Estética

Como el sentido de la creación, la vocación del creador es siempre política: hacer mundo. Sólo que el mundo ya no se deja hacer. Agotadas las posibilidades, derrotadas las alternativas, dueño objetivo de sí mismo, el mundo neutraliza aquella vocación política en el ámbito de lo que, por definición, carece de "interés": la belleza. ¡Estética! Queríamos hacer mundo... y acabamos inovando el tropo.

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