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EL OBSERVADOR
3 de Julio de 2002


ENRIQUE NAVAS ASUME EL 15 DE JULIO

Una mano dura para poner fin al jolgorio de las cárceles

«No comparto en absoluto que (la corrupción) se trate de un problema de sueldos»

El director de la Policía Caminera, inspector principal Enrique Navas, quién se hará cargo de la Dirección Nacional de Cárceles, es considerado un duro dentro de la Policía. Es de una formación rayana en lo marcial y ha defendido sus convicciones aun contra lo que piensan sus superiores del ámbito político. A sus 52 años se apresta a pasar a retiro el próximo 15 de julio e inmediatamente ocupará uno de los destinos menos agradables para un oficial como es la Dirección de Cárceles, pero el Ministerio del Interior espera que Navas le ponga coto a una repartición que, por años, ha sido caldo de cultivo de prácticas de corrupción.
Hasta octubre de 2000 Navas fue jefe de la Guardia Republicana, lugar desde dónde expresó severas críticas a algunas decisiones políticas que parecían a apuntar a otorgarle a las Fuerzas Armadas tareas de corte policial.
Estando allí también fue presidente del Círculo Policial, donde se opuso a las propuestas de hacer descuentos jubilatorios al servicio 222 que cumplen los policías.
Pero el principal choque con el sistema político lo tuvo cuando durante la campaña electoral el candidato nacionalista Luis Alberto Lacalle intentó hacer una visita a la Guardia Republicana sin previo aviso y él le impidió el ingreso.
Fue sancionado y puso su cargo a disposición del Ministro Guillermo Stirling, con quien tendría después otros choques, pero se mantuvo en su lugar porque, según dicen voces oficiales, cuenta con el respaldo del presidente Jorge Batlle.
Posteriormente se ganó otra sanción cuando declaró al semanario Búsqueda que el ministro Stirling era la máxima autoridad, pero que a él, como policía, no lo representaba.
La visión que Navas tiene sobre la corrupción policial es opuesta a la sustentada por el ex director de Cárceles, Carlos De Avila, hoy en prisión, por abuso de poder en el ejercicio de su cargo.
De Avila había dicho que los sueldos que ganan los funcionarios de Cárceles «influyen» a la hora de que estos incurran en actos de corrupción.
Para Navas el sueldo no tiene nada que ver. «No comparto en absoluto que se trate de un problema de sueldos. El policía corrupto, por más que usted le pague seguirá siendo corrupto porque se acostumbró a tener un ingreso extra que ningún aumento de sueldo le va a compensar. Con esos policías es necesario ser sumamente severo y eso todavía no lo vamos a lograr», afirmó en una reciente entrevista con El Observador.
Navas, que en poco tiempo dio de baja a 20 funcionarios venales en Caminera, se quejó de que lleve un año destituir a un policía corrupto. «Frecuentemente los policías, cuando no se considera plenamente probado (un acto de corrupción) pueden escapar a la sanción severa del sumario y continúan en servicio», indicó.
La corrupción, dijo Navas, viene de la mano de un «decaimiento de los valores morales y la falta de un sistema disciplinario ágil y eficaz».
«Al policía se le pide que camine por el barro de la sociedad sin ensuciarse el bajo de los pantalones; es como poner al zorro en el gallinero sin que mate ninguna gallina», dijo el futuro director de Cárceles.

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