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Grupo Tripartito de Trabajo para el mejoramiento del sistema carcelario



Análisis de la realidad carcelaria y recomendaciones para superar sus problemas

Montevideo, 8 de agosto de 2002.


INFORME

En los primeros días de marzo del corriente año, reclusos del Penal de Libertad tomaron como rehenes a algunos guardias y, en protesta contra las condiciones carcelarias, comenzaron a destruir el Establecimiento. Después de varias horas de extrema tensión, gestiones realizadas por el señor Ministro del Interior, escribano Guillermo Stirling, el señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Gervasio Guillot y miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes, diputados Raúl Argenzio, Edgar Bellomo y Guillermo Chifflet, tuvieron como resultado que los reclusos depusieran su actitud y liberaran a los rehenes, a partir del compromiso, asumido con las autoridades, de que no habría castigos físicos -ni individuales ni colectivos- y que se instalaría una comisión para analizar los problemas carcelarios.

El lunes 4 de marzo, en la sede del Ministerio del Interior, comenzó a trabajar el Grupo Tripartito, compuesto por representantes del Poder Ejecutivo, de la Suprema Corte de Justicia y de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes.

A partir de ese momento, el Grupo trabajó en forma ininterrumpida y con particular espíritu constructivo.

Los acuerdos que se sintetizan en este informe, alcanzados en su mayoría por unanimidad, son recomendaciones sobre las cuales el Grupo Tripartito y demás autoridades competentes deberán controlar su cumplimiento.

Han participado en los intensos trabajos del Grupo Tripartito las siguientes instituciones:

Colegio de Abogados (Doctor Liborio Lagos).

Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes (Diputados Edgar Bellomo y Guillermo Chifflet).

Diputado Ernesto Agazzi.

Docentes de la Facultad de Veterinaria (Profesor Juan Calvo, Doctor Ignacio Lago y Doctora Clara Larocca).

Fundación Kolping (Doctora Adriana Chiancone y Señor Pablo Alvarez).

Gobernador del Distrito 4980 del Rotary Club (Señor Norberto Alvarez).

Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay (Doctor Francisco Ottonelli).

Maestro Juan Carlos Díaz Serra.

Ministerio del Interior (Inspector General Luis Alberto Soares Segovia y Psicóloga Gabriela Fulco).

Ministerio de Salud Pública (Doctora Graziella Levaggi, Doctora Margarita Serra y Doctor Sergio Curto).

Patronato de Encarcelados y Liberados (Señor Oscar Ravecca y Señora Cristina Gil).

Servicio Paz y Justicia (Doctor Guillermo Payssé, Prof. Graciela Romero y Asistente Social Señor Eduardo Pirotto).

Suprema Corte de Justicia (Doctora María Angélica Sehabiaga y Doctor Alejandro Bonanni).

Actuó en Secretaría la Soc. Susana Carballal.

En apretada síntesis, los principales Capítulos de la temática analizada (en el marco de los compromisos internacionales en materia de derechos humanos asumidos por el país) sobre los cuales se acordaron propuestas de solución que se desarrollarán más adelante, fueron los siguientes:

A) Superpoblación carcelaria: En la mayoría de los Establecimientos la superpoblación ha determinado graves problemas de hacinamiento que aumentan los focos de tensión y obstaculizan posibilidades de distribución y atención de los internos multiplicando, además, riesgos para la salud.

B) Problemas de salud: hacinamiento, falta de higiene ambiental y personal, carencia de respuestas inmediatas a las solicitudes de asistencia reclamadas por internos o sus familiares, insuficiencia y falta de medicamentos, problemas de alimentación, etc.

C) Información a los internos y relevamiento a efectos de instrumentar el sistema penitenciario progresivo. Hay reclusos que desconocen hasta el nombre de su abogado defensor o la etapa en que se encuentra el expediente. Se considera esencial informarles con toda claridad cuáles son sus derechos en materia jurídica y cuáles las vías a seguir para tener la información necesaria sobre el estado de la causa.

