Desde
el mediodía del viernes y durante ocho horas, los presos se hicieron cargo del control
del Penal de Libertad, tomando cerca de diez rehenes de la guardia carcelaria. En ese
lapso, los presidiarios destruyeron las instalaciones del edificio, dejándolo
prácticamente inhabitable, y quemaron todo lo que se podía quemar, según narró el
presidente de la Suprema Corte de Justicia, Gervasio Guillot, quien se había trasladado
hasta la cárcel para negociar una solución.
Además de
Guillot, participaron de la mediación el ministro del Interior, Guillermo Stirling, y el
presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Guillermo
Chifflet.
Luego de febriles
negociaciones, minutos después de la hora 20 se logró que los reclusos liberaran a los
rehenes y levantaran el motín, luego que las autoridades prometieran que no habría
represión por la violenta acción de los reclusos. El resto de los puntos del acuerdo no
trascendió, aunque los voceros de los presos manifestaron que su principal
reivindicación había sido el traslado a otro centro, debido a las lamentables
condiciones en que se encuentra la cárcel ubicada en el departamento de San José.
Ayer, luego de los
momentos vividos el viernes y la preocupación manifestada por los familiares en la
víspera, se vivía una tensa calma en el penal. Sin embargo, no habían existido
respuestas sobre un posible traslado de los presos. * |