TODOS JUNTOS, SACRIFIQUEMOS NUESTRAS VIDAS AL DIOS ECONOMÍA

¡Las treinta y cinco horas! ¿Quién no ha soñado con ellas?. ¿Por qué hacer en treinta y nueve horas el trabajo alienante, debilitante e inútil que la patronal pueda imponernos, cuando tenemos la oportunidad de poder hacerlo en treinta y cinco? ¿Por qué alzarse contra la extraordinaria buena voluntad manifestada por el gobierno Jospin de crear millones de puestos de trabajo, nunca suficientemente bien ponderada hasta que no se conoce la increíble diversidad de categorías socioprofesionales afectadas por la muy cercana y segura oleada de CDDs, CES, formaciones pagadas de la promesa de ser mejor explotados más tarde: vigilantes del Monoprix, matones, guardia jurados con perro, policía municipal con Magnum 357 con solo tres semanas de formación, componedores de inserción en las ASSEDIC, empleados en el mantenimiento de cámaras de vídeo en todos los ángulos de las grandes superficies, controladores de la RATP-CAF, tatuadores de números de la Seguridad Social... Todos estos maravillosos trabajos, esta fantástica profusión por venir de consumidores felices, ¿quién osaría impedir todo esto?
¿Y las cuatro horas prometidas? ¿Quién habla de ello? Ciertamente no todos esos precarios que reclaman comida en las tiendas porque dicen tener hambre. No, estos saben que las cuatro horas es en comisaría, para un control de identidad, donde las pasarán. ¿Pero es posible que alguien pueda pasar hambre en un país como el nuestro?. Mientras que nosotros, los ciudadanos, de izquierdas para más señas, que hemos tomado plena conciencia, con acertado discernimiento, de la justa política social propuesta por los socialistas -finalmente atentos a los problemas mayores que provocan esta tan penosa fractura- estamos felices de disponer de estas cuatro horas. La repartición del tiempo de trabajo nos permitirá, por fin, madrugar más, a causa de las huelgas de mendigos que, de vez en cuando, nos impiden llegar con puntualidad, y esto sin que, la mayoría de las veces, lleguemos ni tan siquiera a sospechar el porqué del retraso. Esta repartición, nos permitirá también consagrar más tiempo a nuestras actividades sindicales (porque tenemos la no menospreciable suerte de trabajar en un país donde los sindicatos, que saben tan bien -como Nicole Notat-, ponerse de acuerdo con gobiernos y patronos cuando toca definir el mejor modo de besar el culo al populacho llorón, están autorizados). Cuatro horas de más para curar de la polución a nuestros hijos, denunciar los estafadores de toda suerte, hacerse tratar como perros sarnosos en las administraciones, mostrar nuestros papeles al mayor número posible de controladores urbanos, observar con más detenimiento la miseria cotidiana, ver los partidos de la Copa del Mundo de fútbol que, después de todo, nosotros hemos pagado...
Todo ello, las treinta y cinco horas nos lo permiten. Es tiempo, ahora que el movimiento de  parados ha obtenido lo que estos deseaban (2F de más -50ptas- para aquellos que perciben el RMI, 266F -6650ptas- para el puñado de izquierdistas quejumbrosos y unos cuantos empleos-jóvenes cutres), de que nosotros exijamos seriamente este fantástico avance social.
Podemos hacer confianza a este gobierno que, con la enorme aunque justa regularización de sin papeles que, con esfuerzo, ha hecho, ya ha demostrado saber, de una parte, calibrar los problemas críticos de la sociedad y resolverlos conformemente a sus promesas y, de otra parte, atacar de frente la dominación mundial del dinero, preservando en primer lugar los intereses profundos de la población y no aquellos referibles a su propia subsistencia -subsistencia del gobierno, se entiende-.
Digan lo que digan ciertos agitadores profesionales, el dinero debe continuar siendo el Rey de esta sociedad, los principios democráticos y igualitarios de la cual no deberían ser desconocidos, a estas alturas, por nadie, siendo las instituciones políticas del planeta y de nuestro país las únicas a poder reducir la exclusión social, haciendo que de aquí a 10 o 15 años como máximo, podamos hablar de 6000 millones de habitantes felices, simplemente, de existir.

Este gobierno es el nuestro.
Las treinta y cinco horas, nuestra tabla de salvación
Viva la economía liberal. Viva Jospin. Viva la izquierda

Nos vemos,...Miércoles, 28 de Enero, 14h.. Plaza de la Reunión. (Metro: Buzenval o Alexandre Dumas)