El
siete de abril pasado no fue un día más en el Penal de Libertad. Dos reclusos
aparecieron muertos, con sábanas atadas en sus cuellos con el mismo tipo de nudos. Ambas
muertes ocurrieron casi a la misma hora en celdas separadas. La primera versión oficial
habló de suicidios y de ajuste de cuenta entre presos, pero en la sociedad se abrían
signos de interrogación que ponían en duda que estos reclusos se hayan quitado la vida
por su voluntad. En las calles se habla de asesinato.
Ese día murieron
Wilton Martínez y Marcos Lemos, que coincidentemente habían sido "líderes"
del último motín que destruyó las instalaciones del Penal de Libertad.
Desde el primero
de marzo, día del feroz motín, las autoridades carcelarias no controlan el interior del
penal por temor a ser tomados como rehenes. Según voceros del Ministerio del Interior,
los presos están solos y en tierra de nadie.
En lo que va de
este año 2002 fallecieron 14 reos en las cárceles uruguayas. Seis de estas muertes
ocurrieron después del motín del Penal de Libertad y, de estos seis, cuatro estaban
recluidos en ese establecimiento de alta seguridad, vigilado en el exterior por el
Ejército.
LA REPUBLICA
accedió a una serie de cartas y documentos oficiales que describen particularmente la
características de la personalidad de uno de los reclusos que se "suicidaron".
Es el caso de Marcos Lemos, quien tres días antes de aparecer colgado en su celda 036
envió una carta a su familia donde claramente se observa que de ninguna manera se hubiera
quitado la vida, según lo dijeron a este matutino dos de sus hermanas.
Por otro lado, LA
REPUBLICA tiene en su poder la evaluación de la psicóloga Elizabeth Cánepa sobre
Marcos Lemos cuando éste solicitó en 1996 beneficiarse con el régimen de salida
transitoria.
La profesional
señala que Lemos "proviene de un núcleo familiar que ofrece una continentación
adecuada como también modelos identificatorios positivos. Se presenta a las entrevistas
correctamente, es colaborador y aporta sin reticencia los datos que se le piden. No posee
las rasgos de un trastorno de personalidad antisocial. Las características de
personalidad resaltantes son: el bajo nivel de frustación y una tendencia a la
compulsividad, como lo indica el análisis psicodinámico de la conducta delictiva, así
como sus fugas. Fuera de estas circunstancias su conducta dentro del Penal es
adecuada".
El recluso tras
este informe accedió a una salida transitoria y regresó en la fecha que se había
acordado. Lemos estaba preso por rapiña y le aguardaban 7 años más de cárcel.
Actualmente tenía 34 años y desde los 18 estuvo tras las rejas en distintos centros
penitenciarios, por rapiña, falsificación de documento civil y autoevasión.
Luego del motín
de Libertad del pasado primero de marzo tuvo dos comunicaciones con su familia. Una a
través del teléfono cuando le informó a una tía que estaba bien y otra cuando logró
sacar una carta en la que preguntaba por el estado de salud de su mamá, que en esos días
debía ser operada, y le decía a miembros de su familia cuánto los quería.
En la misiva
recibida por sus familiares tres días antes de morir, Lemos expresaba:
"Querida
familia. ¿Cómo están? Espero que bien. Hace demasiados días que no tengo noticias de
ustedes y en verdad me tiene bastante nervioso. No se cómo está mamá, la tenían que
operar. Nada supe. Se imaginarán que estoy como loco. No sé nada del botija, peor,
necesito por lo menos unas líneas (para) saber que las cosas están relativamente bien,
dentro de lo normal. Yo acá la trato de sobrellevar como puedo pero sin saber que por
ahí está todo bien, la verdad es que no sé hasta cuándo.
Bueno aparte de
eso acá las cosas están como cabría de esperar, vieron como es, nada fuera de lo
común. Así que por mí no se preocupen, que estoy a full.
Otra cosa que me
tiene bastante, no digamos preocupado, pero sí medio tristón, (es que) supongo que la
Mónica (su hermana) ya habrá viajado. No pude despedirme, darle un beso a los gurises.
