Declaración de personas de Jussieu
que fueron a Agen a encontrarse con la Confederación Campesina,
durante el juicio de los 3 detenidos del maíz transgénico
Hoy somos unos treinta que hemos venido de la Asamblea
General que se reúne a diario en Jussieu, en París, desde
hace tres semanas. La falta de adecuación del retransmisor mediático
con la forma y el contenido de nuestro movimiento de contestación,
nos determinó a desplazarnos físicamente para decir la solidaridad
que une nuestra lucha con la resistencia a la introducción del maíz
transgénico en Francia. Dentro de nuestra asamblea, se encuentra
gente llegada de todas partes con el propósito de abrir un debate
generalizado sobre todos los aspectos de la organización de una
sociedad cuyo fracaso es patente, tanto por lo que hace a su producción
echada a perder, como por lo que hace a la opresión que impone ahora
a todos y cada uno. Respecto a este punto, nos parece comprobado que se
ha llegado a un punto de ruptura.
Pero no nos conformamos con hablar de la miseria
de nuestras condiciones de existencia, actuamos concreta y colectivamente
con el fin de reapropiarnos de nuestra vida, con ocupaciones festivas y
alegres, con todo tipo de campañas de agitación lúdicas
(interrupciones de manifestaciones mundanas, paseos de agitación
en las calles de París, transformación provisional de la
ciudad en un inmenso terreno de juego, intervenciones sorpresas en empresas
varias, reparto de octavillas.)
Nada más enterarnos del acto ejemplar en
Nérac, entendimos la convergencia de nuestras respectivas luchas
y pensamos que teníamos que venir. Si estamos aquí, es para
decir que la lucha contra el maíz transgénico, es realista
sólo si se sitúa en una lucha más amplia contra la
sociedad mercantil y las relaciones inhumanas que impone.
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