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INDYMEDIA URUGUAY
20 de febrero, 2002


En la cárcel también se lucha por Justicia y Libertad
by Luis February 20 2002, Wed, 7:52am
elojerano2001@operamail.com Montevideo- Uruguay

Introducción a la situación carcelaria en Uruguay.

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En la cárcel también se lucha por Justicia y Libertad

Este material es simplemente una introducción a los efectos de encarar una actividad permanente en la defensa y desarollo de los Derechos Humanos de las personas detenidas. Pensamos que este espacio de acción es imprescindible y no solo atañe a los presos y sus familiares, sino que la realidad carcelaria es algo que atañe a la sociedad en su conjunto. No es separable, en absoluto, de la realidad opresiva que cotidianamente vive nuestro pueblo, en particular su gente más jóven y pobre. Es impensable que una sociedad pueda avanzar en espacios de libertad o democracia cuando miles de personas son amontonadas en campos de concentración, y por otro lado hay una práctica elaborada y permanente basada en la violación de los derechos humanos desarrollada por los cuerpos represivos del Estado.

Los presos del Estado uruguayo

La situación en las cárceles uruguayas realmente no le envidia en nada a la situación imperante en tiempos de dictadura. Son verdaderos campos de concentración en donde los más elementales derechos del hombre no son reconocidos. En este sentido todos los convenios nacionales e internacionales (que el Estado uruguayo ha suscrito) son letra muerta, simples adornos de una realidad de pisoteo sistemático de los derechos del ser humanos.
En estas cárceles conviven hacinados en algunas de ellas (COMCAR, por ejemplo), prácticamente encerrados todo el día (penal de «Libertad»)..., miles de presos sociales y la realidad de hacinamiento y represión se continúa prácticamente en todas las cárceles del Interior del país.
Algunos «empaquetados» con procesos armados por la policía y por supuesto donde se han violado todas las garantías procesales que teóricamente cuentan todos los uruguayos.
O simplemente se encuentran presos por denunciar las torturas a que fueron sometidos en el ámbito estrictamente policial en momentos de su detención. Esto a originado campañas nacionales e internacionales para lograr la liberación de estos presos que son presos de conciencia o políticos (Por más información ver: http://www.muchachos.cjb.net/.
La inmensa mayoría, son jóvenes (edad promedio, 18 a 25 años), primarios y son la consecuencia directa de las sucesivas políticas gubernamentales que han marginado a cada vez más sectores de nuestro pueblo.
Otros, también son producto de las condiciones imperantes en nuestra tierra. Son personas que han cometido «delitos» que si estuvieran viviendo en otras condiciones, con otras posibilidades materiales, educativas y de apoyo familiar-afectivo, no hubieran sido cometidos o serían en una cantidad ínfima.
La cantidad de gente presa, su edad, su proveniencia social, define y marca la cárcel uruguaya y por eso nos atrevemos a afirmar que son presos sociales. Gente que si hubiera tenido otras posibilidades de desarrollo nunca hubieran pisado una cárcel.

Los campos de concentración de la democracia

La situación cotidiana en la cárcel marca la vida infrahumana a que son sometidos los prisioneros del Estado uruguayo. Su alimento es totalmente insuficiente en vitaminas y proteínas. La asistencia médica queda en manos de celadores que son los intermediarios entre el personal médico y los detenidos. Pero además se le agrega el gran desinterés que muchos de estos profesionales muestran en atender a las personas detenidas. Apoyo sicológico o siquiátrico prácticamente no existe o mejor dicho es usado para elaborar elementos procesales contra el detenido o para aniquilarlo. Y a esto hay que agregarle las requisas violentas, el apaleamiento en los traslados, etc., etc.
El encierro, la falta de políticas y medios para el estudio de los presos. La falta de trabajo remunerado que le sirva como un elemento de apoyo para él y su familia. En definitiva una política de encierro sin ninguna chance de nada para la inmensa mayoría de los presos es lo que convierte definitivamente a las cárceles uruguayas en verdaderos campos de concentración de la democracia uruguaya. Una cárcel que para lo único que sirve es para tratar de aniquilar síquica y físicamente a las personas detenidas.