D) Educación, Recreación y Trabajo. El Grupo Tripartito consideró imprescindible y acordó recomendaciones para el desarrollo de tareas laborales, educativas, recreativa, y de ocupación del tiempo libre, que permitan evitar el ocio compulsivo, abrir caminos hacia la futura inserción social de los internos y tender a la producción necesaria para el autoabastecimiento de los establecimientos penitenciarios, tal como ya lo proponía en 1996 el informe de la Comisión que presidió el doctor Tommasino. Dicho Informe desarrolló, inclusive, muchas propuestas que aparecen aquí en apretada síntesis. Tanto sus recomendaciones como las del Parlamento Latinoamericano deberán tenerse en cuenta por todos quienes se encarguen del cumplimiento de las recomendaciones del Grupo Tripartito.

E) Problemas de comunicación: Se ha considerado esencial determinar las vías por medio de las cuales los reclusos de todo el país podrán comunicar sus propuestas, quejas, sugerencias, etc., a la Comisión de Derechos Humanos, con garantía de que sus planteamientos no sean interferidos y lleguen a destino.

F) Medidas tendientes a evitar arbitrariedades:

1) Es necesario aportar información clara, a internos y familiares, sobre el reglamento carcelario.

2) Debe determinarse quién está al frente de cada requisa para establecer -en los casos de arbitrariedades- al responsable de las mismas.

3) Traslados: Encontrar un criterio para que el cambio del local de reclusión no se determine por la sola voluntad de algunos jerarcas. Hasta hoy, ni siquiera se informa de cada traslado al Poder Judicial o -lo que resulta importantísimo- al abogado defensor. Los criterios estrictos que determinen las normas por las cuales deben decidirse los traslados, contribuirán a combatir la corrupción.

4) Trato a familiares y visitantes: deben tomarse medidas para que el trato a familiares sea respetuoso. En el mismo sentido, debe explicárseles, por escrito, cuáles son los criterios sobre los elementos (víveres, etc.) que pueden entregar sin dificultades a los internos, en qué casos y porqué hay que solicitar autorización previa, etc.

5) Ficha de ingreso, instalaciones sanitarias, baños, y visita conyugal.

6) Acceso a los establecimientos carcelarios de organizaciones defensoras de derechos humanos, iglesias y demás instituciones interesadas en ayudar a las personas recluidas.


Algún desarrollo de los puntos acordados

A) Superpoblación carcelaria:

Uno de los problemas más graves planteado en casi todas las cárceles del país es la superpoblación. Sus consecuencias de hacinamiento impiden la menor privacidad; hay celdas con capacidad máxima para doce personas, en las que están alojadas hasta diecinueve, lo que hace que algunas tengan que dormir en el piso.

Resulta innecesario destacar los riesgos que provocan la promiscuidad y falta de higiene, a lo que se suman los efectos del encierro ocioso. Algunos informes destacan, con asombro, que no se han registrado mayor cantidad de epidemias por verdadero milagro.

Esa realidad, propia de campos de concentración, no sólo es incompatible con el debido respeto de los derechos humanos elementales, sino que conduce a situaciones de violencia que dificultan aún más las posibilidades de rehabilitación.

B) Atención de la salud

El Grupo analizó detenidamente los problemas en el área de la salud y recomienda especialmente:

1) Un relevamiento sanitario ambiental, y
2) El relevamiento sanitario de toda la población carcelaria.

1.- El Relevamiento Sanitario Ambiental tiene como objetivo la evaluación de las condiciones del hábitat de reclusión con miras a establecer las medidas sanitarias que correspondan ante el riesgo de epidemias o de patologías resultantes de dicha situación. El mismo debe realizarse en primera instancia en los Establecimientos de COMCAR, La Tablada, Libertad y Canelones, que son los más superpoblados. Pero puede comenzar simultáneamente en todo el país.

Para dicha tarea se requiere:

- la conformación de un equipo integrado por técnicos de los Ministerios de Salud e Interior;

- establecer las medidas de seguridad que correspondan para garantizar el desarrollo del trabajo médico;

- organizar la ubicación transitoria, durante la inspección médica, de los internos alojados en los Establecimientos;

- informar a la población reclusa de los objetivos del trabajo.

Las referidas tareas se iniciarán en el COMCAR el día 14 de agosto de 2002 a las 09:30 de acuerdo con el fax 307/02 de la Dirección Nacional de Cárceles.

