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LA REPUBLICA
23 de Junio de 2002


Los responsabilizan de cobro de traslados e ingreso de drogas

Familiares de reclusos acusan a policías de irregularidades

Familiares de detenidos denunciaron a LA REPUBLICA que los propios policías son los responsables de la droga que circula en los distintos establecimientos carcelarios. A su vez, señalaron otros abusos, como el cobro por traslados a otras dependencias y la venta de celulares.

GUILLERMO GARAT

La tensa situación que viven los 5.300 presos de todo el país no escapa a sus familiares, que se vienen organizando para denunciar y apoyarlos desde el exterior.

La única autoridad en las cárceles es el Ministerio del Interior, que depende del Poder Ejecutivo y según dijeron los familiares este matutino los demás poderes "están pintados", haciendo referencia al Legislativo y al Judicial.

Los mismos parientes dijeron en entrevista con LA REPUBLICA que no se les permite ingresar los domingos ni en las visitas semanales ningún paquete, ni nada. Sin embargo, en la prensa aparecen con una temerosa asiduidad los resultados de las requisas, en las que se encuentran armas de todo tipo, drogas y otras cosas. La pregunta es, entonces, de dónde se obtienen estos objetos, destacan Luis Giménez, Oscar Oviedo y Goy Fonseca.

"En el Penal de Libertad hubo problemas entre presos, eso es evidente, un preso fue muerto por otro con un arma de fuego, casualmente un arma de reglamento, y hasta el día de hoy ni la policia técnica ni nadie ha podido descubrir de dónde ha venido el arma reglamentaria", señaló Giménez.

Drogas

Sobre la situación de las drogas no duda en afirmar que son ingresadas por la propia guardia. "En las cárceles circulan drogas y ese tipo de cosas, la realidad es que eso ingresa, no por los familiares, sino en grandes por la Policía".

Giménez agregó que "los presos cuentan que cuando comienza la rebelión del 1° de marzo en Libertad, y toman la intendencia, que es donde están los milicos, se encuentran con cosas que son increíbles: una lata de 10 kilos de cemento de contacto y tres kilos de marihuana aproximadamente y sucesivamente en los otros pisos iban apareciendo kilos de marihuana y eso".

Para los entrevistados "esto quiere decir que, en definitiva, no sólo le vendían la merca, que también la trafican, le vendían el porro y a los de pocos recursos le vendían el cemento y la bolsita para que se drogaran. A la cárcel le sirve que el preso se liquide con la droga, eso se canjea por favores y miles de cosas. Entonces eso tiene que ver con la corrupción, creo que hay una gran mafia en la cárcel y se llama los subalternos del Ministerio del Interior", denuncia esta persona.

"Escabio" versus mercado

"Siempre te hacen el cuento de que en las requisas encontraron tantos litros de 'escabio'. ¿Por qué persiguen tanto el 'escabio', que es la bebida casera de los presos? Incluso hasta en la dictadura lo hacían los presos, porque no sé quién puede bancar los fríos sin un mínimo de alcohol y calorías. ¿Por qué hay tanto énfasis en perseguir el 'escabio' y por qué caen dos por tres tantos litros de 'escabio' y no muestran ni 10 gramos de marihuana, por qué nunca cae un gramo de merca? Porque el 'escabio' es de los pobres y no le genera ganancias a nadie", afirmaron.

Traslados

Una madre de un recluso, hoy muerto, señalaba en la Cámara de Diputados para la Comisión de Derechos Humanos: "Es tal la corrupción que hay que un policía me llamó a mi casa para decirme que él le daba bien de comer a mi hijo si yo le pagaba los conformes de una moto. (...) Además me han contado que cobran cinco mil pesos por los traslados al Tacoma y 350 pesos los celulares".

A su vez el diputado encuentrista Guillermo Chifflet en una de las visitas a las cárceles que realizó junto a otros parlamentarios pudo saber que "cobraban 500 dólares para trasladar a un preso a un departamento del Interior". Esa mujer que señalaba la llamada de un funcionario policial a su casa dijo: "Nos revisan --me revisaban, porque hace dos años que no voy-- tanto que no sé dónde podemos esconder un poco de droga, un celular ni nada. Ni una carta podíamos pasar. A la vuelta nos revisaban los bolsos por si había cartas adentro". *


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