La justicia es una farsa

Si agregamos la realidad de los famosos procesos judiciales. Con defensas que cada vez cuentan menos al lado del peso que han adquirido jueces y fiscales. Abogados de oficio que la mayoría de las veces no apelan ningún proceso o condena. Causas judiciales que se extienden en el tiempo pero, que en muchísimas de ellas no importan las pruebas materiales, si hay testigos o no, si hay huellas, etc., etc. Es decir la justicia convertida en farsa donde el sistema judicial se convierte en una verdadera máquina de proceso sumario para los presos.
No importan ni se tienen en cuentan los plazos legales, para la permanencia en una cárcel o para las posibilidades de salidas temporales. Ya sea a nivel carcelario o judicial, para la inmensa mayoría de los presos todo está sujeto a la arbitrariedad o capricho de una autoridad judicial o policial carcelaria.
Es que en definitiva, actualmente, en Uruguay hay una verdadera máquina jurídico-represivo-policial avalada prácticamente por toda la clase política, con la que tratan de meter miedo a una juventud que crece diariamente sin ninguna posibilidad de futuro. Al hambre, la desocupación y la falta de perspectivas de esa juventud de abajo los de arriba y su sistema lo único que ofrecen es la represión. Políticas duras, avances represivos a nivel judicial donde cada vez recortan más las garantías de las personas, aumentan las penas. Al tiempo que la tortura y el maltrato es una realidad a nivel policial. Y por supuesto la cárcel convertida en campo de concentración donde los represores tienen carta blanca para hacer lo que quieran y los presos no tienen derecho a nada.

La injusticia esencial de la sociedad uruguaya

Pero además hay un tema esencial y es la impunidad con que cuentan ricos y milicos para realizar sus fechorías. La impunidad de los verdugos de la dictadura es total. La impunidad de los ladrones de guante blanco y cuello duro es total. Sus negociados van fundiendo al país y diariamente capitalistas explotadores y políticos a su servicio le meten la mano en el bolsillo a nuestro pueblo. Y con ellos no pasa nada, al contrario cada vez ascienden más en el sistema. Esto marca una injusticia esencial que marca que la sociedad uruguaya no tiene ninguna autoridad moral para tener a nadie, absolutamente a nadie preso. Pues para que haya una norma que alguien diga que debe ser respetada esta tiene que ser pareja para todo el mundo.

La represión aumenta la violencia

Por otro lado un gran argumento que han esgrimido desde el ministerio y sectores políticos es que con políticas duras -represión- iban a terminar con la violencia. Y lo sucedido es todo lo contrario. La violencia y la barbarie en las relaciones humanas va creciendo como consecuencia de esas mismas políticas represivas. Es decir, la represión a problemas que son sociales no es una receta para solucionar esos males y la cárcel endurecida lo único que ha hecho es envilecer aún más a la sociedad uruguaya y va generando un odio que cada vez es más violento. Es decir, la política represiva no ha solucionado los problemas que querían solucionar (violencia y delincuencia) sino que los ha magnificado.

Finanzas y DD.HH.

Por otro lado un argumento permanente que utiliza el ministerio del Interior es que todos los problemas se solucionan creando más cárceles y para eso se precisa plata. Así han llegado al disparate de cerrar un hospital para convertirlo en cárcel. En realidad los derechos humanos no son un problema de plata es simplemente de convicción. Y si precisan plata para solucionar el problema del pueblo (uno de ellos es la situación del pueblo preso), que recorten el presupuesto del aparato represivo o paren el despilfarro que hacen cuando llegan las elecciones o las construcciones faraónicas como la Torre de Antel (que ahora parece que quieren regalar). También pueden no pagar la deuda externa (que no la contrajo el pueblo) y con eso todo nuestro pueblo podría vivir en otras condiciones. En definitiva el problema financiero no tiene nada que ver con los derechos humanos.

En democracia: ¿Pueden haber cárceles militarizadas?

Otro tema central es que si realmente en Uruguay hay una democracia hay cosas que no pueden ser admitidas. Y no puede ser que el policía que detiene a los infractores, lo mantenga luego en custodia en la cárcel. En ese sentido hay una pelea que hay que librar y es para sacar la cárcel del ámbito del Ministerio del Interior. Por otro lado también terminar con esas alambradas y ejército rodeando las cárceles pues no estamos en un Estado militarizado y además tenemos que plantear claramente que cuando un soldado mata a una persona es simplemente un crimen, que está penado por la ley, pues el Estado uruguayo no está en ninguna guerra.

La cárcel como institución ¿le sirve a la sociedad?

Otro elemento que esta en cuestión es la verdadera validez de la cárcel. La cárcel es una institución que surgió en un periódo histórico concreto. Antes de ella el castigo para los infractores era la tortura y la muerte. Es así que la cárcel venía a ser un instrumento que categorizaba la libertad de los individuos como un elemento fundamental. Según los impulsores de estas «soluciones», pensaban que quitando la libertad de los individuos iban a terminar con la «delincuencia». Nunca lo lograron. Los niveles de «infracción» descienden o aumentan según las realidades económicas-sociales que vive la gente. Es decir fracasaron en esa idea.
Por otro lado las famosas políticas de «rehabilitación» siempre fueron un elemento decorativo de una realidad que estaba destinada simplemente para el castigo de los infractores. En este sentido, también fracasaron. Ya que este tipo de institución carcelaria generó los famosos «centros de corrupción», donde el «delito» se perfeccionó y los «guardianes» del orden se corrompieron totalmente. Y así llegamos a esta realidad donde cada cárcel es un feudo donde los directores y oficialidad carcelaria disponen a su antojo y hacen su «negocios», algunos de ellos incluso enrriqueciéndose a costa de la explotación de las personas detenidas. Es decir es otro fiasco que se le ha vendido a la sociedad en su conjunto.