2.- El Relevamiento Sanitario de toda la población carcelaria tiene como objetivo la evaluación del estado de salud de cada interno, detectar el desarrollo de patologías, derivar los enfermos a los especialistas que correspondan, concretar la internación en los casos que lo ameriten y establecer una base de datos clínicos (actualización de la ficha médica de cada recluso) que permita el seguimiento de cada caso.

Para la presente tarea se requiere, asimismo:

* la conformación de un equipo médico. Al respecto, se determinó que es necesario contar, como mínimo, con 4 médicos que, trabajando diariamente por un período de entre tres y cuatro meses, evaluarían 400 reclusos por semana;

* equipamiento para la concreción de estudios paraclínicos;

* asistencia administrativa para la base de datos clínicos;

* informar a la población reclusa del objetivo del trabajo, el modo y la fecha de realización;

* prever un mecanismo de registro certificado para los casos en que los internos se nieguen participar del relevamiento;

* brindar información, con la ficha médica a la vista, a cada recluso y /o familiares que éste autorice.

Para concretar el relevamiento sanitario de la población carcelaria reforzar los recursos humanos y contar con equipos para exámenes paraclínicos. El Grupo Tripartito, con apoyo de la Embajada de Francia, ha solicitado la colaboración a la Organización Internacional Médicos del Mundo.

La información proporcionada por el Doctor Luis Puime, representante nacional de la citada Organización, permitió conocer las posibilidades de obtener ayuda internacional.


La Comisión entiende, además, que es necesario solicitar al Ministerio de Salud Pública la ampliación del cupo de internación en los hospitales públicos. Actualmente, los únicos hospitales que dan respuesta a pacientes provenientes de establecimientos penitenciarios son: el Hospital de Clínicas, que recibe pacientes para neurocirugía; el Hospital Saint Bois, que dispone de un cupo de 20 camas; el Hospital Vilardebó, con 40 camas; el Hospital Pasteur que dispone de una salita de seguridad para internación pre y post operatoria. El Hospital Maciel no dispone de sala especial para internación de reclusos; la internación de pacientes de HIV se coordina con el servicio de enfermedades infecto-contagiosas.

C) Información a los internos y relevamiento a efectos de instrumentar el sistema progresivo.

El desconocimiento de los reclusos y de sus familiares sobre el estado de la causa., las posibilidades de apelación, la marcha del expediente, etc., son factores de angustia que sólo pueden ser superados con una correcta información.

Habrá que informar sobre las circunstancias que permiten reclamar los beneficios del Pacto de San José de Costa Rica. Se buscará detectar, además, las situaciones que pueden considerarse enlentecidas por dificultades propias del sistema jurídico.

Para el relevamiento de carácter asistencial, psicológico, psiquiátrico y jurídico se estableció una pauta de trabajo para cada una de las áreas.


En el área Social, es necesario conocer los intereses laborales, educacionales recreativos de cada interno en atención al nivel de escolaridad alcanzado, experiencia laboral e inclinación manifiesta para el empleo en cada área. Deberá realizarse, asimismo, una evaluación de la situación de sus vínculos familiares y redes de apoyo.

El área Psicológica y Psiquiátrica es necesario relevar patologías para su control médico, recomendaciones, etc.

El relevamiento médico, psicológico, psiquiátrico, jurídico y social propuesto, brindará datos para la implementación de un sistema progresivo para un correcto tratamiento penitenciario.


Si bien la Comisión analiza los componentes de los items de las distintas áreas de atención, se entiende necesario una adecuada articulación entre las mismas. El estado de salud de un interno condicionará su inclusión en un sistema de tratamiento progresivo que podrá limitar, eventualmente, su participación en un área laboral o determinará un sistema de atención especial.

Las condiciones de salud están en relación directa con las condiciones del hábitat de reclusión, la alimentación, el suministro de ropa apropiada y los soportes psicológicos, psiquiátricos y sociales imprescindibles.

Para los casos documentados de enfermos con extrema fragilidad o para aquellos a los que la prisión pueda producir agravamiento de patologías, se deberá consultar con el Poder Judicial y los técnicos en Derecho Penal la posibilidad de un espectro de penas alternativas a la prisión, o sistemas de reclusión para enfermos crónicos.

