Arte
Desarraigado de la mercancía el arte no pone en obra la verdad: se consume.
Ni siquiera da lugar al espacio de su representación: se compran discos,
libros, vídeos... se consumen. Todavía es posible, sí, la experiencia
de la belleza: aún salimos del cine deslumbrados porque hemos visto,
aún nos turba, inaudita, la tensión de una armonía. Pero el encuentro
se cierra al fin sin una cita...
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