Como se adivinaba ya en la exposición de los italianos, la lectura de los procesos que se han vivido en los últimos 20 años, y que hemos recogido bajo la expresión de "fin de la centralidad obrera", admite una pluralidad de hipótesis que en ningún caso puede ser ya reconducida a la centralidad de un único eje de interpretación de lo real. Y no sólo son lecturas diversas sino en muchos momentos, como se vio, fuertemente encontradas en lo que se refiere a las prácticas y a las luchas que se derivan de ellas. Por eso nos parece útil tratar de situar un poco las cosas e hilvanar, lo más esquemáticamente posible, algunos conceptos. Dispondremos así de un mapa, aunque debemos tener presente que los mapas sólo pueden guiarnos si somos capaces de encontrar atajos, inventar rodeos o imaginar la prolongación de aquellos caminos que no sabemos dónde nos llevan. Lo que se pone en juego a la hora de leer e interpretar esta serie de procesos a los que hemos llamado "fin de la centralidad obrera" es si lo que en ellos se dibuja son o no los síntomas de una ruptura y cuál es su alcance. Dicho de otro modo: ¿la serie de procesos que acabamos de describir
Por parte del capital, la lectura de estos procesos parece ser clara: lo que sale de sus múltiples bocas no es otra cosa que la expresión de un triunfo que pretende no dejar nada fuera, el triunfo de una realidad desvergonzadamente única; el triste reinado de un mundo, finalmente solo, del que resulta impensable apearse, si no es para adentrarse en las sombras del no-mundo, que siempre le acompaña, de la exclusión. Para no entrar en detalles de lo que sobradamente sabemos, de lo que con la insistencia de un taladro escuchamos cada día, una frase (emitida por la boca más elocuente del capital, la publicidad) lo dice todo: ¿qué mueve el mundo, el dinero o las ideas? Por primera vez el dinero y las ideas van juntos...Banco XX Por parte del "pensamiento crítico", las hipótesis son muchas; y las posibilidades de perderse muchas más. Para situar provisionalmente las cosas, podemos localizar los caminos que se nos ofrecen en el abanico que se abre en el cruce de tres cuestiones:
A) El primer camino es el que se abre cuando la crisis que ha sufrido el trabajo respecto a su configuración típicamente fordista es valorado como una modificación coyuntural, o a mucho estirar, como una evolución o maduración, que para nada cuestiona sus parámetros esenciales. Para las tendencia que parten de ahí, propias de la izquierda más fosilizada y cada vez menos poblada, el fin del Estado del Bienestar, de los treinta años gloriosos de acumulación capitalista, no debe ser confundido con la emergencia de un régimen nuevo de producción. ¿Que las cosas han cambiado? Sí, la crisis ha resultado en un refuerzo de la supremacía del capital, y frente a ella sólo cabe empujar en una dirección: la RECOMPOSICIÓN de la clase obrera. Desde ahí debe quedar resuelto todo cuestionamiento del sujeto político y todas las dudas que plantee la transformación de lo real. B) Un segundo camino es el que emprenden las lecturas que, sin renunciar a la teoría del valor trabajo y a su centralidad, se esfuerzan por leer en los cambios ocurridos la emergencia de nuevas formas de producción: el postfordismo. Hay ruptura sí, pero la ruptura de un desplazamiento que permite extrapolar, reconfigurándolas, las categorís de la sociedad-fábrica. Trabajo - explotación - sujeto político - comunismo: éste sigue siendo el eje conceptual que debe permitirnos leer lo real a la luz de su transformación futura, pero cada uno de sus términos ha cambiado de naturaleza. En lo que estas lecturas llaman "subsunción real", el trabajo se ha hecho eminentemente inmaterial y cooperativo (General Intellect) y la explotación se ha extendido, más allá de las paredes de la fábrica, a toda la sociedad y a todo el tiempo de vida. Frente a ello no hay, evidentemente, recomposición de la clase obrera que valga: lo que se impone ahora es la CONSTITUCIÓN de un sujeto político colectivo, a partir de la potencia creativa y cooperativa que se sitúa independientemente de la organización capitalista del trabajo y que expresa el poder constituyente de la multitud. A partir de esta nueva matriz del trabajo (este intelecto general produciendo en cooperación, esa vida involucrada por entero en la reproducción social que hace estallar la ley del valor y pone de manifiesto que el trabajo asalariado es ahora una imposición irracional del mando capitalista) el objetivo, entre otros, de un Salario Social se hace, obviamente, central: y no como una reivindicación sino como una consecuencia lógica. El salario social es el salario que corresponde a la cooperación social. C) En este mapa casi esquelético que estamos dibujando nos queda aún un tercer camino por recorrer: ¿qué pasa cuando de los procesos que estamos describiendo se concluye que la identidad-trabajo ha sido socavada y que por lo tanto el trabajo como valor político ha dejado de ser central? ¿Qué pasa cuando la precariedad se hace condición generalizada y, por lo tanto, el trabajo es el solo medio de conseguir dinero (la precarización se acompaña de una monetarización también generalizada)? La repercusión sobre las dos cuestiones que inseparablemente acompañan a la crisis del trabajo es inmediata. 1) el sujeto, estallado, entra en una crisis para la que se hacen impensables recomposiciones o constituciones; 2) la realidad misma nos asalta: su problematicidad pasa a un primer término. Lo real, como aquello que se nos resiste y debe ser transformado, se hace problema. Llegados ahí, el camino a seguir no es de dirección única. La problematicidad de lo real ofrece, principalmente, dos vís, de consecuencias extremadamente opuestas:
Hasta aquí el abanico de lecturas e hipótesis que se abren
a partir de lo que hemos llamado "procesos de
descentralización de la clase obrera". No se trata de ahogar
la discusión de estas jornadas en una conversación
estéril acerca de qué teorías son las más
acertadas o de quién tiene más razón. Esto
sería convertir en problema intelectual propio de la tranquilidad
de un campus lo que tiene que ser las herramientas que nos permitan
hacer brillar la teoría y sus efectos en toda su desnudez. Y esto
es lo que os proponemos hacer en el choque con las preguntas que hemos
planteado y que a continuación presentaremos.
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