Qué se le va a hacer, las cosas se dan como se dan y hay que manejarse.
Pa' me hago la
cabeza con ese guacho (su sobrino), me muero por verlo.
Vieja ¿cómo
estás? Tratá de escribirme unas líneas. Por lo demás no te preocupes que sabés cómo
es.
Ale (su otra
hermana). ¿Cómo va loca? Y yo acá, qué querés que te diga, mucho no hay para contar.
Esto es lo de siempre.
Sabes,
últimamente me acordaba mucho de esa mina que me ibas a presentar. Yo no emboco una ¿eh?
Cómo se llama, Graciela ¿no? Cada vez que pinta una nena, justo sale una estupidez de
éstas, pero si todavía tenés el fono, no dejes de llamarla, ya que me gustaría verla
pronto, aunque no haya visita por el momento, ya se va a arreglar y ella me puede dar
fuerza. Bue, no te pongas celosa que a vos también te quiero.
Cómo está el
pibe, trata de cuidármelo, estoy como loco por verlos aunque sea un rato. Los amo...
Pueden pasar 300 mil años...
Viejo, sin
palabras por estar como siempre ¡¡AGUANTE¡¡. ...
Nos vemos pronto.
Los dejo, un beso y no se olviden que los quiero mucho".
De regreso
Luego del motín
del Penal de Libertad, Lemos, junto a otros reclusos, fue trasladado a La Tablada,
establecimiento utilizado años atrás para retener a menores infractores. Ahí estuvo
unos días hasta que tras un "intento de fuga", según se dijo, fue devuelto a
Libertad.
Sus hermanas,
Mónica y Alejandra, dijeron a LA REPUBLICA que están convencidas de que Marcos no
se suicidó y que lo mataron.
La pregunta que
surge entonces es saber quién lo mató. En una cárcel cohabitan presos y policías. Se
pudo tratar de un ajuste de cuentas entre reclusos, versión ésta bastante difundida
desde el Ministerio del Interior. Sin embargo también cabe preguntarse si los custodias
tuvieron algo que ver.
Mónica y
Alejandra sostienen que no se trató de un ajuste de cuentas entre presos que generalmente
se resuelven con armas cortantes y no con ahorcamientos. Dicen también que Marcos, en la
visita de cárceles, les planteó su temor de que lo mataran aunque no especificó quién.
Este miedo está
plasmado en una serie de cartas anteriores que Lemos envió a su familia para que ésta la
enviara al Poder Judicial. En una de esas notas fechada en 1998, cuyo destinatario era el
juez Borges de Tercer Turno, este recluso solicitaba una entrevista urgente con el
magistrado y planteaba: "Los funcionarios me dicen no va más, te vamos a dar un tiro
en la cabeza". "Me es imposible mantener esta situación y a usted le hago
partícipe de esta realidad que día a día debo soportar. Aquí me quieren matar. Sólo
esperan el momento en que lo puedan justificar públicamente".
La familia de
Lemos no tiene certeza de que esta y otras misivas hayan llegado a la oficina del juez.
Mónica y
Alejandra Lemos también contaron que su hermano, luego de morir, estaba todo quebrado,
con la mandíbula descolocada, una pierna con la rodilla hacia un lado y el pie
correspondiente hacia otro, lo que hace aumentar sus sospechas de que, antes de que fuera
ahorcado con una sábana, ya estaba inconsciente o incluso muerto.
El certificado de
defunción estableció la causa de la muerte por "asfixia por compresión de cuello
debido a, o como consecuencia de ahorcamiento".
Denunciaron
además otras irregularidades, como que la familia fue notificada de la muerte de Lemos
casi 14 horas después de ocurrida y que tuvieron una serie de problemas burocráticos que
le impedían retirar el cadáver del Hospital de San José, donde se había realizado la
autopsia. Los familiares reclaman una investigación seria que determine
responsabilidades por la muerte de Marcos Lemos. * |