D) Trabajo, Educación, Recreación

Resulta innecesario destacar, aquí, las consecuencias del ocio obligatorio a que están sometidos la mayoría de los internos en Uruguay, o la dignificación que puede aportar el trabajo. El grupo analizó esta temática y los resultados positivos de los diversos trabajos que pueden realizar los reclusos, que con frecuencia solicitan esa posibilidad. Pero el presente informe no se propone analizar planteamientos doctrinarios sino indicar, en síntesis, propuestas que puedan ser llevadas a la práctica en forma inmediata con los menores costos posibles, como lo exige la realidad económico-financiera del Estado.

Las medidas sobre trabajo que se proponen pueden ayudar, además, a superar carencias graves de los centros de reclusión y disminuir los gastos en diversos rubros, como alimentación, etc.

De las diversas consultas y asesoramientos recibidos el Grupo destaca, como especialmente viables, los siguientes:


Trabajo de la tierra que no sólo permitirá abastecer de alimentos a los centros de reclusión, evitando compras, sino que además -como destacó el diputado Ernesto Agazzi en un amplio informe con propuestas concretas al Grupo de Trabajo- esa actividad tiene resultados que van más allá de lo económico, en una política de recuperación: en las labores de la tierra, además, se valora el trabajo en grupo, que estimula la solidaridad. El citado legislador, además de informar sobre suelos de los principales establecimientos destacó las posibilidades paralelas de crianza de animales, y el perfeccionamiento de muchas personas en el trabajo de granja.

Preparación en oficios, como tornería, carpintería, entre otros.

La Fundación Kolping ha planteado diversas opciones de trabajo remunerado para la población carcelaria. Dicha Fundación ha analizado, junto al Patronato de Encarcelados y Liberados, la posibilidad de desarrollar -entre otras- una actividad de los reclusos en la construcción de viviendas prefabricadas.

El señor Alvarez, que representó a la Fundación en el Grupo de Trabajo relacionó al mismo con el Rotary Club, Institución que luego de analizar la realidad de las cárceles planteó -con generosidad- que estudiará la manera de poner en marcha y de contribuir alguna medida con los proyectos considerados.

Campo de recría. Un grupo de Docentes de la Facultad de Veterinaria, sensibilizado ante los problemas carcelarios desarrollo, en el Grupo de Trabajo, la posibilidad de organizar -entre otras labores- campos de recría.

Propuestas del Patronato de Encarcelados y Liberados. Además de los trabajos que ha organizado ya el Patronato, el Grupo de Trabajo considera importante hacer seguimiento y ahondar en sus diversas propuestas.

Este aspecto del informe se refiere especialmente a los Establecimientos Penitenciarios de Libertad, Santiago Vázquez y Canelones, pero es necesario que medidas similares se apliquen (adecuando las propuestas) a los demás centros de reclusión de todo el país.

Educación formal

El funcionamiento de las escuelas y la acreditación del aprendizaje deberán ser verificados de manera sistemática; como mínimo dos veces por año o a solicitud de la Dirección de Educación en cualquier momento.

Según informes oficiales, aproximadamente 8% de la población reclusa participa de los programas educativos, porcentaje que, con un planificado acompañamiento técnico del personal disponible (asistentes sociales, psicólogos, etc.) se vería sensiblemente incrementado.

Del último censo -efectuado en junio de 1999 por el Departamento de Educación de la Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarias y Centros de Recuperación surge que se registra un 7,4% de analfabetismo y que sobre un total de 2000 reclusos, el 27% no había completado Enseñanza Primaria. Ante esa evidencia resulta recomendable contar con mayor número de docentes. Se ha informado al Grupo que los convenios con ANEP llevados adelante en años anteriores resultaron positivos.

Será necesario dotar a los Establecimientos con material didáctico y mobiliario. (Hay reclusos que se han ofrecido para realizar trabajos de carpintería, y que están en condiciones de construir no sólo pizarrones, bancos, sillas, mesas para los Establecimientos Carcelarios sino también para la Enseñanza en general. Los reclusos podrían encargarse, además, de reparar mobiliario con desperfectos o en desuso).

