El sábado 6 de abril la embajada
sueca ingresa a La Tablada y se entrevista con los jóvenes suecos Gerardo y Miguel.
Antes habían trasladado presos nuevamente a los escombros del penal, y le presentan una
Tablada diferente. Esa cárcel que al principio se la había presentado como la de máxima
seguridad y que iba a alojar a los "delincuentes más peligrosos del país",
adquiere una imagen pública como que iba a alojar a gente que no era
"peligrosa".
Como resultado de esa nueva "imagen", limpiaron los pasillos de aguas servidas,
no había tanto hacinamiento en las celdas, dejaban entrar algunos paquetes para los
presos, e incluso prestaban cierta atención médica a los detenidos que la precisaban...,
trataban de negar lo que había constatado el diputado Guillermo Chifflet, y que había
denunciado en el parlamento y públicamente y que también fue reconocido expresamente por
el Ministro del Interior, Guillermo Stirling. Esa realidad carcelaria que trascendió
públicamente y en donde toda la población uruguaya sabía que en La Tablada reinaba el
terror y que se había convertido en una gran cámara de tortura.
De todas maneras los presos siguen incomunicados, solo reciben comunicación con sus
abogados, y salen solo dos o tres veces por día unos minutos a fumar un tabaco y vuelven
a sus celdas.
También han permitido el ingreso de paquetes de comidas y cartas y algún material
escrito. Y se mantiene, sobretodo por el seguimiento permanente de los familiares la
atención médica a algunos presos que la necesitan. |