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LA REPUBLICA
3 de Junio de 2002


Reclusos denuncian malos tratos

Señor Director de
LA REPUBLICA
Dr. Federico Fassano Mertens



Mediante la presente, los que suscribimos internos del sector celdario del Establecimiento Penal de «Libertad» (siendo a la fecha un total de aproximadamente unos ciento cincuenta), se dirigen a Uds. para que por su intermedio comunicar a toda la población los hechos acaecidos en los últimos meses.

El Penal de «Libertad», ha sido y es un centro de sanciones, donde los reclusos de todo el país son trasladados para el cumplimiento de las mismas. Sin embargo estas nunca tienen un fin y conlleva a que sea un lugar de depósito humano permanente. Así se pierde casi totalmente el contacto afectivo familiar por diversos problemas socio-económicos que hacen muy difícil a nuestra familia poder venir a vernos. También perdemos totalmente los estados de causa ya que el contacto con abogados, jueces, etc., es casi nulo.

En este recinto, la realidad supera todo lo que se pueda escribir sobre torturas y malos tratos, tanto físicas, sicológicas y morales.
La asistencia médica ha llegado al punto de tener que dejar el almuerzo para lograr llevar a algún compañero a un hospital; la falta de cuidados a enfermos portadores de H.I.V. y de otros enfermos crónicos es total. Y ni hablemos de la cantidad de presos ahorcados, cortados, quemados..., que han llegado a esos extremos por no tener a nadie que los escuche.
Sumado a esto la mala higiene del lugar; convivir con toda clase de roedores, cucarachas y alimañas es lo normal. Los baños que rara vez se destapan. La falta de ventanas y vidrios, que los días de lluvia se hace imposible quedar seco dentro de las celdas.
También la falta de alimentos básicos para una mínima nutrición, salvo lo que nuestros familiares nos suministran.
El encierro excesivo que consistía en 21 a 22 horas en las celdas, donde la ociosidad y el aburrimiento llega a sus límites máximos. Sin siquiera tener la posibilidad de pensar en una plaza laboral o en que se otorguen nuestros derechos que como personas nos corresponden. En celdas de seis metros cuadrados, dos personas y en muchos casos sin siquiera un colchón.
Donde, además se castigaba sin ningún motivo a aislamientos de 30 a 90 días. Y sin ninguna opción de defensa.
Con un poder judicial que encubre la gran cantidad de denuncias recibidas desde adentro de los muros. Con jueces que sus imputados son solo números y estadísticas para una deshonrosa planilla.
Y una guardia interna que solo sabe reprimir y que llega a todo tipo de maltratos físicos y a una falta total de respeto llegándonos a robar lo que nuestras familias nos proporcionan. Y así nos baleaban en los patios con balas de goma y de plomo.
Todo esto y mucho más, fue lo que ocasionó el motín. Todo esto y mucho más terminó con la destrucción de un edificio que era un infierno para nosotros, mientras también beneficiaba económicamente a algunos oficiales y políticos de turno.

Luego de 8 horas de rebeldía y con la palabra de no reprimir y sancionar, los Ministros de Interior y Justicia dieron por terminado el suceso.
Pero luego de ser recontados e ingresar nuevamente a las ruinas ya había empezado la represión: nos negaban el agua y la alimentación..., y nos baleaban cuando queríamos conseguirlo.

Y luego más represión... Dormir en pisos mojados y comer en el mismo lugar donde defecábamos. Cuidándonos unos a otros para no ser mordidos por las ratas o de ser alcanzados por las balas disparadas por rencor o por diversión. Padeciendo toda clase de pestes conocidas y no y sin ningún tipo de asistencia médica. Con compañeros seleccionados y aislados en lugares sin baño, ni agua.

En medio de brutales palizas -realmente inexplicables a los años que vivimos-. Y el engaño mostrando a compañeros en carpas que luego que la prensa se retiraba eran desarmadas... Hoy vivimos un infierno, al punto que cuando salimos al patio no sabemos si aparecerá un nuevo «ahorcado»...

Somos conscientes que destruimos una instalación, pero la pregunta es: ¿Porqué se llegó a eso?


PRESOS DEL PENAL DE LIBERTAD Y LA TABLADA


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