Los talleres que existen (algunos con buenas plantas físicas) no funcionan como corresponde; y las razones con las que se intenta explicar esa realidad son falta de equipamiento, de recursos económicos, humanos o de seguridad.

Convenios con diversas Instituciones pueden brindar esa colaboración. Aportes voluntarios y, eventualmente, convenios con Organizaciones no Gubernamentales sin fines de lucro pueden contribuir mucho con los programas de capacitación laboral que deben encararse como formación para el mundo del trabajo. Los programas deberán contar con un seguimiento técnico que permita una información cuidadosa sobre sus resultados.

Recreación

No ha existido una organización sistemática de actividades recreativas y de educación física que permita utilización de tiempo libre. En la Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación revistan varios profesores de Educación Física que deberán plantear las líneas fundamentales de un plan, con el cual podrán colaborar honorariamente entrenadores deportivos, directores de teatro, profesores de música, de artesanías, etc.

En reciente visita de integrantes del Patronato se pudo constatar la avanzada construcción de una cancha de fútbol frente al Módulo 13 del COMCAR, lo que hace suponer una voluntad de las actuales autoridades del centro estimular la actividad deportiva de los reclusos.

Hay varias experiencias desarrolladas en los Establecimientos Penitenciarios sobre organización de grupos de teatro, concursos literarios, expresión plástica, etc., que deberían incentivarse.

E) Problemas de comunicación

La falta de información de las personas que están en los Establecimientos Carcelarios y su imposibilidad de contar con las vías para hacer llegar sus denuncias, propuestas, sugerencias, pedidos, iniciativas, etc., ha incidido en el agravamiento de las tensiones que culminan, periódicamente, en conflictos o estallidos.

En marzo de 2000, la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes llevó a cabo conversaciones con reclusos que estaban en huelga de hambre; un punto importante en el acuerdo que permitió superar problemas fue la determinación de que los reclusos de algunos establecimientos pudiesen comunicarse por teléfono con el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos.

Con esa finalidad se les proporcionó un número telefónico y se informó a los directores de los Establecimientos que debían facilitar la comunicación.

Durante un tiempo ese medio funcionó, permitiendo una información fluida. Luego, inconvenientes sucesivos lo fueron dejando, de hecho, fuera de uso.

En el último mes de marzo, durante el estallido que se produjo en el Penal de Libertad, el diálogo que, con motivo de la mediación se planteó entre los reclusos y la autoridades (el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el Ministro del Interior y miembros de la Comisión de Derechos Humanos) permitió comprobar que quienes plantearon la protesta no estaban informados de que las denuncias no sólo habían llegado, ya, a la Comisión de la Cámara de Representantes, sino que la mayoría de los internos ni siquiera tenía noticia de que un Instituto como el Procurador Parlamentario para el Sistema Carcelario (destinado a atender las quejas de los reclusos o de sus familiares, a plantear iniciativas y controlar el respeto de los derechos humanos) ya había sido aprobado por la Cámara de Representantes pasando a consideración del Senado de la República. Menos aun tenían noticia de que dicho proyecto había exigido un profundo trabajo de la Comisión que incluyó consultas a técnicos y especialistas en ese tema. Tampoco tenían información sobre otras preocupaciones que habían merecido la atención de la Comisión, como las iniciativas sobre Rehabilitación Carcelaria y diversos temas y denuncias relacionados a la realidad carcelaria. (El informe hecho llegar por la Comisión de Derechos Humanos al Parlamento Latinoamericano en mayo de 2001, donde se ha informado la realidad y se plantean propuestas sobre las cárceles del Continente, es otro testimonio, entre muchos, del intenso trabajo de la Comisión de la Cámara de Representantes y de su preocupación sobre la necesidad de que se respeten los derechos humanos en los establecimientos carcelarios).

La desinformación acentúa la idea de que las denuncias, petitorios o sugerencias de los reclusos no tienen eco, lo que aumenta la sensación de arbitrariedad y desamparo absoluto que incide, obviamente, en estados de ánimo que culminan en protestas y estallidos.

La instalación de buzones en cada uno de los establecimientos carcelarios de todo el país y el restablecimiento de la comunicación telefónica sin trabas, durante algunas horas diarias especialmente determinadas, permitirán el diálogo con los reclusos sobre sus problemas de salud, trabajo y demás temas relativos a la realidad carcelaria.

