La "Guerra entre mundos" sería una manera de expresar la heterogeneidad que existe entre lo que se llama movimiento de okupación y la sociedad formalmente democrática capitaneada por el Sistema de Partidos. Esta heterogeneidad que el Poder intenta silenciar o reducir a mero bla, bla, bla televisivo de "Crónicas marcianas" es lo que está en el centro de esa complejidad que se abre con el acto de okupar espacios. Hay que decirlo una vez más : las okupas son experimentaciones primordialmente políticas. Son el intento de construir una sociabilidad comunitaria como forma de vida que utiliza el espacio como palanca. Forma de vida antagónica en muchos aspectos a la vida del ciudadano normalizado que somos todo@s. El intento de despolitización está en marcha. Desde esta perspectiva se puede entender el esfuerzo que están realizando toda clase de funcionarios del poder: sociólogos, periodistas , políticos,...para presentar a las okupas como resultado de un déficit en lo social (falta de viviendas y locales para jóvenes) o como un déficit de derechos democráticos (enfrentamiento entre el derecho a la vivienda y el derecho a la propiedad privada). Al mismo tiempo se habla de okupas violentos y pacíficos, de dialogantes y los que rompen el diálogo , los que son verdaderos okupas y los grupos que utilizan el movimiento para fines propios. Como única definición política se dice que son el residuo del movimiento alternativo de la Europa de los 70 que ha venido con retraso en el Estado Español. Pues bien, el movimiento de okupación es una critica radical de la vida cotidiana. Se sitúa entre el mero gesto hoy ya insuficiente y la quimera de un movimiento emancipatorio con pretensiones de cambiar el mundo. Los mundos que generan los espacios liberados están dentro de este Mundo que es la Metrópoli de Non-Future. La guerra entre mundos se sitúa en el plano simbólico del Lenguaje al mismo tiempo que se materializa en formas de cooperación social no mercantiles, formas de sociabilidad antijerárquicas, antipatriarcales, antimachistas y antifamiliaristas. Este plano simbólico se expresa cuando decimos: "¡Qué nos dejen en paz!", "queremos liberar espacios de vida" ,"el trabajo asalariado es esclavitud", y se reconduce al lenguaje del Poder cuando se nos dice: "hay que crear viviendas y locales para jóvenes", "hay que despenalizar la okupación", "hay que priorizar el derecho a la vivienda frente al de la propiedad". Cuestiones que si bien atraviesan al movimiento de okupación, no agotan sus contenidos y producen el efecto de "sindicalizarlo" y reducirlo a mero fenómeno de tribu urbana. "Sindicalizar", "banalizar", "utopía trasnochada", "juego", ... son mecanismos por los cuales el lenguaje del Poder intenta desactivar y reducir la carga política que tiene el experimentar con la okupación del espacio. La guerra continúa. El desalojo del
CSO oficina 2004 el 21 de Marzo es la línea que el poder
ha situado como demarcación entre mundos. La flecha se había
clavado a una altura intolerable y reaccionaron con inteligencia activando
el dispositivo de la despenalización al dejarnos en libertad y sin
cargos sabiendo que como contrapartida iban a recuperar el centro de la
ciudad sin costes políticos, al contrario de cómo sucedió
el 28 de Octubre en el cine princesa. Pero el desafió sigue en pie.
El proyecto político del poder no pasará inadvertido para
la oficina 2004: contra la mascarada hipócrita de una Barcelona
multicultural y tolerante hay que oponer la precarización laboral,
la ley de extranjería, las pateras, los desalojos,.. No hay vuelta
atrás. Avinyó,15 fue el ensayo. Hay que volver a poner la
punta afilada a la flecha y lanzarla con todas las fuerzas al corazón
de la ciudad . El juego debe jugarse hasta el final y romper las reglas
hasta que el poder rompa de nuevo la flecha. Pero no nos importa. Sabemos
que hoy vivir es "okupar el vacío desde el vacío".
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