Aprovechando las manifestaciones de parados, varias
decenas de personas llegaron poco a poco a encontrarse en un anfiteatro
de Jussieu. Al filo de las asambleas generales, el lugar se convirtió
en el punto de reunión de toda una población en ruptura con
las organizaciones representativas, personas para quienes el movimiento
no pertenece a nadie, sino al conjunto de la población. Mas allá
de las reivindicaciones de los más desfavorecidos, estos encuentros
responden a una necesidad real de expresarse. Aquí todo el mundo
puede tomar la palabra, intercambiar, con otros, su visión del mundo,
sus problemas de cada día, sus esperanzas respecto a este movimiento
generalizado de harto descontento.
¿Vamos a dejar que las instituciones nos reduzcan a un número de Assédic o de la Seguridad Social? ¡La respuesta es nuestra! |