Los buzones sólo podrán ser abiertos por quien designe la Comisión de Derechos Humanos y en su exterior deberá indicarse la reserva y la finalidad de la correspondencia.

Soluciones para diversos problemas concretos.

1.- Sobre los reglamentos:

Debe elaborarse un reglamento mínimo, sencillo, claro, con las observaciones fundamentales sobre las normas que el recluso deberá observar en el establecimiento carcelario. Este -de acuerdo al Decreto-ley No. 14.470- será entregado por escrito inmediatamente al ingreso del recluso, tanto a él como a sus familiares directos, debiendo quedar constancia mediante firma de que fue entregado.

Este reglamento contendrá normas mínimas comunes a todos los establecimiento carcelarios del país, independientemente de que existan normas específicas de acuerdo al tipo de establecimiento y al perfil funcional específico, que también deberán informarse.

El reglamento, además, deberá indicar al recluso y a los familiares de este, a qué funcionario público del establecimiento, o fuera de él podrá dirigirse a los efectos de plantear iniciativas, reclamos, sugerencias o pedidos especiales. Dicha información deberá incluir a la Comisión de Derechos Humanos o al Procurador Parlamentario para el Sistema Carcelario, si dicho proyecto termina de aprobarse. Deberán, además, quedar consignadas las posibilidades que el establecimiento ofrece en materia de alimentación, enseñanza, atención médica y odontológica, recreación y trabajo.

2.- Procedimiento de requisa.

La requisa que se realiza en forma periódica es una medida de carácter preventivo que procura determinar que no existan elementos (armas, alcohol, drogas, etc.) que puedan poner en riesgo la vida y la integridad física tanto de los reclusos como de los funcionarios encargados de la custodia y técnicos que trabajan en el establecimiento.

La experiencia internacional indica que la seguridad no se alcanza si no se logra un clima que favorezca la cooperación de los internos con el personal penitenciario. Por lo tanto, las requisas deben realizarse sin menoscabar los derechos y la dignidad del recluso.

Los internos han manifestado, en reiteradas oportunidades, que no se oponen a que se realicen requisas. No obstante, señalan que durante el desarrollo de estas no deben emplearse métodos humillantes y reclaman que se evite el uso de la violencia.

En la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes nunca se ha podido determinar quién es el responsable de las requisas, especialmente en aquellas realizadas de manera indebida y con métodos agraviantes a la dignidad humana.

En función de estas constataciones es importante que se determine:

a) Quién es el jerarca responsable de cada requisa. Sólo así podrán deslindarse conductas en casos donde resulten personas lesionadas o se cometan arbitrariedades.

b) Luego de cada requisa, si se ha procedido con arbitrariedad o rompiendo innecesariamente pertenencias personales, los reclusos podrán plantear las denuncias por las vías establecidas, es decir, telefónicamente o mediante el buzón correspondiente, dirigiéndose a la Comisión de Derechos Humanos o al Procurador Parlamentario para el Sistema Carcelario, a otras autoridades o a su abogado defensor.

c) Es deseable que este tipo de procedimientos se realice siempre bajo la observación de un agente externo y nunca en horarios nocturnos.

3.- Ubicación de reclusos y traslados de los mismos a otros establecimientos carcelarios.

En la actualidad los destinos y traslados de internos se realizan sin ningún control del Poder Judicial. La determinación del lugar al cual se destina a cada procesado o penado es un acto que no debe ser arbitrario ni favorecer conductas corruptas.

El destino debe ser decidido en función de variables específicas: primariedad o reincidencia, edad, estado de salud física y mental, pena a cumplir, radicación de sus familiares o referentes, etc.

En tal sentido deberá modificarse la normativa vigente.

4.- Trato a familiares.

El personal de cada establecimiento deberá ser informado especialmente sobre el trato digno y respetuoso que debe observar con cada visitante. Los familiares y visitantes en general no deben ser sometidos a largas esperas, que con frecuencia se realizan al aire libre, a pleno sol o bajo lluvia y al frío, con los inconvenientes que ello supone.

