¡ESTAMOS HASTA LOS OVARIOS DE LA MISERIA!

1945: "A igual trabajo, igual sueldo" entra en la legislación francesa.
1983: Ley sobre la igualdad profesional entre hombres y mujeres.
1983: Francia ratifica el convenio sobre la eliminación de todas las formas de discriminación de las mujeres.
1989: La Ley de Orientación de la Educación recuerda la misión de mixteidad e igualdad de la enseñanza. "Los establecimientos escolares contribuyen a favorecer la igualdad entre hombres y mujeres."

Patatín y patatán...

- Hoy las mujeres cobran a veces hasta un 40% menos que los hombres.
- Son casi el doble que los hombres a no tener empleo, siendo las jóvenes las más afectadas.
- 60% de los parados que no cobran nada son mujeres (sin hablar de todas las que no están inscritas a la ANPE).
- La mitad de las mujeres que viven solas cobrando el RMI tienen niños a su cargo.
- Los empleos a tiempo parcial y sueldos parciales, los ocupan mujeres en un 85%.
- Los empleos que más mujeres ocupan están infraremunerados y concentran la mayor tasa de paro (ayudantes de parvulario, secretarias, mujeres de la limpieza...).
- La discriminación es todavía más fuerte en contra de las mujeres inmigrantes.

HOY, NUESTRO LÍMITE DE TOLERANCIA ESTÁ MÁS QUE SUPERADO.

Nos pusieron mujeres Ministras para gestionar nuestra miseria y cubrirla con dulces palabras. Pero lo que exigimos no es compartir la miseria con los hombres. Ya sabemos lo que es ser despedida, siempre somos las primeras; lo que es tener que aceptarlo todo para tener un curro, conocemos el hostigamiento; lo que es escuchar la expresa sugestión de quedarse entre cuatros paredes para encargarse de la nueva generación; lo que es estar explotadas en casa tanto como en el trabajo; lo que es estar aislada; lo que es la precaridad de la vida.

Sabemos que en realidad, nunca tuvimos ningún derecho. Los derechos son una ilusión. Los derechos no existen. No podemos tocarlos, no podemos probarlos. Poseemos únicamente lo que defendemos, lo que tomamos. Lo que queremos, es acabar con la precariedad de la vida.

Interlocutoras preferidas por los comerciantes, dianas de la publicidad, sin dinero contante y sonante pero no sin recursos, hoy retomamos una parte de lo que se nos debe.

¡Y... NO NOS VAMOS A PARAR AQUÍ!

(repartido durante unas "auto-rebajas" llevadas a cabo por unas colegas)