Una política nocturna es una política que no puede ser pensada ya como una correlación de fuerzas (entre sujetos) sino como una guerra entre mundos en la que el cuerpo está involucrado. Lo social, liberado de la forma sujeto, se hace espacio, o más concretamente, espacio del  anonimato: no hay entonces constitución de un sujeto ni, mucho menos, reconstitución de la clase obrera. De lo que se está hablando entonces es de la UNILATERALIZACIÓN de la ambivalencia que nos atraviesa. Unilateralizar: es lo que hacen todas aquellas prácticas que abren un a/parte, que haciendo del espacio su palanca, abren mundos capaces de declarar la guerra a la triste pero triunfante soledad del mundo en que estamos.

Una política nocturna debe hacerse:

  • CONTRA la cómoda y pasiva contemplación de la miseria cotidiana que impregna y ahoga.
  • DESDE un nosotros renqueante hecho sobre la marcha, y nutriéndose de la mala leche y la improvisación.
  • PARA poner zancadillas y cortocircuitar la gran maquinaria.
  • POR los estrechos e interminables senderos del gran laberinto, inventando palabras y acciones.
  • SEGUN nuestra capacidad de experimentar, pensar, vivir, resistir, gozar... sabiendo que hoy somos pocos y mañana puede que menos.
Algunos de sus principios son:
  1. El sentido común de dos males escoge el menos malo. Nosotros nos negamos a escoger.
  2. Cuando la vida se convierte en medio de vida, la vida muere.
  3. Buscar las raíces es una manera subterránea de andarse por las ramas.
  4. Los que se sacrifican por los demás acaban sacrificándolos.
  5. Hay que descargarse del pensamiento de que hacer tenga que servir para algo.
  6. Porque sabemos que poseer es perder, abrimos espacios de vida que no pueden ser cerrados.
  7. Porque no existe otro lenguaje, somos un balbuceo en el lenguaje del poder.
  8. El mejor suicidio es el suicidio sin muerte: permite seguir escupiendo.