RELATO DEL PASEO DEL VIERNES 6 DE FEBRERO
DE 1998
EL LUNES AL SOL
Desde luego, ¡qué bueno es volver
a encontrar estas decenas de caras sonrientes, un viernes más! Armados
de muchas ganas de pasárnoslo en grande, hoy vamos a hacer, contar,
construir y escribir, un pedazo de historia. Estamos decididos, por otra
parte, a dar sentido a lo que hagamos.
Es mediodía y nos invitamos a comer donde
la élite, en la Casa de los Estudios Superiores en Ciencias Sociales,
en medio del barrio rico.
En la cocina, la acogida de los trabajadores es
muy cariñosa: "¡No os olvidéis de coger el postre!..
¡Prueba el lomo, está muy bueno!.."
Repartimos el texto "Llamada de los parados",
es nuestro cupón de comida en gran formato. Nos sentamos, distribuyéndonos
en las mesas de los intelectuales, que leen u ojean el texto. Algunos se
sienten agredidos, como es lógico, por la llegada masiva de desconocidos.
Otros, nos dedican su atención, simpáticos, como es el caso
de dos directoras de investigación que nos han reconocido en seguida:
"Vosotros, se ve que no sois de aquí, sonreís demasiado."
¡Así es! Sigue una discusión animada e informal sobre
el trabajo que se está convirtiendo en un mito para 3 millones de
personas; sobre la utopía de un mundo sin dinero y sin trabajo;
sobre el sueño, entre realidad y utopía ; sobre el tiempo
colosal de que disponemos por el no-trabajo, para dar materialidad al sueño,
a saber: a la utopía. Los ojos de las dos señoras brillan
mientras se entusiasman con la llamada a actividades que las hacen soñar.
"¿Sabéis que somos nosotras quienes
pagamos el déficit del comedor y quienes, pues, os invitamos? Y
dicho sea de paso, con mucho gusto. Preferimos regalaros la comida a vosotros
que engordar al encargado de aquí, ya que el último se fue
con la caja. Nos ha permitido poner cara a estos parados y precarios que
los medias nos han presentado como unos atrasados con necesidad de afecto.
Hemos entendido que no era en absoluto así." Con gran sorpresa por
nuestra parte, nos dan las gracias por haber venido.
En la cafetería, un listillo pide 45 cafés
¡para los participantes a un coloquio sobre trabajo y reificación!
Disfrutamos a sorbitos el excitante brebaje y
el buen humor se vuelve insolencia cuando una de nosotros propone tomarla
con los embargadores.
¿Quién no ha maldecido alguna vez
en su vida a esos carroñeros? Serán la próxima atracción
del día: la intervención está decidida para las 15
horas, bajo un edificio donde está prevista la llegada de uno de
estos Caballeros del acoso legal. En el camino, nos paramos en un mercado
a punto de cerrar, donde cogemos restos pasados, vísceras echadas
a perder, tomates podridos y varios kilos de harina para no quedarnos cortos.
Estamos esperando al paladín éste
con su cartera de businessman; llega puntual y bien afeitado, con su cara
inconfundible. Se da por comenzada la sesión de "tiro al
embargador":
¡alimentos podridos vuelan de todas partes! Una sardina le toca y
le queda pegada al hombro, insólito galón, algunos plátanos
se van aplastando como enormes escupitajos. Las gafas torcidas, protegiendo
su maletín, el espadachín busca un hueco en el circulo de
asaltantes. En vano, el personaje emprende la huida (también él
nos espera siempre en la esquina, y nunca falla), acertamos en cada tiro,
sin que se le dé ningún golpe, así como acertamos
colmándolo de insultos. Algunos curiosos miran la escena riéndose,
mientras aquel roedor humano huye, los ojos llenos de interrogantes. Se
le escapan unos gemidos: "¿Qué he hecho yo? ¿Porqué yo?"
El metro gratis no es una reivindicación,
sino un hecho. Pocos de nosotros solemos pagarlo. La diferencia hoy, reside
en el hecho de cogerlo juntos: los primeros mantienen la puerta abierta
para los demás y ¡mejor si otros también se aprovechan!
Los revisores se vuelven locos.
En la Central de Météo-France, el
portero no se ha fijado en estos desconocidos entrando uno a uno,
a pesar de lo insólito de su presencia. Ha empezado a inquietarse
por ello cuando ya era un poco tarde. De todas maneras, era mejor para
él permanecer en su puesto, ya que el número iba a nuestro
favor. La ley y la costumbre no son platos de nuestro gusto, pero sí
la risa, el sueño y la intervención en la vida pública.
Topamos en nuestra progresión con un familiar de la casa y le preguntamos
dónde podemos encontrar una fotocopiadora y un fax. Duda un instante
y pregunta cómo hemos entrado. Es una cuestión que empieza
a ser un ritual: "¡Por la puerta, obviamente!", contestamos. Le dejamos
seguir su camino. Algunas oficinas están abiertas, los empleados
sonríen. Las octavillas que repartimos les provocan la risa y nos
ayudan en nuestra tarea. Un director o encargado cualquiera, prohibe a
los empleados mandar los textos por fax pero la desobediencia civil siempre
ha sido una arma eficaz: las oficinas meteorológicas de la región
de París reciben nuestra "Llamada a los elementos naturales". En
otra oficina, no se atreven a desobedecer las ordenes pero nos dejan igualmente
utilizar el material que tienen, previa explicación de como funciona.
Y la AFP recibe nuestro parte meteorológico.
Otra vez, también aquí hemos roto
con la rutina, hemos soplado una corriente de aire inesperado en este lugar
donde no paran de hacer previsiones sobre él, intentando detectar
las variaciones atmosféricas. La AFP no ha hecho circular nuestra
llamada. ¡Una pena!, seguro que hubiera calentado la atmósfera
y descontaminado el aire de París.
La tarde avanza, ¡ nos crecen los colmillos!
Es la hora del carajillo de los jugadores. Vamos de compras al Super de
por aquí. Ya no existe paranoia hacia los vigilantes de las tiendas,
basta con ser muchos y decididos. Nos comemos las vituallas antes de empezar
la charla. Lo que queda, se comparte en la calle con aquellos que están
dispuestos a picar algo con nosotros, alrededor de una parada improvisada.
Este viernes 6 de febrero, el "Paseo del lunes
bajo el sol" ha estado repleto de encuentros, miradas sorprendidas, sonrisas cómplices y risas compartidas.
La ciudad no es un cuartel donde los burócratas
teclean sobre sus ordenadores, la pasma controla las transgresiones de
las leyes y los jueces "cortan por lo sano" repartiendo a voleo años
de cárcel mientras los currantes se pudren currando.
¡Es que vivimos aquí! No dejemos
la ciudad y la vida en manos de los impostores y los buitres.
¡PARÍS ES UN INMENSO CAMPO DE JUEGO!
Invitamos a todos y cada uno a reunirse con nosotros
en la Asamblea que tiene lugar cada día (menos sábados y
domingos) a las 18 horas, en un anfiteatro de la Universidad de Jussieu.
Citas informales y actividades en el local situado:
185, rue de Charonne, 75011 PARÍS
"Le lundi au soleil"
(Mandado por fax a todas las oficinas regionales
por el personal de Météo-France, cuando la ocupación
de su sede central)
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