Carta
enviada al periodista
Jorge Traverso
En el marco de las
movilizaciones que se planteaban los presos intentaron dialogar con el periodista Jorge
Traverso.
Esta es la carta que le enviaron 284 presos del Penal de "Libertad". |
Penal de Libertad, Enero 2002
Sr.
Jorge Traverso,
PRESENTE:
Los internos de este Penal nos dirigimos a Ud y a vuestro programa, para ponerlo al tanto
de la situación real que hoy nos toca vivir.
En primer lugar al exponer nuestra situación actual, tenemos que hablar de muchas y
variadas situaciones, pero esta vez solo haremos una o dos puntualizaciones.
Cuando la población reclusa llega a situaciones límites (huelgas de hambre, etc.) son
decisiones que tomamos muy a pesar nuestro. Porque en definitiva siempre los más
perjudicados, en primer lugar es nuestra familia que es la que sufre toda esa angustia.
Nosotros también la sufrimos y con creces, a pesar que son las autoridades las que hacen
las declaraciones a la prensa. Quedando al final, los presos como los malos de la
película.
Las autoridades manifiestan lo siguiente: los reclusos, siempre optan por hacer huelgas de
hambre y jamás nos plantean las inquietudes que los llevan a tal situación. Esto, es
totalmente falso. Siempre que tomamos una decisión de esta índole, las autoridades
tienen conocimiento, ya que están informados de la medida que se va a tomar.
La otra puntualización que queremos hacer, es referida a la estadía en este
establecimiento. En teoría, o sea en los papeles, venimos al Penal por un período de
estudio de seis meses. En este tiempo los técnicos del ministerio del Interior (que son
policías) deberían expedirse en evaluaciones sobre la conducta general de los reclusos,
para distribuirlos a diferentes centros de reclusión. Decimos que es en teoría pues en
la práctica es todo lo contrario.
Cuando los reclusos vienen a cumplir una sanción disciplinaria (de otro penal) al
término de la misma deberían ser devueltos al establecimiento anterior. Así dice en el
Reglamento interno del establecimiento, pero en la práctica se da todo lo contrario. Nos
dejan en este establecimiento en forma definitiva, a gusto y capricho de la autoridad
competente.
No tenemos a quién preguntar, nadie nos informa nada y menos a nuestras familias que,
como decíamos líneas arriba, es la que sufre esta situación angustiosa ya que la
mayoría de las veces cuando se nos traslada es de forma sorpresiva, no se nos informa
nada. ¡¡Y pobres aquellos presos, que quieran saber su futuro destino!! La única
respuesta que reciben es golpes de toda índole, puntapiés, bastonazos, choques
eléctricos y gases. Así son los traslados de presos de un establecimiento a otro. Con
despedidas (golpes, etc.) y bienvenidas de igual manera. Cuando nuestros familiares van a
vernos se encuentran con la ingrata noticia que fuimos trasladados y a partir de ahí
continúa un peregrinaje, de una cárcel a otra, hasta que al final encuentran a sus
hijos, a sus esposos, o a sus hermanos. Los que antes, por ejemplo: si somos de Canelones
veíamos a nuestras familias dos veces por la semana vamos a verla una vez o dos al mes.
Ya que hay familias que tienen que viajar 80, 100 y 150 km o más para poder vernos. Y al
llegar a la ruta del Penal caminar algo así como 2 km. cargados con bolsos, a veces con
lluvia o con calores insoportables. Y estamos hablando de personas mayores y niños.
Pero más allá de esto, nuestras familias y nosotros pertenecemos al género humano y no
como nos pinta una pequeña parte de esta sociedad. Esa pequeña parte, que de forma
velada pide a través de la prensa, y aplicándole terrorismo verbal a la población, de
que todo lo que le pasa a nuestro país es culpa de la delincuencia. Pero no dicen de la
otra delincuencia, la de guante blanco y cuello duro. Esa delincuencia que es la que ahoga
a nuestro pueblo, es la que poco menos pide a gritos que se aplique la ley de «gatillo
fácil».
Lo que solicitamos los abajo firmantes y por supuesto los que no lo han hecho, es lo
siguiente. Que se aplique el reglamento, cumplido el castigo que seamos trasladados a
nuestros lugares de orígenes. Y también aquellos reclusos que por razones de
acercamiento familiar y de salud lo soliciten
Para terminar queremos hacer algunas aclaraciones sobre el punto disciplinario. Las
sanciones en los establecimiento carcelarios. La mayoría de ellas son arbitrarias ya que
el GP (policía) es el mismo que directa o indirectamente ha participado en nuestra
captura, limitándose este «buen señor», la mayoría de las veces a burlarse del
recluso, por decirlo de alguna manera. Las palabras son otras ya que con esta dictadura
disfrazada de democracia tienen carta blanca para hacer lo que quieran. Y si muchas veces
no se ha pasado a mayores es porque nosotros valoramos nuestras familias, ya que es
indignante que un Estado que se autoproclama democrático -y discúlpesenos la expresión-
hace gárgaras con los Derechos Humanos y tiene en forma infrahumana a ciudadanos que ese
Estado a marginado. Porque no queremos más depósitos de carne humana es que recurrimos a
la prensa. A ustedes como una tabla de salvación, para que por vuestro intermedio nuestro
pueblo sepa lo que pasa detrás de los muros de esta democracia encubierta, que utiliza
métodos de la dictadura pasada, en la cuál, él que lo detenía, lo «interrogaba», lo
procesaba , lo «reeducaba», y lo vigilaba. Con estos métodos «reeducativos», ellos
dicen que van a reeducar a la delincuencia que ellos mismos inventan.
Los abajo firmantes y los que no lo hicieron agradecemos desde ya vuestra deferencia y
quedamos dispuestos, si ustedes tienen interés, en conversarlo de forma personal, para
que la prensa y nuestro pueblo sea informado realmente de como sufre una parte de vuestros
hijos. Porque nosotros también, somos parte del pueblo, a pesar de que nos empujan para
que seamos marginados.
Ya lo dijo el Padre de la Patria:
«Los jóvenes, deben recibir un influjo favorable en su
educación. Para que sean virtuosos y útiles a su país»
José Artigas
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