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AGUANTAMOS TODAVIA
No. 2/Mayo, 2002


Morir en los escombros de «Libertad»

El siete de abril pasado no fue un día más en el Penal de Libertad. Dos presos aparecieron muertos, con sábanas atadas en sus cuellos con el mismo tipo de nudos. Ambas muertes ocurrieron casi a la misma hora en «celdas» separadas en las ruinas del celdario.

Ese día murieron Wilton Martínez y Marcos Lemos, que coincidentemente habían participado del motín Penal de «Libertad». Ambos eran firmantes de las cartas petitorios que 284 presos habían elaborado antes del Motín, apareciendo sus rúbricas consecutivamente en las páginas de firmas del piso 3 del celdario. Con esas cartas los presos habían intentado iniciar un diálogo con las autoridades y lo único que recibieron como respuesta fue represión.

Estas dos muertes, en un principio se presentaron como suicidio por las autoridades carcelarias y el juez de San José. Posteriormente, los familiares de Martínez se negaron a sepultar a la víctima reclamando una segunda autopsia a la vez que denunciaban que se trataba de un asesinato.
Los familiares de Lemos, también han reclamado públicamente justicia por estos crímenes. Hasta ahora la justicia no ha hecho nada y a consecuencia de ello siguen apareciendo presos «ahorcados» y al día de hoy ya son cinco en los escombros del Penal de «Libertad».

Luego del motín del Penal de Libertad, Lemos y Martínez, junto a otros presos, fueron trasladado a La Tablada. Ahí estuvieron unos días hasta que tras un "intento de fuga" (casualmente un día antes de que ingresara la comisión de DD.HH. del parlamento uruguayo), según se dijo, fueron devueltos a las ruinas de «Libertad».

Las hermanas de Lemos contaron a la prensa que su hermano, luego de morir, estaba todo quebrado, con la mandíbula descolocada, una pierna con la rodilla hacia un lado y el pie correspondiente hacia otro, lo que hace aumentar sus sospechas de que, antes de que fuera ahorcado con una sábana, ya estaba inconsciente o incluso muerto. El certificado de defunción estableció la causa de la muerte por "asfixia por compresión de cuello debido a, o como consecuencia de ahorcamiento". Denunciaron además otras irregularidades, como que la familia fue notificada de la muerte de Lemos casi 14 horas después de ocurrida y que tuvieron una serie de problemas burocráticos que le impedían retirar el cadáver del Hospital de San José, donde se había realizado la autopsia.
El estado en que se encontraba el cuerpo de Martínez era similar al de Lemos. Evidenciando que había sido salvajemente golpeado y que evidentemente podía estar muerto antes de ser «ahorcado». Y por supuesto la «versión oficial» de milicos y jueces era una tremenda mentira. Los familiares reclaman una investigación seria que determine responsabilidades por la muerte de Lemos y Martínez.

Los milicos le decían: «Te vamos a dar un tiro en la cabeza»

Lemos se sentía «sentenciado» y ese miedo está plasmado en una serie de cartas anteriores que Lemos envió a su familia para que ésta la enviara al Poder Judicial. En una de esas notas fechada en 1998, cuyo destinatario era el juez Borges de Tercer Turno, solicitaba una entrevista urgente con el magistrado y planteaba: "Los funcionarios me dicen no va más, te vamos a dar un tiro en la cabeza". "Me es imposible mantener esta situación y a usted le hago partícipe de esta realidad que día a día debo soportar. Aquí me quieren matar. Sólo esperan el momento en que lo puedan justificar públicamente".

Párrafos de otras cartas de Lemos

--"Torpe ha sido mi intento por describirle (al juez) las torturas que padecí y aún padezco en estos centros de antirrecuperación. Ayer mismo fui golpeado en forma tan brutal que tuve una clara idea de lo que pudieron sentir los negros esclavos en su época o tal vez los judíos torturados por Hitler y su séquito..."

--"En usted (el juez) deposito mis dudas como así también las denuncias que hice y que seguiré haciendo mientras quienes dicen defender la ley sean tan delincuentes como yo al no acatarlas. Sólo que en lo que me es personal no me escudo tras un uniforme para transgredir, prepotear y pisotear esas leyes y artículos que juran acatar"...

--En los próximos dos años se pretende construir tres o cuatro cárceles. Traducido a números serían 2.000 personas (aparte de los 4.000 que ya hay presos). Esto generará unos mil empleos de policías pero para atrapar a esos nuevos dos mil delincuentes, cuántos efectivos serán necesarios...
Lo más importante será que la sensación de inseguridad de la población crecerá de tal modo que pedirán a gritos más policías, con lo que se generarán más empleos y los pobres tipos a los que despidieron de sus trabajos porque cierran fábricas casi a diario, tendrán la opción de elegir, o están presos o son carceleros".

--1/marzo de 2000.
"Fuimos apaleados brutalmente debido a otras cartas que nos fueron encontradas en una requisa. Se nos golpeó delante del enfermero (que ya no está aquí, tampoco el médico que estaba de guardia). El mismo día comenzamos una huelga de hambre".

--15/marzo de 2000
"Luego de detallar una serie de torturas a las que fue sometido, Lemos narró: Habiéndo perdido las esperanzas de que alguien interviniera y parara aquello... decidí cortarme las venas y así terminar con todo aquello. Un médico acudió para auxiliarme pero no se lo permití. En esos momentos en verdad hubiera preferido morir".

--16/marzo de 2000
«Las cárceles de este país fueron y son el peor lugar donde poner una persona a la que supuestamente se intenta rehabilitar ya que el sistema, o más bien las personas que lo aplican sólo parecerían buscar revanchas personales.»


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