Los establecimientos más grandes cuentan con espacio suficiente como para que se dispongan construcciones apropiadas para las visitas de familiares, abogados, técnicos, etc. Estas construcciones pueden realizarse con el trabajo de los reclusos con la remuneración correspondiente.

Con frecuencia los familiares y demás visitantes no tienen información suficiente y concreta acerca de qué cosas pueden ingresar al Establecimiento. Una explicación clara, racional, sobre por qué no son autorizados determinados elementos constituye una manera simple de evitar problemas, facilitándose el relacionamiento y la cooperación.

Deberá informarse a qué controles y por qué razones se someterá a registro el ingreso de equipos, materiales, alimentos, etc.

La llamada visita íntima o visita conyugal puede ser implementada de una manera diferente a como se realiza actualmente en la mayoría de los establecimientos carcelarios del país.

Este tipo de visita se puede mejorar destinando construcciones independientes del celdario (del tipo de las que existen en algunas cárceles del interior del país) con la intimidad mínima, de manera que el interno acceda por turnos y por lo menos una vez al mes, a su visita conyugal, en ese lugar específico. Quedaría a criterio del propio interno si ese día recibe a su esposa o pareja o si prefiere recibir a otros miembros de su familia. Estos lugares también pueden ser construidos por los propios internos.

5.- Ficha de ingreso.

En todos los establecimientos se llevará una Ficha de Ingreso de cada recluso, en la cual se dejará constancia de su estado general de salud a través de un control médico (enfermedades, lesiones, heridas, etc.). En la misma ficha debe establecerse información que incluya el nombre, la dirección del familiar y del abogado a quienes deberá comunicarse cualquier noticia o incidente que afecte la situación del recluso.

En caso de traslado, la ficha de ingreso deberá ser remitida a las autoridades del nuevo establecimiento donde será alojado el recluso.

6.- Instalaciones sanitarias y baños.

El estado de las instalaciones sanitarias y especialmente de los baños, constituye un problema de primer orden. La falta de higiene y privacidad son, con frecuencia, causas de situaciones conflictivas y generadoras de riesgos, teniendo el altísimo número de personas en reclusión. Por lo tanto, la construcción de baños con alguna privacidad aliviará las condiciones de encierro. Constituye una aspiración razonable que los propios reclusos participen en la construcción de los mismos.

7.- Información sobre compras con destino a cocina, alimentos y limpieza.

La Comisión de Derechos Humanos y el Grupo Tripartito de Trabajo deberá contar con la información oficial sobre compras de alimentos y elementos para la cocina y limpieza de cada establecimiento carcelario, detallándose cantidad y precio de cada rubro. De esta manera se contará con elementos para despejar toda acusación sobre robos y gastos inútiles.

Por otra parte, al mismo tiempo que se podrán controlar los rubros destinados a gastos de cada establecimiento, los internos tendrán garantías de que no se producen robos o extravíos.

8.- Acceso de organismos de derechos humanos e instituciones de voluntarios interesados en ayudar a personas recluidas.

Resulta fundamental que las cárceles estén abiertas a la visita periódica de organismos que trabajan para la protección y promoción de los derechos humanos, así como de aquellas instituciones con fines humanitarios y sociales que se interesan por las personas sometidas a penas privativas de libertad.

Es importante que las autoridades carcelarias faciliten la presencia de estas instituciones. Ello, lejos de ser un problema, constituye un recurso que le da mayor transparencia al mundo del encierro y ayuda a generar mayores oportunidades de apoyo de la sociedad civil.

Esta postura, que debe estimularse por parte de las autoridades, permitirá promover encuentros periódicos entre los funcionarios penitenciarios y representantes de estas instituciones con el fin de evaluar conjuntamente las dificultades y las medidas para superarlas.


Algunas recomendaciones fundamentales sobre política carcelaria.

* Todos los planteamientos realizados por el Grupo Tripartito llevan a algunas conclusiones importantes sobre política carcelaria.

* Se entiende -por todos los integrantes del Grupo- que la política carcelaria debe estar fuera de la órbita del Ministerio del Interior.

La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes tiene a consideración el proyecto que crea el Instituto Nacional de Rehabilitación presentado por el diputado Díaz Maynard y un anteproyecto elaborado por el Ministerio del Interior.

