Mediante la presente, los que suscribimos internos del sector celdario del Establecimiento
Penal de «Libertad» (siendo a la fecha un total de aproximadamente unos ciento
cincuenta), se dirigen a Uds. para que por su intermedio comunicar a toda la población
los hechos acaecidos en los últimos meses.
El Penal de «Libertad», ha sido y es un centro de sanciones, donde los reclusos de todo
el país son trasladados para el cumplimiento de las mismas. Sin embargo estas nunca
tienen un fin y conlleva a que sea un lugar de depósito humano permanente. Así se pierde
casi totalmente el contacto afectivo familiar por diversos problemas socio-económicos que
hacen muy difícil a nuestra familia poder venir a vernos. También perdemos totalmente
los estados de causa ya que el contacto con abogados, jueces, etc., es casi nulo.
En este recinto, la realidad supera todo lo que se pueda escribir sobre torturas y malos
tratos, tanto físicas, sicológicas y morales.
La asistencia médica ha llegado al punto de tener que dejar el almuerzo para lograr
llevar a algún compañero a un hospital; la falta de cuidados a enfermos portadores de
H.I.V. y de otros enfermos crónicos es total. Y ni hablemos de la cantidad de presos
ahorcados, cortados, quemados..., que han llegado a esos extremos por no tener a nadie que
los escuche.
Sumado a esto la mala higiene del lugar; convivir con toda clase de roedores, cucarachas y
alimañas es lo normal. Los baños que rara vez se destapan. La falta de ventanas y
vidrios, que los días de lluvia se hace imposible quedar seco dentro de las celdas.
También la falta de alimentos básicos para una mínima nutrición, salvo lo que nuestros
familiares nos suministran.
El encierro excesivo que consistía en 21 a 22 horas en las celdas, donde la ociosidad y
el aburrimiento llega a sus límites máximos. Sin siquiera tener la posibilidad de pensar
en una plaza laboral o en que se otorguen nuestros derechos que como personas nos
corresponden. En celdas de seis metros cuadrados, dos personas y en muchos casos sin
siquiera un colchón.
Donde, además se castigaba sin ningún motivo a aislamientos de 30 a 90 días. Y sin
ninguna opción de defensa.
Con un poder judicial que encubre la gran cantidad de denuncias recibidas desde adentro de
los muros. Con jueces que sus imputados son solo números y estadísticas para una
deshonrosa planilla.
Y una guardia interna que solo sabe reprimir y que llega a todo tipo de maltratos físicos
y a una falta total de respeto llegándonos a robar lo que nuestras familias nos
proporcionan. Y así nos baleaban en los patios con balas de goma y de plomo.
Todo esto y mucho más, fue lo que ocasionó el motín. Todo esto y mucho más terminó
con la destrucción de un edificio que era un infierno para nosotros, mientras también
beneficiaba económicamente a algunos oficiales y políticos de turno.
Luego de 8 horas de rebeldía y con la palabra de no reprimir y sancionar, los Ministros
de Interior y Justicia dieron por terminado el suceso.
Pero luego de ser recontados e ingresar nuevamente a las ruinas ya había empezado la
represión: nos negaban el agua y la alimentación..., y nos baleaban cuando queríamos
conseguirlo.
Y luego más represión... Dormir en pisos mojados y comer en el mismo lugar donde
defecábamos. Cuidándonos unos a otros para no ser mordidos por las ratas o de ser
alcanzados por las balas disparadas por rencor o por diversión. Padeciendo toda clase de
pestes conocidas y no y sin ningún tipo de asistencia médica. Con compañeros
seleccionados y aislados en lugares sin baño, ni agua.
En medio de brutales palizas -realmente
inexplicables a los años que vivimos-. Y el engaño mostrando a compañeros en carpas que
luego que la prensa se retiraba eran desarmadas... Hoy vivimos un infierno, al punto que
cuando salimos al patio no sabemos si aparecerá un nuevo «ahorcado»...
Somos conscientes que destruimos una instalación, pero la pregunta es: ¿Porqué se
llegó a eso?
PRESOS DEL PENAL DE LIBERTAD Y LA
TABLADA |
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