Policía departamental y los bomberos penetraron en el local y
después de dos horas dominaron los incendios y restablecieron "el orden". Hubo
cuatro reclusos heridos y otro con quemaduras de entidad.
La preocupación de las autoridades para evitar una
generalización a nivel nacional de la crisis carcelaria quedó evidenciada en las
"medidas preventivas" para reforzar los controles en todos los establecimientos
del país. Producto de ello fue una requisa particularmente intensa en la cárcel
departamental de Salto donde, según se informó, fue incautada un arma en posesión de un
recluso. En el Comcar, se informó, un conato de rebelión fue desarticulado por los 42
presos trasladados desde Libertad, quienes al llegar manifestaron que no habían sido
reprimidos.
Al cierre de esta edición, el ministro del Interior
y el director Nacional de Cárceles disponían las medidas de vigilia para el fin de
semana, en la convicción de que la crisis carcelaria recién comienza. |