El Señor Ministro Stirling ha señalado, al respecto, las dificultades económicas que actualmente existen para la instrumentación de ese proyecto. En lo inmediato será necesario ir preparando al personal con el cual deberá contarse para la transformación imprescindible de los Establecimientos Penitenciarios. Sin ese paso previo, podría irse sólo a un cambio de Ministerio, o de rótulo, sin cumplir con los objetivos.

* De los análisis del Grupo Tripartito surge, además, la necesidad de que se apruebe el proyecto de Procurador Parlamentario para el Sistema Carcelario que la Cámara de Representantes pasó a consideración del Senado.

* Se considera necesario, además, contar con un proyecto de penas alternativas, las que contribuirían a facilitar la rehabilitación de delincuentes primarios. Hay jueces que aplican, ya, algunas penas alternativas, pero se entiende mejor contar con lineamientos jurídicos concretos.

* Otra línea general de política carcelaria sobre la que hubo acuerdo en el Grupo se refiere a la necesidad de que se vayan construyendo lugares de reclusión para pocas personas lo que permitirá al encargado o referente de cada módulo un conocimiento directo y el seguimiento a través de un trato más personal de cada recluso a su cargo.

* La instalación de módulos que se proyecta es una buena oportunidad para iniciar este aspecto de la política carcelaria. En tal sentido se podrán organizar grupos modulares con capacidad poblacional para no más de 120 reclusos, cada uno con su dirección y equipo técnico.

* Debe jerarquizarse el trabajo de los funcionarios penitenciarios apuntando a crear un Cuerpo que trabaje en estrecha coordinación y elaboración de planes con los equipos interdisciplinarios del Sistema. También deberá crearse una Unidad de Apoyo Emocional que atienda el impacto y consecuencias que éste tipo de trabajos provocan.

* En síntesis, el Grupo estima necesario priorizar tres niveles de acción:

1) La puesta en marcha en forma inmediata de soluciones en los temas de salud, hábitat y hacinamiento.

2) La preparación de programas y acciones tendientes a una mejor distribución de la población carcelaria. Asimismo se considera insoslayable la organización progresiva del trabajo (con alcance a toda la población carcelaria), así como la atención inmediata de los mecanismos de comunicación y visitas familiares.

3) La instauración definitiva de un sistema de tratamiento penitenciario elaborado sobre bases científicas y de acuerdo a las recomendaciones internacionales.


El Grupo de Trabajo, al presentar este informe, deja expresa constancia de que sintetiza objetivos importantes ya desarrollados (varios de ellos) en trabajos anteriores, como el Informe Tommassino, elaborado en 1996.

Para que esos objetivos que deben alcanzarse en los Establecimientos Carcelarios del país y que no son más que los determinados en la Constitución de la República y las leyes nacionales, no queden una vez más en simples enunciados, el Grupo de Trabajo hará seguimiento estricto de la realidad de las cárceles.

Un informe más no tendría sentido si terminase en una nueva frustración. El compromiso con los Derechos Humanos es, también, con los internos y sus familiares.

Periódicamente, el Grupo de Trabajo hará valoraciones de los avances alcanzados y de las dificultades a superar. Existe voluntad, decisión y empeño en que los objetivos acordados se logren. Para alcanzarlos, el Grupo de Trabajo, una vez realizado el informe público, analizará el camino más eficaz para la creación de Comisiones de Internos (periódicamente rotativas y electas mediante voto secreto, etc.), así como Comisiones de Familiares, para facilitar la información y relacionamiento con los internos.

Cuando se plantea -como en el informe del Grupo de Trabajo- la defensa de los derechos humanos de los internos, en algunos medios se suele replicar que hay quienes se preocupan por los derechos humanos de quienes han transgredido la ley y no los derechos humanos de las víctimas. Debe quedar claro que si el país y sus autoridades no se preocupan de los derechos de los internos y las cárceles no son establecimientos de corrección sino de corrupción, de ellas no saldrán en libertad personas en condiciones de reintegrarse al medio familiar y social, como muchos de ellos han reclamado. Mantener las cárceles como en las últimas décadas, resulta, en los hechos, un atentado contra la seguridad pública, y un estado de violación de derechos humanos que desprestigia al país y desvirtúa la democracia.


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