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LA REPUBLICA
6 de marzo del 2002

.Bastaron siete minutos de diálogo entre dos representantes de los familiares y los reclusos para que estos últimos depusieran su actitud y entregaran el penal a las autoridades carcelarias. Así, ni más ni menos, culminó el motín en el Penal de Libertad.
"Una cosa era clara. Si no destrabábamos la situación entre los familiares y reclusos hubiéramos, quizá, lamentado hechos de violencia y de sangre, cosa que no queríamos", relató a LA REPUBLICA Oscar Oviedo, uno de los negociadores en la ocasión.
Oviedo añadió que los reclusos accedieron a desalojar el celdario, siempre y cuando estuviera presente la comisión tripartita que se conformó el viernes, día del inicio del motín, y que quedó comprometida en hacerse cargo del penal. La misma está integrada por el Ministerio del Interior, el Poder Judicial y la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento.
"¿Qué se logró con esto?", se preguntó Oviedo. Y respondió: "Se dio por muerto un centro carcelario de la época de la dictadura, sin violencia y sin derramar una gota de sangre".
El representante de los familiares de los reclusos sostuvo que cuando se encontraron con los presos, la situación "era de total normalidad, aunque se notaba el lógico cansancio y el desgaste por las horas de tensión vividas".
"Pero ellos no pidieron en ningún momento tomar agua, ni comida y lo que querían era irse de ese centro de reclusión, y creo que lo lograron".
Señaló que desde el mismo viernes hasta la tarde del lunes los reclusos "no dieron muestras de flaqueza; por el contrario, mostraron fortaleza y más allá de algunas disidencias internas que tuvieron, hubo una unidad total". "Los vimos con mucha alegría. Les dijimos que iban a salir vivos, que se tranquilizaran, que íbamos a mediar con las autoridades del Penal. Cuando salimos, les gritamos que las cosas estaban bien y que iban a salir sin problemas", recordó.
Oviedo y el resto de los familiares señalaron que lo que trasciende, más allá del motín en sí, es que se creó la comisión tripartita que "ahora tiene que hacerse cargo de los problemas que se originen en los centros de reclusión". "En ese penal que vemos ahí estuvieron hacinados durante la dictadura miles de compatriotas que salieron destrozados física y psíquicamente. Se dijo, cuando comenzó la democracia, que eso iba a ser el museo del horror. Hoy es el presente del horror", afirmó el negociador.
"Lo que hicieron los presos al romperlo es algo que habría que hacer hace tiempo. Destruir los símbolos de toda impunidad y de represión de lo que fue en otro tiempo. Hoy sigue siendo el campo de concentración máximo del Uruguay, y por eso lo quieren reconstruir", opinó. Oviedo agregó que "por eso lo que hicieron los presos con la destrucción de ese edificio era algo que toda la sociedad uruguaya tendría que haber hecho hace tiempo".
Rápido y económico
Después de haber invertido más de dos millones de dólares para la reconstrucción del Penal de Libertad tras los motines de 1994 y 1999, el gobierno analiza la construcción de módulos de acero en el predio del establecimiento, muy resistentes y económicas.
"Este es un sistema donde el tiempo de emplazamiento es de 18 a 25 celdas por día. Es decir que es un sistema de construcción realmente rápido y muy económico", explicó ayer el ministro del Interior, Guillermo Stirlig. Como se informó en la pasada edición, las autoridades estiman que unos 200 reclusos del Penal de Libertad, los menos peligrosos, podrían ser trasladados a La Tablada.
Se descartó hasta el momento que del penal maragato se derivaran al Comcar y que desde allí a La Tablada. Esta nueva iniciativa permitiría que antes de que termine marzo los internos de Libertad tengan un lugar donde estar, y no como ahora que continúan a la intemperie. La pasada jornada transcurrió con tranquilidad, salvo en las primeras horas de la mañana, cuando se realizó un impresionante dispositivo de seguridad para el traslado de unos 40 presos desde el penal a Santiago Vázquez.
Los cabecillas del motín (los 25 que identificó la Policía) se encuentran en un sótano, mientras que la Dirección Nacional de Cárceles dio cuenta a la Justicia sobre las responsabilidades que tuvo cada uno de ellos. Stirling anunció el comienzo de una investigación para establecer cómo fue que los presos tenían celulares, drogas y armas. *

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