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8 de marzo del 2002


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La crisis carcelaria recién comienza

Según el jefe de Policía de Canelones, Luis Pereyra Roldán, la huelga de hambre que estalló la noche del martes 5 en el establecimiento carcelario del departamento afecta a un número no significativo de reclusos: apenas 106 de los 580 presos que allí se hacinan.

El ayuno voluntario fue adoptado inicialmente por 260 presos, pero a las 24 horas la adhesión a la protesta se había reducido a la mitad. En un documento que elevaron a las autoridades del penal, los presos reclamaban el reintegro a la cárcel de Canelones de unos 20 reclusos que en el último año habían sido trasladados al penal de Libertad.

De acuerdo con el director de la cárcel departamental, José Luis Maquia, la protesta continuaba, al cierre de esta edición, "en un clima pacífico". El centenar de presos ubicados en la planta baja del establecimiento mantenía el ayuno y se negaba a salir al recreo; las visitas de familiares fueron suspendidas.

No parece probable que el reclamo de los reclusos llegue a ser atendido: según las autoridades, el reintegro de 20 presos acentuaría el hacinamiento que caracteriza a la tercera cárcel del país, por el número de presos allí recluidos.

Aunque la protesta se realizaba sin incidentes, las autoridades decían "mantenerse atentas". El jefe de Policía sostenía que la huelga de hambre fue una extensión de la protesta de Libertad y que fue coordinada entre los reclusos de ambas cárceles mediante teléfonos celulares. Descartó cualquier acuerdo por "inviable". Aunque el jefe de Policía atribuye la inflexibilidad al problema de la superpoblación, los reclusos sostienen que el traslado de sus 20 compañeros a Libertad fue producto de medidas de represalia.

Las condiciones de reclusión en Canelones son críticas; de ahí que se temía algún tipo de reacción como el ocurrido en la cárcel de Rivera, donde unos 60 reclusos incendiaron sus colchones en la madrugada de ayer, jueves, y comenzaron a provocar destrozos en las instalaciones. Este foco de protesta fue rápidamente sofocado: la Policía departamental y los bomberos penetraron en el local y después de dos horas dominaron los incendios y restablecieron "el orden". Hubo cuatro reclusos heridos y otro con quemaduras de entidad.

La preocupación de las autoridades para evitar una generalización a nivel nacional de la crisis carcelaria quedó evidenciada en las "medidas preventivas" para reforzar los controles en todos los establecimientos del país. Producto de ello fue una requisa particularmente intensa en la cárcel departamental de Salto donde, según se informó, fue incautada un arma en posesión de un recluso. En el Comcar, se informó, un conato de rebelión fue desarticulado por los 42 presos trasladados desde Libertad, quienes al llegar manifestaron que no habían sido reprimidos.

Al cierre de esta edición, el ministro del Interior y el director Nacional de Cárceles disponían las medidas de vigilia para el fin de semana, en la convicción de que la crisis carcelaria recién comienza.


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