Más presos y más años de prisión: una situación sin salida

Y por otro lado el gran disparate. Aumentan las penas de prisión, y aumentan los presos... Con esas políticas en poco tiempo vamos a llegar a una realidad donde no haya espacio físico para tener a los prisioneros... Y entonces ¿que harán? En realidad es la gran estupidez que plantean los de arriba. Estupidez que lamentablemente le cuesta la libertad e inclusive la vida a miles de orientales.

La lucha de los presos por sus derechos

Como vemos hay muchos ángulos para realizar una crítica de fondo a todo el sistema carcelario. Una crítica que para nosotros es totalmente interesada, pues nos importa la gente y sus derechos y creemos que es lo único que hay que rescatar de toda esa institución carcelaria.
Hasta ahora los presos han librado una resistencia. Una lucha que se ha expresado de diferentes maneras en la defensa de sus derechos. Protestas individuales, huelgas de hambre, motines, etc., etc. Ha sido una resistencia desesperada y en gran medida ha quedado aislada al ámbito carcelario, sus familias y algunos organismos de derechos humanos. La prensa grande cada vez que ha tomado el tema preso no le ha hecho un gran favor a la causa de los derechos del preso. Es que la prensa grande, en gran medida es parte fundamental de una política donde el Estado uruguayo se vuelve cada vez más autoritario y represivo. Gastan ríos de tinta y espacios televisivos en estigmatizar a los presos o a la delincuencia como dicen y silencian las barbaridades represivas que se suceden cotidianamente en todas las cárceles del país.

Campaña internacional por la libertad

Desde hace dos años se está luchando por la libertad de cuatro jóvenes presos. Se ha denunciado la tortura como método de interrogatorio, la farsa judicial y la cárcel convertida en campo de concentración. Se ha tratado de difundir esta lucha y la realidad de todos los presos sociales a nivel nacional e internacional. Nuestros muchachos siguen presos, pero hay un movimiento solidario que desde 28 países de todos los continentes y más de 60 ciudades reclama la libertad y el respeto de los derechos humanos en Uruguay. Miles de personas han reclamado la libertad de estos jóvenes presos. En Uruguay funciona el Comité por la Libertad de los Muchachos Presos y fuera de fronteras funciona la Comisión Internacional por la Libertad de los Muchachos suecos-uruguayos detenidos en Uruguay.

A forjar un amplio movimiento de defensa de los derechos humanos de las personas detenidas

Hoy hemos tenido acceso al planteo que cerca de 300 presos plantean difundir. Conocemos su realidad y hemos visto sus propuestas de lucha. Una lucha que la entendemos justa y necesaria, pues como bien dicen hay que terminar con los depósitos de carne humana de esta falsa democracia que utiliza métodos dictatoriales.
Al mismo tiempo vemos como realmente positivo las reuniones de familiares que se empiezan a encontrar para ver como se puede apoyar más eficazmente a las personas detenidas y su lucha. En este sentido creemos de vital importancia que los familiares se auto-organicen para defender los derechos de las personas detenidas y a través de la organización la lucha y la solidaridad se vayan abriendo caminos de esperanza.
La lucha de los presos no debe quedar reducida al ámbito carcelario y familiar. La lucha de los presos es política. Porque la política del régimen es tenerlos en las condiciones que los tienen. Y si los jueces no aplican los tratados internacionales sobre tortura y DD.HH. y en las cárceles los convenios internacionales sobre trato de prisioneros son letra muerta es porque desde el gobierno, sus ministerios y los despachos de los senadores y diputados se ambienta una política de doble discurso donde por un lado se firma todo tratado sobre DD.HH. y en la práctica existe un acuerdo tácito de no aplicarlo.
Algún político les podrá dar una mano a los presos y su lucha, pero la inmensa mayoría de la clase política van a mirar para otro lado o pedirán más dureza con los infractores.
Esta en juego la integridad física y mental de miles de uruguayos, pero además el Estado uruguayo tiene que hacerse cargo de todos los convenios internacionales sobre DD.HH. que ha suscrito internacionalmente.


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