EL PAIS
3 de Marzo de 2002
Motín en el Penal. No hubo heridos, ni fugas,
pero la tensión llegó a extremos por momentos insoportables sobre todo para los siete
guardias tomados como rehenes
Tarde de perros en Libertad
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| Fuera y dentro del penal de Libertad se vivió una jornada de
extrema tensión durante el amotinamiento de casi 300 reclusos que tomaron a siete
guardias como rehenes. Mientras en el interior del recinto el ministro Guillermo Stirling,
el presidente de la Suprema Corte, Gervasio Guillot y el diputado Guillermo Chifflet
parlamentaban con los reclusos alzados, en la ruta un reducido grupo de familiares
aguardaba angustiado. |

LAGRIMAS. Las madres de los reclusos clamaban a gritos y temían lo
peor a la vista de las tanquetas militares y los camiones cargados de efectivos
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El resultado de la protesta, aparentemente orquestada desde hace
varios días por los presos, fue el de condiciones aún más precarias de reclusión. A
cambio de deponer su actitud, los presos tuvieron la promesa formal de las autoridades de
recibir mensualmente lavisita de una comisión especial.
Empero, durante nueve horas se vivió la zozobra y la incertidumbre. En el momento más
crítico de la situación los rehenes fueron llevados a punta de cuchillo a las azoteas y
los presos amenazaban con arrojarlos desde unos 40 metros de altura si no se cumplían sus
demandas.
Exaltados por el consumo de estupefacientes y en medio del ruido infernal de la
destrucción en marcha los presos sólo cesaron cuando se autorizó el ingreso de los
medios de prensa como garantes.
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