Muchachos.cjb.net -

Desde las 18 horas del día 1° de abril, los familiares de los reclusos están acampando en la escalinata de la iglesia Matriz y llevando a cabo una huelga de hambre. Hacía un tiempo que se pensaba en una movilización de este estilo, pero se decidió empezar ese día para acompañar la iniciativa de los presos. Que a su vez surge de que se pretende hacerles firmar la aceptación de 90 días de aislamiento, a causa del motín. El inspector José Sande Lima, director del Penal de "Libertad", plantea a boca de jarro que aquellos que se rebelen serán ejecutados "sin derecho a pedir clemencia". Testigos de este despropósito son unos 200 presos, que además no reciben visitas desde hace un mes.
Los familiares ocuparon la iglesia, pero aceptaron salir pues aparece la curia, se inicia un diálogo y se ofrecen a mediar. El vicario territorial Techera les permite que se queden en los escalones. Hay unas veinte personas, se quedarán diez a pasar la noche. Mucha gente no ha podido venir por problemas de trasporte. La Iglesia se compromete a participar en la comisión tripartita, a dar una explicación al público. Todavía no han logrado comunicarse con Cotugno, cosa que se espera para las próximas horas. Los familiares quieren proponerle que visite La Tablada, porque queda en el departamento de Montevideo.
Se cumplió un mes desde que los presos recibieron la última visita. Los familiares están inquietos. Las preocupaciones son muchas y variadas. No tienen idea de cómo están, pero son conscientes de que en todo ese tiempo las heridas se curan y las marcas desaparecen. No hay datos sobre la higiene o la alimentación, hay temor de epidemias. En La Tablada se admite ahora el ingreso de fruta, azúcar, galletas, todo de a medio kilo, pero ¿quién garantiza que eso llega a los reclusos? Además, puede que algunos reciban los paquetes y otros no. En el penal de Libertad, ni fruta ni nada.
En opinión de algunos familiares, esto es una maniobra para dividir. Pero, aseguran, no lo logararán: Vamos a seguir unidos, vamos a seguir juntos, dice una madre conocida como la Abuela. Aunque alguno salga, vamos a seguir en esta lucha. La Abuela tiene miedo de que los maten, "de que los desaparezcan como en la dictadura".
Es la primera vez que un movimiento de familiares de presos dura tanto. No son presos cualquiera, además: están organizados, tienen sus delegados. Es la movida más grande que han hecho los jóvenes en estos tiempos, observa un padre.
Los familiares no quieren promesas ni planes de futuro, sino que las cosas se solucionen ahora. Mientras tanto, seguirán luchando. No se dejan engañar con historias de cárceles modelo ni los famosos "cajones", que conocen porque los mostró la televisión. "Esos cajones en Estados Unidos tienen calefacción, calefón, aire acondicionado. Pero acá traen el descarte. Si fuera en esas condiciones, sí, pero no traen más que celdarios, que son congeladores en invierno y hornos en verano", dice un joven.
De lo que pasa adentro se sabe poco y nada. En La Tablada hay alrededor de un centenar de personas, de a cuatro en una celda, con un balde para sus necesidades, que les dejan de noche y pasan a retirar al otro día. No se cumple lo establecido en la Constitución ni en el pacto de San José de Costa Rica. Lo peor, la represión tampoco tiene miras de cesar.
En medio de la conversación aparece la gente de la Plenaria Memoria y Justicia; andan haciendo sus cosas, pero se paran a saludar y compartir unos mates. Eso es lo que los familiares piden: que la gente se acerque, que los apoye en esta lucha contra lo que una madre certeramente definió como "el secuestro de nuestros hijos". Que los ayuden a continuar esta movida que empezó en Libertad y va a seguir por todas las cárceles.