Abismo

Dueña objetiva de sí misma, la sociedad de control neutraliza toda alternativa. Nada que hacer. Para quienes, aun así, sentimos la resistencia, la posibilidad de otro mundo se ahoga, se sofoca bajo la máscara de la ciudadanía, de la tolerancia, como una fuerza pavorosa, anonadante, inconcebible, como una revolución sin objeto ni estrategias, sin rostro, sin forma, sin sentido. Como una provocación: querer vivir. Pues, ¿qué haríamos, qué razón tendríamos situándonos fuera, qué objetivos? ¿Agarrar el destino, como Telma y Louise? ¿Estallar, como un tumulto en Los Angeles? ¿Quemar las naves? ¿A dónde iríamos, nosostros, los que dejamos atrás El Dorado? El miedo nos paraliza. Tras la máscara, el abismo.

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